Peter J. Briscoe

El discipulado financiero


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trabajase con Compass como director mundial. ¿Qué estaban haciendo Howard y Peter? Lo mismo que han hecho durante más de cuarenta años: ser discípulos financieros.

      El discipulado financiero consiste en que hagamos nuestra parte para situar a Dios en la mejor posición para que gane. Por supuesto que él no necesita nuestra ayuda, pero sí que nos concede un rol claro e importante que desempeñar. Un componente crítico para ser un cristiano completo es comprender y activar nuestro papel como discípulos financieros dentro del plan que Dios tiene para el mundo.

      El dinero afecta prácticamente a todas las áreas de nuestra vida. Sin embargo, la fórmula de Dios para gestionar el dinero y los bienes materiales apenas se menciona en las iglesias, los matrimonios, las empresas o el hogar. ¿Por qué pasa eso? ¿Es que Dios no tiene nada que decir sobre el dinero? Y si dice algo, ¿qué vamos a hacer al respecto?

      La realidad es que Dios tiene mucho que decir sobre el dinero. En la Biblia, este tema se menciona 2350 veces. ¡Eso es más del doble de lo que dice sobre la fe y el amor juntos! Además, casi el 15 % de todo lo que dijo Jesús, y más del 40 % de sus parábolas, hablan del dinero para transmitir el paradigma propio del reino. O sea, ¡que para Dios es un tema importante! Afortunadamente, cuando lo enfocamos bien, él nos ofrece instrucciones claras, grandes metas y expectativas, y beneficios eternos “a escala divina”. Igual que Peter y el resto del equipo de Compass, me he apasionado (quizá incluso obsesionado) con la idea del discipulado financiero como la próxima gran frontera que debemos alcanzar como comunidad cristiana mundial.

      En este libro, Peter eleva el debate sobre el discipulado financiero: qué es, por qué es importante y cómo encaja en el plan del Maestro. Describe la imagen del papel que pueden desempeñar y desempeñan los discípulos financieros en la tierra y en el reino. Analiza la estrategia y los beneficios eternos de llevar la vida de un discípulo financiero. Nos ayuda a interiorizar el contexto histórico de los conceptos bíblicos sobre el dinero, aplicándolos a nuestras vidas de manera práctica. Por último, resalta la importancia que tiene que los discípulos financieros acepten su responsabilidad de crear otros que también lo sean, ayudando sin esperar nada a cambio y contribuyendo a respaldar financieramente y a cumplir la Gran Comisión. ¡Esta es una lectura imprescindible! Recomiendo este libro a cualquiera que busque sabiduría sobre lo que Dios dice acerca del dinero y cómo darle un buen uso para gloria de Dios y por toda la eternidad.

      El discipulado financiero es un estilo de vida y una decisión. No es un viaje con un destino prefijado de por sí. Más bien se trata de una progresión interactiva, circular, de por vida, que es diferente para cada persona. Los objetivos son muy claros: aumentar la consciencia, la fidelidad y la obediencia. El progreso hacia las metas nos lleva a que el objetivo se clarifique: la humildad en Cristo por medio del Espíritu Santo, que produce un fruto duradero que multiplica el reino. Cuando vivimos plenamente por el Espíritu y producimos fruto eterno, somos transformados, convirtiéndonos en discípulos que se hallan en la mejor tesitura posible para optimizar el propósito de Dios para nuestras vidas: glorificarle en todos los ámbitos de nuestra existencia, sobre todo en aquel en el que tantos se han quedado cortos: el financiero.

      Estas metas, objetivos y resultados que a lo largo de todo el libro Peter nos exhorta a perseguir nos llevan a formular algunas preguntas trascendentales. Al final, ¿qué historia contará tu dinero? ¿Estás invirtiendo en la eternidad? ¿Y si pudieras sustituir la economía del mundo por la del reino, y durante ese proceso ayudar a otros a acercarse más a Cristo? Cuando ponemos en práctica el modelo y los conceptos perfilados en este libro, Dios gana y, como resultado de nuestra fidelidad financiera, nos acercamos más a Cristo. ¡Que Dios sea alabado y glorificado!

      Brandon Sieben, director internacional de Compass – Finances God’s Way, Iowa City, Iowa, EE. UU.

      Acerca del autor

      Peter Briscoe es inglés, nacido en 1950, y estudió Química y Gestión Industrial en la Loughborough University of Technology. Se trasladó a los Países Bajos en 1974 y su empresa le solicitó que abriera una sucursal en Holanda para vender productos químicos especializados a las industrias aeroespacial y de alimentos procesados. De 1986 a 2002, Peter fue director ejecutivo en Holanda de CBMC, los Comités de Empresarios Cristianos. CBMC se dedica a hacer discípulos entre empresarios y profesionales.

      En 1990, Peter fundó “Synthesys”, empresa de consultoría especializada en el desarrollo de productos químicos. Cuando el Muro de Berlín cayó en 1990, Peter fundó Europartners, movimiento destinado a alcanzar y disciplinar (discipular) para Cristo a líderes empresariales y profesionales europeos. Desde 2002 ocupó el cargo de director general de HE Space Operations, trabajando para las instituciones espaciales europeas y especializándose en ofrecer servicios profesionales para las actividades aeroespaciales.

      En 2008, Peter se retiró de su actividad empresarial para desarrollar un movimiento de discipulado financiero en Europa, que ahora está activo en más de veinte países. En Holanda, Peter es presidente de la junta directiva de la Iglesia Bautista de Leiden. Está casado con su esposa holandesa, Didie, desde 1972. Han sido bendecidos con tres hijas y seis nietos.

      Introducción

      Mi viaje por la economía comenzó cuando tenía 15 años y mi padre perdió su empleo. Fue algo muy traumático para la familia. Tuvimos que desarraigarnos y marcharnos de nuestro hogar. Nos trasladamos al norte, a vivir con mi tía, y lo único que pude llevarme conmigo fue mi perro y lo que pudiese cargar. Perdí cosas que eran bastante importantes para mí, como una colección de objetos futbolísticos, mi bicicleta, la maqueta de un tren y otras cosas. Desde ese momento supe que la propiedad es algo muy transitorio. Puedes perder muy rápidamente lo que tienes.

      Entonces, cosa de un año más tarde, mi padre pedía objetos a empresas de venta por correo, cosas bonitas para su familia, y lo hacía con toda la buena intención. Quería mantener un estilo de vida al que estaba acostumbrado, pero mis padres tuvieron dificultades para afrontar los pagos. Recuerdo una noche que estaba acostado y les escuchaba discutir en la habitación de al lado. En aquel momento aprendí que las deudas pueden ser muy tóxicas. Pueden someter las relaciones a una gran presión. Pueden incluso dominar tu vida entera. Desde ese momento me prometí que nunca pediría un préstamo, y jamás lo he hecho, con la excepción de una hipoteca.

      Mi primera introducción al concepto del discipulado provino de un estudiante de la universidad. Me presentaron a algunos compañeros que me ofrecieron su amistad y me invitaron a unirme a un grupo para estudiar la Biblia y descubrir cómo seguir a Jesús. Yo asistía a la iglesia desde que tenía 15 años, habiendo aceptado a Cristo gracias a un ministerio juvenil. Sin embargo, tenía poco conocimiento de la Biblia y de quién era Dios en realidad.

      Robb Powrie-Smith dirigía el grupo estudiantil en mi universidad, Louhgborough University of Technology, un movimiento estudiantil llamado Los navegantes. Abría su casa a los estudiantes que se pasaban a tomar café y a charlar sobre la vida cristiana. Me ayudó a comprender la Biblia, enseñándome a estudiarla e incluso a memorizar pasajes que enriquecerían mi alma y me ayudarían a tomar decisiones beneficiosas para mi vida.

      Mis amigos de Los navegantes me ayudaron a soslayar los campos de minas morales de la década de 1960 y principios de la de 1970, y a convertirme en un discípulo, un seguidor totalmente entregado de Jesús.

      En 1978, mi esposa y yo participamos en un gran seminario europeo sobre cómo hacer discípulos, que se celebró en Essen, Alemania, en el que nos desafiaron a responder al llamamiento de Jesús de estar dispuestos a “ir y hacer discípulos de todas las naciones…”.

      Realizamos ese compromiso los dos juntos. Recuerdo que el conferenciante, el líder internacional de Los navegantes, Doug Sparks, nos retó diciendo: “Esto es solo el principio de un viaje que durará toda la vida. Lo primero que pasará es que iréis a un seminario de formación para aprender a seguir a Jesús a lo largo de la vida… ¡por la vía difícil!”.

      Primero, tuvimos que aprender a seguir a Cristo en mitad de nuestros problemas matrimoniales. Yo estaba volcado en mi profesión y ambicionaba convertirme en director de una empresa