Michael G. Brown

Vínculo sagrado


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y el Espíritu Santo viven en una incesante devoción y compromiso mutuos. Como dice Michael Horton, Dios se extendió “más allá de la Deidad para crear una comunidad de criaturas que sirviera como una analogía de la relación de la Deidad”3. Como criaturas hechas a la imagen de Dios, deberíamos desear ansiosamente captar el significado de los pactos antiguos a fin de apreciar y entender de una manera más plena nuestra relación con nuestro Dios y Salvador. Estudiamos los paralelos antiguos no como un fin en sí mismo, sino como la vía necesaria para conocer y amar a nuestro Señor con mayor fervor. Dios en Su sabiduría soberana designó tales pactos como un medio para mostrarnos Su amor. Debemos usarlos con gratitud como contexto para la Palabra de Dios.

       ¿Cómo debemos definir un pacto entonces?

      La discusión anterior demuestra que es necesaria una definición más general. El uso amplio del pacto con aplicaciones específicas para relaciones concretas exige flexibilidad. Por tanto, un pacto es un acuerdo solemne con juramentos y/o promesas, que implican ciertas sanciones o legalidad. Hay cierta formalidad asociada a los pactos que, por definición, hace que sean más que una promesa casual. Tiene que haber al menos dos partes. Estas partes pueden ser iguales (como en el matrimonio) o desiguales (de superior a inferior), y la naturaleza de la relación puede variar. Pueden ser íntimas o impersonales. Las sanciones pueden ser mínimas o drásticas. La definición clásica de un pacto como un “acuerdo mutuo entre dos partes” es adecuada, siempre y cuando no se aplique de una manera demasiado literal, ya que los pactos no están limitados a dos partes. Además, los pactos no tienen que ser mutuos. La mutualidad sugiere que ambas partes se ponen de acuerdo voluntariamente para entrar en la relación de pacto. No obstante, un superior puede imponer un pacto a un inferior dejando a la parte inferior sin ninguna alternativa.

      Sin embargo, nuestro interés tiene que ver con los pactos bíblicos, por lo que una definición de los pactos bíblicos resulta muy útil. Hay tres puntos clave:

      • Los pactos que encontramos en la Escritura son los pactos de Dios con Su pueblo o con la humanidad en general.

      • Dios es el autor e iniciador de los pactos.

      • Los pactos son compromisos divinos establecidos por juramento— promesas o juramentos hechos por Dios a los humanos con sellos y/o señales.

      Precisar más allá de esto no nos ayudará mucho. Agregar adjetivos tales como “redentor”, “misericordioso” o “de gracia” a todos los pactos de la Escritura inevitablemente introducirá prejuicios en nuestro análisis de los diferentes pactos y su administración. Todas las relaciones de Dios con la humanidad implican condescendencia, pero no siempre son de gracia; es decir, no siempre brindan un favor inmerecido a alguien que merece juicio. De hecho, ya que los pactos son legales por definición, todos los pactos divinos son legales, aunque no todos son de gracia. Por ello, es necesario proporcionar definiciones precisas para los distintos pactos y sus respectivas administraciones. Sin embargo, dar demasiados detalles en la definición básica solamente limitará la exactitud en las específicas. Por ello, las definiciones para los diferentes pactos se proporcionarán en sus respectivos capítulos.

      Además de una definición, vale la pena mencionar la función que desempeñan los pactos divinos en la Escritura. El propósito de Dios en la historia es gobernar Su reino de la Creación y desplegar Su reino santo. Por tanto, Sus pactos son la forma en que Dios administra Su reino. A medida que Dios despliega Su reino redentor desde Génesis 3:15, Él gobierna Su reino a través del pacto de gracia y sus diferentes administraciones. El pacto mosaico es la constitución de la teocracia israelita. El nuevo pacto es la constitución de la iglesia, el reino del cielo en la tierra. Al pueblo del reino de Dios se le llama la comunidad del pacto y ciudadanos del cielo. Los pactos de Dios plasman esa relación: lo que Dios ha hecho por nosotros, así como también nuestras obligaciones hacia Él. Por ende, un pacto no es un medio para un fin, sino que es el fin en sí mismo—la comunión entre Dios y Su pueblo.

      Finalmente, es muy útil considerar algunos de los sinónimos de pacto que se usan en la Escritura, o las diferentes maneras en que nos podemos referir a un pacto. Puesto que un pacto es una relación establecida por un juramento, es de esperarse que esta relación pueda identificarse de muchas maneras. Tomando como ejemplo el matrimonio, rara vez usamos la palabra pacto para describir la relación; en vez de ello, hay varias palabras e imágenes metafóricas para el matrimonio, todas o la mayoría de las cuales connotan la idea de pacto. Aquí hay una lista de los principales sinónimos de pacto en la Escritura, la mayoría de los cuales son partes de la relación o ceremonia del pacto que apuntan al todo.

      Juramento: es de esperarse que el sinónimo más común para pacto sea la palabra juramento. Debido a que la relación queda plasmada en el juramento o promesa que ambas partes realizan, con frecuencia se hace referencia a la relación de pacto como un juramento. La relación de Dios con Abraham es llamada un pacto una y otra vez de manera explícita. Por ejemplo, Éxodo 2:24 dice: “Dios… se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob”. Se habla de esta misma relación en términos de un juramento hecho por Dios, entonces leemos en Éxodo 6:8: “Yos meteré en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Abraham, a Isaac y a Jacob; y yo os la daré por heredad. Yo JEHOVÁ”. De la misma manera, Dios dijo a Isaac: “Y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre” (Génesis 26:3). Así pues, este lenguaje se encuentra a través de todo el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, especialmente en el libro de Hebreos.

      Promesa: debido a que los juramentos tienen un carácter promisorio, promesa también se usa como un sinónimo para pacto. Por tanto, en Gálatas 3, Pablo se refiere al pacto abrahámico simplemente como la promesa.

      Obligación: las relaciones de pacto contienen obligaciones —a menudo por escrito— de una parte a la otra y viceversa. La mención de las obligaciones puede denotar todo el pacto. En consecuencia, dependiendo del contexto, muchas palabras para las obligaciones o estipulaciones se usan para referirse al pacto: ley(es), mandamiento(s), testimonio(s), juicio(s), estatuto(s) y palabra(s). Piensa en cómo Pablo se refiere con regularidad al pacto de Sinaí simplemente como “la ley”, debido a sus obligaciones.

      Señales: las señales o símbolos de las relaciones de pacto también se usan para referirse al todo. Como el anillo de boda simboliza el matrimonio, así también las señales como la circuncisión y la Cena del Señor representan el todo. El Señor Jesús dijo de la copa en la Cena del Señor: “esta copa es el nuevo pacto”.

      Fórmula del pacto: otra manera de referirse a un pacto es por medio de cierta fórmula o declaraciones resumidas, tales como la frase en la Escritura llamada fórmula del pacto. La fórmula del pacto es “yo seré su Dios y ustedes serán Mi pueblo” y variaciones de esta. Esta fórmula encapsula la relación de pacto. La forma fundamental es “Yo seré ______ para ti y tú serás ______ para mí”. Los espacios en blanco pueden llenarse con esposo/esposa, padre/hijo, y Señor/ siervo. A menudo también se expresa citando solamente la mitad: “Yo seré…” o “tú serás…”. Esta fórmula se extiende por todo el Antiguo Testamento, y encuentra una posición culminante al final de la Escritura, cuando Dios dice de Su pueblo en la Nueva Jerusalén: “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (Apocalipsis 21:3).

      Una última forma posible de identificar o referirse a un pacto es por medio de la terminología del pacto o acción ritual. Palabras hebreas como paz, amor, misericordia y maldición son lenguaje común del pacto. (Estas palabras hebreas se pueden traducir de diferentes maneras en diferentes versiones, así que hay que tener cautela al considerar el español). Esto no quiere decir que estas palabras sean términos técnicos en sí, sino que tienen un uso común en los pactos por lo que reflejan frecuentemente una relación o contexto de pacto. Un ejemplo de esto se encuentra en Deuteronomio 20:10, donde antes de la batalla Israel ofreció “términos de paz” a ciertas ciudades (literalmente—“llamarla para paz”). Aquí “paz” se usa como un sinónimo de “tratado” o “pacto”. Asimismo, ciertas acciones rituales pueden demostrar un pacto en este contexto: compartir una comida, dar una bendición o cortar animales.

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