deja nada a la hipótesis» (t. I, p. 27).
[65] Ibid., t. I, pp. 134-135.
[66] Ibid., t. I, p. 21.
[67] Ibid., t. II, p. 116.
[68] De la Justice…, cit., t. III, pp. 1618-1619. En el mismo sentido: «La serie natural es funesta cuando, en lugar de venir en ayuda de la serie natural, la ignora y pretende usurpar su papel» (De la Création…, cit., t. I, p. 181).
[69] «De la definición que hemos dado de la filosofía y del análisis que hemos hecho de la observación resulta para nosotros: 1.º que la idea nos viene originariamente, en concurrencia y ex aequo de dos fuentes, una subjetiva, que es el Yo, sujeto o espíritu; otra objetiva, que designa los objetos, el no-yo o las cosas; 2.º que, en consecuencia de este doble origen, la filosofía trata de relaciones, lo que ya sabíamos por la definición, y de nada más; 3.º en fin, que toda relación, analizada en sus elementos, es, como la observación que nos la hace ver, esencialmente dualista, lo que también indica la etimología de la palabra relación, movimiento de un punto a otro, de un hecho, de una idea, de un grupo, etc., a otro. De esto se deduce que el instrumento de crítica que buscamos es necesariamente dualista: no podría ser ternario, pues habría por debajo de él elementos más sencillos que él, ideas que ya no explicaría […]» (De la Justice…, op. cit., t. I, p. 35).
[70] A. Marc, Dialectique du déchaînement. Fondements philosophiques du fédéralisme, París, La Colombe, 1961, p. 50.
[71] «El justo medio, conocido por los filósofos bajo el nombre de eclecticismo, viene de esa disposición de espíritu egoísta y perezosa que prefiere los acuerdos imposibles a las soluciones francas; que acepta la religión, pero hecha a su guisa; que quiere la filosofía, pero so reserva; que soporta la monarquía, si es benévola; la democracia, si sumisa […]» (Les Confessions…, cit., p. 30).
[72] «LA ANTINOMIA NO SE RESUELVE: ése es el vicio fundamental de toda la filosofía hegeliana. Los dos términos de que se compone se EQUILIBRAN, ya sea entre sí, ya con otros términos antinómicos» (P.-J. Proudhon, Théorie de la Propriété, París, L’Harmattan, 1997, p. 52).
[73] «En el ser, la unidad y la multiplicidad no se excluyen, sino que se condicionan; ni una ni otra podrían aislarse y transformarse en hipostasía sin traicionar la realidad» (A. Marc, Dialectique…, cit., p. 64).
[74] A. Honneth, La société du mépris. Vers une nouvelle théorie critique, París, La Découverte, 2006; id., La lutte pour la reconnaissance, París, Le Cerf, 2007; id., La réification. Petit traité de Théorie critique, París, Gallimard, 2007.
[75] Esto en teoría. Como lo ha explicado Ramón Máiz, del mundo asocial o abstracto de la especulación no surge nunca en realidad un mundo desencarnado, sin valores, cultura o lengua, sino una sociedad con una cultura, una lengua, unos valores propios (la unidad e igualdad en la homogeneidad); valores, cultura o lengua que inmediatamente va a imponer el Estado como límite o condiciones indiscutibles e innegociables de la democracia. Cfr. R. Máiz, «Federalismo plurinacional: una teoría política normativa», art. cit.
[76] La democracia nace con y está tan estrechamente asociada en nuestra historia a la nación que se entiende que fuera de la nación (Estado-nación) no hay ni puede haber democracia.
[77] P.-J. Proudhon, Du Principe fédératif et de la nécessité de reconstituer le parti de la Révolution, en Œuvres Complètes, París, Librairie Marcel Rivière, 1959, p. 546.
[78] Cfr. O. Beaud, op. cit., p. 198.
[79] B. Voyenne, Le fédéralisme…, cit., pp. 35 ss.
[80] Cfr. O. Beaud, Fédéralisme et Fédération en France. Histoire d’un concept impossible?, Presses Universitaires de Strasbourg, Annales de la Faculté de Strasbourg, n.º 3, 1999, pp. 7-82.
[81] Cfr. J. Trías y A. Elorza, op. cit.
[82] La cursiva es nuestra. El Dictionnaire Littré puede consultarse en línea [http://littre.reverso.net/dictionnaire-francais/].
[83] Encontramos otro comentario muy significativo al respecto en De la Justice: «P. (pregunta): El federalismo no goza de prestigio en Francia: ¿podría expresar su idea de otra manera? R. (respuesta): Cambiar el nombre de las cosas es ser transigente con el error. Diga lo que diga la prudencia jacobina, el verdadero obstáculo al despotismo está en la unión federativa […]» (cit., t. II, p. 735).
[84] P.-J. Proudhon, Du Principe fédératif…, cit., p. 270.
[85] B. Voyenne, Le fédéralisme…, cit., p. 35.
[86] P.-J. Proudhon, Carnets, cit., t. III, p. 221. Agosto de 1849.
[87] B. Voyenne, Le fédéralisme…, cit., pp. 91 ss.
[88] P.-J. Proudhon, Carnets, cit., t. II, p. 257. 1 de noviembre de 1847.
[89] Ibid., p. 265. 5 de noviembre de 1847. La imagen propuesta por Proudhon, centro-circunferencia, alude a la ya clásica idea de un centro y una periferia en el Estado unitario. La idea que se desgaja de la imagen «el centro por todas partes, la circunferencia (periferia) en ninguna» es la que mejor refleja, en su opinión, la filosofía federal consistente en la fragmentación del soberano (del centro), de tal suerte que la periferia y el centro (tal como son pensados por el espíritu unitario) pasarían a ser todos centros, no existiendo ya, pues, periferia. Es, como vemos, la tesis del policentrismo del federalismo, expuesta también por otros estudiosos del tema (cfr., por ejemplo, D. Elazar, Exploración del federalismo, Barcelona, Hacer, 1990).
[90] Sobre el derecho de secesión de los Estados federados, cfr., por ejemplo, los comentarios de Proudhon en Du Principe fédératif en alusión al federalismo norteamericano y al conflicto entre Norte y Sur.
[91] P.-J. Proudhon, Carnets, cit., t. II, p. 257. 1 de noviembre de 1847.