entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo antes del tiempo? A primera vista, podríamos sentirnos tentados a considerar esta doctrina como muy abstracta y teórica, como si solamente tuviera valor en las aulas de los seminarios o en las conversaciones especulativas de los teólogos profesionales. Sin embargo, nada dista más de la verdad. La doctrina del pacto de redención es en realidad muy práctica para la vida cristiana porque nos enseña acerca del amor de Dios, nos da consuelo y seguridad, y nos protege de la especulación.
Nos enseña acerca del amor de Dios. La doctrina del pacto de redención nos revela que entre el Padre, el Hijo y el Espíritu existen amor y armonía perfectos. Sus promesas y obligaciones mutuas demuestran Su amor mutuo. El amor del Padre por el Hijo se expresa en la recompensa que le da de un pueblo que el Hijo gobernará como Rey. El amor del Hijo por el Padre se expresa en que se somete a la voluntad del Padre, incluso al más alto costo personal. El amor del Espíritu por el Padre y el Hijo se expresa en la obra que realiza de llevar este plan a su cumplimiento. Yel amor del Padre y del Hijo por el Espíritu se expresa en que lo derraman sobre la iglesia como Su don especial del cielo. Ningún miembro de la trinidad actúa aparte de los otros dos miembros.
Además, la doctrina del pacto de redención también nos enseña que Dios siempre busca comunicar a otros este amor que experimenta dentro de Sí mismo. Como lo expresó el teólogo de Princeton, Geerhardus Vos (1862-1949): “Tal y como la bienaventuranza de Dios existe en la libre relación de las tres personas del Ser adorable, también el hombre encontrará su bienaventuranza en la relación de pacto con su Dios”15. Dios ha decidido compartir Su amor con Sus elegidos. En Su voluntad soberana escogió hacernos los objetos del amor eterno y mutuo entre el Padre, el Hijo y el Espíritu. No hicimos nada que lo motivara a darnos Su amor, pues nos amó cuando todavía éramos pecadores y enemigos Suyos (Romanos 5:8-10). Por el contrario, Él actuó primero fijando Su amor sobre nosotros antes de la fundación del mundo en este grandioso pacto que involucró a cada persona de la Deidad. En el pacto de redención vemos que nuestra salvación es trinitaria de principio a fin, planeada cuidadosamente en la eternidad pasada y ejecutada en la historia humana. ¡Qué sublime amor es demostrado por el hecho de que Cristo vino con una misión específica para cumplir Sus obligaciones del pacto y obtener redención para nosotros!
Nos da consuelo y seguridad. Saber que nuestra salvación fue planeada por el Dios trino desde antes de la fundación del mundo nos da un consuelo indescriptible. Si eres cristiano, se debe a que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo hicieron un pacto juntos en la eternidad para salvarte. No eres cristiano porque seas mejor, más inteligente o porque poseas un corazón más receptivo que los demás. Eres cristiano porque el Padre te escogió en el Hijo, el Hijo cumplió las condiciones de tu salvación, y el Espíritu te aplicó los beneficios redentores de la obra del Hijo. Cuando te sientas tentado a dudar de tu salvación, recuerda que Cristo dijo: “Consumado es”, y que el Padre está satisfecho con la obra de Su Hijo. Tu salvación está asegurada no por algo que tú hagas, sino porque Cristo terminó la obra que el Padre le asignó y satisfizo la justicia de Dios. En consecuencia, el Padre ha exaltado al Hijo excelsamente. El patrón de obediencia-recompensa en el pacto de redención nos hace mirar a Cristo más que a nosotros mismos para tener plena seguridad de nuestra salvación.
Así es como Louis Berkhof explicó esto:
Aunque el pacto de redención es el fundamento eterno del pacto de gracia, y en lo que concierne a los pecadores, también es su prototipo eterno, para Cristo fue un pacto de obras más que un pacto de gracia. La leydel pacto original se le aplicó a Él, a saber, que la vida eterna solamente podía obtenerse al cumplir las demandas de la ley. Como el postrer Adán, Cristo obtiene vida eterna para los pecadores como recompensa por la obediencia fiel, y de ninguna manera como un don inmerecido de gracia. Y lo que Él ha hecho como el Representante y Fiador de todo Su pueblo, Su pueblo ya no tiene la obligación de hacerlo. La obra ha sido realizada, se ganó la recompensa y los creyentes son hechos participantes de los frutos de la obra consumada de Cristo por medio de la gracia16.
Que Cristo haya ganado nuestra redención como la recompensa por Su fiel obra nos consuela porque nos da la seguridad de que somos salvos por Su mérito y no por el nuestro. El Padre nos acepta no por nuestra obediencia, sino debido a Su obediencia. Como dice el Catecismo de Heidelberg en la pregunta 60,
Aunque mi conciencia me acusa de que he pecado gravemente en contra de todos los mandamientos de Dios, que nunca he guardado ninguno de ellos y que siempre sigo inclinado a todo mal; no obstante Dios, sin ningún mérito mío sino por pura gracia, me concede e imputa la perfecta satisfacción, justicia y santidad de Cristo, como si yo nunca hubiese cometido ningún pecado o tenido ningún pecado, y como si yo mismo hubiese logrado toda la obediencia que Cristo ha cumplido en mi lugar; si tan solo acepto tal beneficio con un corazón creyente.
La doctrina del pacto de redención destaca la obediencia de Cristo como nuestro representante legal y el mérito que Él ganó a nuestro favor. ¡Cuánto nos consuela esto a nosotros que con frecuencia nos encontramos atribulados en nuestra conciencia por la debilidad de nuestra fe y por nuestros fracasos en la vida cristiana!
Nos protege de la especulación. Aunque algunos tal vez estén preocupados de que la doctrina del pacto de redención es por naturaleza especulativa, esta doctrina en realidad nos protege de la especulación. No solo está fundamentada en una fuerte evidencia bíblica, sino que también presenta a Cristo en Su persona y obra como el objeto de nuestra fe. Más que llevarnos a especular acerca de los decretos ocultos de Dios (lo cual tendemos a hacer por nuestra naturaleza pecaminosa), esta doctrina nos lleva a no mirar más allá de nuestro Mediador, que vino en carne humana para vivir, morir y levantarse nuevamente de entre los muertos. Como dice Michael Horton: “La predestinación de Dios está oculta de nosotros, pero Cristo no lo está. La revelación del misterio escondido en siglos pasados, la persona y la obra de Cristo, se convierte en el único testimonio confiable de nuestra elección. Aquellos que confían en Cristo pertenecen a Cristo, son elegidos en Cristo”17. La doctrina del pacto de redención salvaguarda esta revelación. Nos ordena mirar a Aquel que es nuestro Fiador yMediador del pacto, Quien ha asegurado las bendiciones de la redención para nosotros: la fe, la justificación, la adopción, la santificación, la preservación y la glorificación. Nos dice que, como peregrinos que están viajando en este presente siglo malo, fijemos nuestros ojos en el Autor y Consumador de nuestra fe, Aquel que obedeció al Padre en todas las cosas. Nos dice que, aunque la vida sea complicada, impredecible y llena de sufrimiento, tenemos una salvación que no cambiará ni se disipará porque fue ganada para nosotros por el mismo Señor de la gloria.
Preguntas de reflexión
1. ¿Qué es lo particular del pacto de redención? ¿De qué manera difiere de los otros pactos bíblicos?
2. ¿Cuál fue el rol del Padre en el pacto de redención?
3. ¿Cuál fue el rol del Hijo en el pacto de redención?
4. ¿Cuál fue el rol del Espíritu Santo en el pacto de redención?
5. ¿De qué manera la doctrina del pacto de redención te consuela?
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