oficial de la muerte de Kemal es que sufrió un ataque cardíaco mientras dormía en su habitación, pero Thomas y Edith averiguan y confirman lo que realmente pasó aquella noche; entonces, ambos se encargan de difundir el hecho. Edith escribe una carta al embajador turco dándole los detalles y Thomas hace lo propio con un mayordomo amigo de una casa importante londinense. Las habladurías en Londres empiezan.
Frente a ello, madre e hija conversan:
CORA.— Si alguien oyó acerca de Kemal Pamuk, si se enteran y no estás casada para ese entonces, te cerrarán todas las puertas en Londres.
MARY.— Mamá, el mundo está cambiando.
CORA.— No tanto y no tan rápido para ti.
MARY.— Soy una causa perdida, mamá. Deja que maneje mis asuntos.
Este dialogo evidencia la relación entre la virginidad y el valor otorgado a las mujeres a inicios del siglo XX en la aristocrática sociedad inglesa. Cuando Cora le dice: “No para ti”, está hablando del lugar de Mary en la sociedad, está dando luces acerca de los mandatos femeninos y de clase. Mary debe cumplir con ciertas exigencias al ser la primogénita del lord del mayorazgo.
El incidente Pamuk marca las decisiones y las vidas de varios miembros de la familia, que se ven envueltos en los rumores y las consecuencias que acarrean. Los tres principales involucrados son Bates, el ayuda de cámara de Lord Grantham, la propia Mary y su padre, Lord Grantham.
Bates está separado de su primera esposa, una mujer ambiciosa que lo abandonó hace tiempo atrás, pero al enterarse de que Bates ha heredado un buen dinero de su madre recientemente fallecida, y de que, además, está enamorado de Anna y puede empezar una nueva vida con ella en Downton Abbey, la mujer vuelve y amenaza con vender a los diarios la historia de Mary. Bates, entonces, se sacrifica y vuelve con la esposa, ganando tiempo para convencerla de no vender la historia y que le dé el divorcio a cambio de entregarle su recién obtenida herencia.
Por su parte, Mary se compromete con Sir Richard Carslyle, dueño de los más importantes diarios sensacionalistas de la Inglaterra de 1919. Mary ha aceptado casarse con él, en vista de que es “mercancía dañada” —como señala su madre—, y Richard ha comprado con carácter de exclusividad la historia que la señora Bates estaba vendiendo. Mary no lo ama, sabe que ambos tienen diferencias irreconciliables, sin embargo, está dispuesta al matrimonio para cumplir con su deber de evitar el escándalo y las habladurías. Sintetiza lo diferente que son sus mundos y su relación con la siguiente frase: “Los tuyos los compran, los míos los heredan”. Esta frase es dicha en un momento en que Sir Richard Carslyle habla con bastante pretensión de los recientes bienes adquiridos para el futuro matrimonio. La frase remarca la pertenencia, la tradición y la clase social, pero también evidencia la movilidad social de algunos sectores que inciden directamente en la profunda transformación de la sociedad inglesa en las primeras décadas del siglo XX.
Finalmente, Lord Grantham, a quien Richard le parece incomprensible por sus modos, sus tratos y falta de caballerosidad para con la familia —incluida la joven prometida—, ve con tristeza cómo la mayor de sus hijas parece condenada a una futura vida sin amor. Lord Grantham no sabe lo ocurrido con Kemal Pamuk, pero intuye que algo grave debe haber pasado para que Mary mantenga ese compromiso. Pregunta y Cora, su esposa, le cuenta los detalles. Él entonces hablará con Mary:
MARY.— En términos de mi madre, ahora soy una mercancía dañada y Richard está dispuesto a casarse conmigo a pesar de todo, a darme una posición, a darme una vida.
LORD GRANTHAM.— ¿Y vale la pena?… Esto es lo que pienso. Rompe con Carslyle. Quizá lo publique, pero igual habrá escándalo con la historia de Bates. Ve a Estados Unidos con tu abuela hasta que se calme todo. Quizá el Nuevo Mundo sea más de tu gusto.
MARY.— Guardará mi secreto si me caso con él.
LORD GRANTHAM.— Antes habría pensado que era la decisión correcta, pero pasé por una guerra y un juicio por asesinato, por no mencionar la elección de marido de tu hermana… ¡No quiero que mi hija se case con un hombre que amenaza con arruinarla! Quiero un hombre bueno para ti, quiero un hombre valiente. Encuentra un cowboy en el medio oeste y tráelo para que nos sacuda.
Siguiendo el consejo paterno, Mary rompe con Carslyle, quien amenaza con exponerla en todo Londres. Aun así, Mary da por terminada su relación y espera las consecuencias de esa decisión. Frente a ello, Matthew le comenta a Mary: “No vale la pena pagar un mes de escándalo con toda una vida de miseria… Nunca podría despreciarte”. Y Sir Richard Carslyle: “Tú no serás feliz para cuando yo haya terminado, te lo prometo”.
Una vez cerrada la situación con Richard, Matthew —cuya prometida ha muerto víctima de la fiebre española— le dice a Mary: “Tú has vivido tu vida y yo la mía. Y ahora es tiempo de vivirla juntos”. Así, para felicidad de la gran familia de Downton Abbey —los de arriba y los de abajo—, Mary se casará con su gran amor Matthew y, un tiempo después, tendrán a George. Mary y Matthew sienten haber cumplido con su tarea, le han dado a Downton Abbey un heredero. La vida, sin embargo, le tendrá mayores retos por vivir a Mary cuando Matthew muera en un accidente de auto y ella deba encargarse del mayorazgo como legítima heredera. Matthew la ha nombrado así en su testamento.
Mary es, probablemente, la que menos capacidad de agencia tiene en el relato, quizá por ser quien encarna la sucesión de la tradición. Aun así, observamos en ella algunos momentos de empoderamiento e independencia sobre su deseo y sexualidad, el manejo de sus afectos y sus opiniones personales.
Sybil, juventud y cambio
Sybil es la menor de las hijas de Lord Grantham y Cora. Es una chica dulce, cariñosa, tierna. Sin embargo, detrás de todos estos afectos hay una joven fuerte, una mujer vivaz, con muchos deseos de cambio y convicciones propias frente a un mundo en transformación. Si bien las hermanas Grantham defienden el voto de las mujeres, Sybil es la única que participa de algunas reuniones y manifestaciones políticas.
Cuando se descubre que una de las doncellas de Downton Abbey, Gwen, ha estado estudiando mecanografía por correspondencia para buscar una vida mejor, y que, además, está pensando en responder a un aviso del periódico, Sybil es la primera en apoyarla. Le dice: “Me parece fantástico que la gente haga su vida, en especial las mujeres. Escríbeles hoy y nómbrame como referencia. Puedo darlas sin especificar jamás cuál fue tu trabajo aquí”.
Esas convicciones se convierten en posibilidad real para la joven durante la Primera Guerra Mundial, cuando Sybil siente que está desperdiciando su vida en los salones de las clases aristocráticas mientras, en el mundo real, los varones jóvenes de todas las clases están muriendo: “Quiero hacer algo real, un trabajo real”. Frente a ese pedido, Isobel, madre de Matthew, quien es una mujer moderna con estudios de enfermería, le dice:
ISOBEL.— ¿Te gustaría ser enfermera auxiliar? Hay una escuela de entrenamiento en York. Podría inscribirte. Sería un despertar muy difícil, ¿estás lista para eso? ¿Alguna vez has hecho tu cama? ¿Has limpiado el piso?
SYBIL.— Continúa, ¿qué más necesitaría?
ISOBEL.— ¿Qué tal cocinar? ¿Por qué no le pides a la señora Patmore uno o dos consejos? Cuando llegues a York será útil saber un poco más que nada.
Ante la propuesta de Isobel, Sybil habla con la señora Patmore y las chicas de la cocina, les pide ayuda y, especialmente, que le guarden el secreto. Sin embargo, Carson, el mayordomo jefe de Downton Abbey, se entera y se lo hace saber a Cora, quien le dice a Carson que se siente muy orgullosa de su hija, por su valentía de cambiar y le pide mantener el secreto.
Tiempo antes de la guerra, Tom Brandson llegó a Downton Abbey para hacerse del puesto de chofer. Tom es un irlandés con ideas políticas propias acerca de la independencia de Irlanda. Católico, trabajador y de buen corazón, se enamora de la joven Sybil. Él sabe que ese amor puede ser imposible, pero cuando Sybil debe partir para estudiar, Tom le confiesa sus sentimientos y Sybil promete pensarlo.
La joven, entonces, parte