Michael G. Brown

Vínculo sagrado


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La maldición que merecemos por el pecado, cómo Cristo nos salvó, cómo agradamos a Dios, nuestra vida de oración, nuestra esperanza bienaventurada—todas estas cosas se llevan a cabo en el escenario de un pacto. El mensaje del evangelio se debilita sin su fundamento del pacto. Nuestra certeza de salvación queda neutralizada sin un pacto. Por eso el teólogo reformado Francis Turretin (1623-1687) afirmó esto acerca de la importancia del pacto:

      Ya que (el pacto) es de suma importancia en la teología (siendo, por decirlo así, el centro y vínculo de toda la religión, consistiendo en la comunión de Dios con el hombre y abarcando en su ámbito todos los beneficios de Dios hacia el hombre y los deberes de este hacia Dios), nuestro interés principal consiste en conocerlo y observarlo correctamente. Por tanto su discusión exige una exactitud peculiar (akribeian), para que la verdad sea confirmada en contra de los errores por medio de los cuales Satanás se ha esforzado en casi toda época por oscurecer y corromper esta doctrina salvífica4.

      Estudiar los pactos de la Escritura es aprender acerca del grandioso y majestuoso Dios al que servimos y contemplar Su gracia y misericordia espléndidas para nosotros en Jesucristo.

      Esta introducción también nos debe ayudar a entender que la teología del pacto no es un sistema abstracto impuesto a la Biblia, sino la estructura y el marco que surge naturalmente de la Escritura misma conforme el drama de la historia de la redención se va desarrollando desde Génesis hasta Apocalipsis. La teología del pacto es el método prescrito por la Biblia para ayudarnos a entender las Escrituras correctamente. La teología del pacto nos ayuda a profundizar nuestro entendimiento de la salvación y comunión de Dios con Su pueblo a través de la persona y la obra de Cristo. Es la forma en que Dios nos da el gran cuadro de Su plan de redención y nos muestra que Su Palabra, de principio a fin, es consistente y no contradictoria.

       Cómo usar este libro

      Los siguientes capítulos explican ocho pactos importantes de la Escritura: el pacto de redención, el pacto de obras, el pacto de gracia, el pacto con Noé, el pacto con Abraham, el pacto con Moisés, el pacto con David y el nuevo pacto. Cada capítulo tiene tres o cuatro partes. La primera parte presenta una breve descripción teológica del pacto particular que se examina y proporciona un resumen sencillo y conciso del mismo.

      La segunda parte de cada capítulo considera la evidencia bíblica del pacto en cuestión, respondiendo a la pregunta: “¿Qué enseña la Biblia?”. Una cosa es dar una definición teológica de una doctrina, pero otra cosa es mostrar por qué esa definición es bíblica. Cada capítulo tendrá como meta hacer esto, pasando del Antiguo Testamento al Nuevo Testamento.

      Algunos capítulos incluyen una tercera parte que considera brevemente de qué manera ese pacto particular es presentado en las confesiones reformadas y de qué manera lo han expresado diversos teólogos reformados a lo largo de la historia. Creemos que esto es útil para familiarizar al lector con la manera en que la teología del pacto se ha expresado históricamente en la tradición reformada. Si bien los reformadores de los siglos XVI y XVII no inventaron la teología del pacto sino que construyeron sobre los cimientos ya puestos en los periodos de los padres de la iglesia primitiva y medieval a fin de defender la doctrina protestante, no obstante, es verdad que la teología del pacto es la teología reformada.

      La última parte de cada capítulo tiene como propósito mostrar por qué la doctrina específica es valiosa para la vida cristiana. Como esperamos aclarar, la teología del pacto no es una teoría intangible de razonamiento abstracto. En cambio, es la estructura propia de la Biblia que nos proporciona un cuerpo de creencia inmensamente práctico y concreto. Esta parte concluye con diferentes preguntas para estimular la reflexión del lector.

      Como pastores, oramos para que este libro les sea útil para entender la persona y obra de Cristo y el mensaje del evangelio tal y como se desarrolla en la historia de la redención. Escribimos este libro porque con frecuencia quedamos sin respuesta cuando los miembros de la iglesia nos preguntan por un buen recurso introductorio sobre la teología del pacto. Aunque hay muchos libros excelentes sobre el tema, en nuestra opinión, la mayoría de ellos no fueron diseñados para los laicos principiantes. Dada la importancia de la teología del pacto para la vida cristiana, creemos que en la iglesia actual se necesita un libro que provea una explicación sencilla y clara de cada uno de los principales pactos de la Escritura. Este libro fue diseñado como un medio para ese fin, aunque de ninguna manera es la última palabra sobre la vasta materia de la teología del pacto. Más bien, es un volumen introductorio diseñado para dar a los lectores un entendimiento básico de este tema tan esencial y animarlos a realizar un estudio más completo. ¡Que el Señor los bendiga al dedicarse a adquirir un conocimiento más profundo de Su plan de salvación como se administra en Sus pactos!

      Comenzamos nuestra exploración de la teología del pacto examinando aquel pacto del cual todos los demás pactos bíblicos fluyen, es decir, el pacto de redención. El pacto de redención es esencialmente el plan de Dios para nuestra salvación. Así como una casa, un barco o cualquier otra estructura comienza con un plan de ingeniería meticulosa y diseño técnico, también nuestra redención se originó en la mesa de diseño de Dios. Antes de la Creación del mundo, ya existía un plan de enviar al Hijo como el segundo Adán para remediar los desastrosos resultados del fracaso del primer Adán en cumplir el pacto de obras en el huerto de Edén y llevar a la humanidad a la gloria. El pacto de redención no fue un “plan B” para arreglar el desastre que Adán hizo, sino el plan original de la obra de Cristo y el plan de redención.

      Dicho de otra manera, el pacto de redención es como la composición original de una obra maestra de música clásica. Antes de que alguien disfrutara los impresionantes conciertos de Las cuatro estaciones, Antonio Vivaldi compuso en 1723 los sonidos que posteriormente llegarían a ser la pieza de arte clásica disfrutada durante siglos. De una manera semejante, Dios compuso Su obra maestra de redención mucho antes de que cualquier ser humano disfrutara sus beneficios. Como veremos en este capítulo, sin embargo, el plan de Dios para nuestra salvación no era solamente un concepto sino también un verdadero pacto entre las personas de la Trinidad.

       ¿Qué es el pacto de redención?

      El pacto de redención es el primero de tres pactos dominantes en la historia de la redención, a saber, el pacto de redención, el pacto de obras y el pacto de gracia. Evidentemente, hay más pactos en la Escritura, tales como el pacto con Abraham, el pacto con Moisés, etcétera. Sin embargo, como aprenderemos en los siguientes capítulos de este libro, estos otros pactos son subgrupos de los tres pactos generales. El primer pacto general es el pacto de redención. Algunas veces denominado por su título en latín, pactum salutis, el pacto de redención es el origen y el fundamento firme del pacto de gracia. Sin dicho pacto, no habría elección, encarnación del Hijo, resurrección, ni ninguna promesa del cielo. En pocas palabras, no habría salvación de los pecadores.

      El pacto de redención es único debido por lo menos a otras dos razones. Primero, fue hecho entre las personas de la Trinidad, y no, como en la mayoría de los pactos bíblicos, entre Dios y los humanos. El pacto de redención es un pacto entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo con el propósito de redimir a los elegidos de Dios. El Padre le dio al Hijo aquellos que Él eligió salvar y le mandó que efectuara la salvación de ellos a través de Su vida obediente y muerte expiatoria como el segundo Adán. También le prometió al Hijo una recompensa al completar Su obra. El Hijo aceptó el regalo del Padre, estuvo de acuerdo con las condiciones de este pacto y se sometió a la voluntad del Padre. El Espíritu Santo prometió aplicar los beneficios ganados por el Hijo a los elegidos yunirlos al Hijo para siempre. Por tanto, decimos que el pacto de redención es un pacto intratrinitario entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

      Segundo, el pacto de redención es único porque fue establecido antes del tiempo. Todos los demás pactos bíblicos fueron hechos en el tiempo y la historia. Sin embargo, el pacto de redención fue realizado en la eternidad, antes de la fundación del mundo y de todas las cosas temporales. Por ello, decimos que es un