defendió el credobautismo, oponiéndose al federalismo Presbiteriano. Sabemos muy poco acerca de su vida, sólo que él era el pastor de una congregación Bautista en Irlanda.29 Publicó un importante tratado en 1676 en el que abordó directamente la relación entre el Pacto y el Bautismo: A Treatise Concerning the Covenant and Baptism [Un Tratado sobre el Pacto y el Bautismo].30 Para este mismo tratado, añadió dos apéndices: Some Short Questions and Answers for the Younger Sort [Algunas Preguntas y Respuestas Breves para los Jóvenes], así como una respuesta a un tratado Paidobautista: Animadversions Upon a Late Book, Entitled, Infant Baptism From Heaven and not of Men, In Answer to Mr. Henry Danvers his Treatise of Baptism [Críticas sobre un Libro Reciente, Titulado: El Bautismo Infantil del Cielo y no de los Hombres, En Respuesta al Sr. Henry Danvers y su Tratado sobre el Bautismo].
Nehemiah Coxe (? -1688) es en nuestra humilde opinión, el teólogo Bautista más importante cuando se trata de la Teología del Pacto. Él era hijo de Benjamin Coxe, uno de los firmantes de la Primera Confesión de Fe de Londres.31 Su tratado, A Discourse of the Covenants that God made with men before the Law [Un Discurso sobre los Pactos que Dios hizo con el hombre antes de la Ley] (1681)32 describe las diferencias fundamentales entre los Presbiterianos y los Bautistas en función de su respectiva comprensión del Pacto Abrahámico. Coxe resume la distinción Bautista de la siguiente manera: “El Antiguo Pacto y el Nuevo difieren en cuanto su substancia y no sólo en la forma de la administración”33 El resto de su obra está dedicada a mostrar que el Antiguo y el Nuevo Pacto no son dos administraciones de uno y el mismo pacto, sino dos pactos distintos.
El federalismo de Coxe es aún más importante, ya que él fue el artífice principal de la Segunda Confesión de Fe de Londres, adoptada oficialmente por las iglesias Bautistas de Inglaterra en 1689.34 A la luz del tratado de Coxe en la Teología del Pacto, la formulación distintiva del capítulo 7 de la Segunda Confesión de Fe de Londres es particularmente significativa. Debido a la pertinencia del tratado de Coxe en la interpretación de la confesión Bautista de fe, su federalismo prácticamente puede considerarse como el estándar de los Bautistas Calvinistas.
Thomas Grantham (? -1692) fue el teólogo más sobresaliente de los Bautistas Generales. Él entró en diálogo con Samuel Petto, y expuso una crítica muy coherente del federalismo Presbiteriano. Sólo tuvimos acceso a los tratados escritos por Graham cerca del final de su vida: Truth and Peace or the Last and most Friendly Debate Concerning Infant Baptism [La Verdad y la Paz, o el Reciente y más Amigable Debate Sobre el Bautismo de Infantes] (1689). A pesar de que fue Arminiano, su federalismo está, en muchos aspectos, de acuerdo con el de los Bautistas Calvinistas; de hecho, él apoya su argumento con el mismo tratado de Coxe.35
Benjamin Keach (1640-1704) es sin lugar a dudas, el principal teólogo bautista de la segunda mitad del siglo XVII. Fue un autor muy prolífico, pero no trajo ninguna novedad a la doctrina del Pacto. Ninguno de los tratados de Keach que aborda directamente el tema, se centra en la controversia que rodea el bautismo: The Everlasting Covenant [El Pacto Eterno] (1693); The Display of Glorious Grace: Or, The Covenant of Peace Opened, In Fourteen Sermons [La Exhibición de la Gracia Gloriosa: o, El Pacto de Paz Explicado en Catorce Sermones](1689). Las distinciones fundamentales Bautistas están, no obstante, presentes en ellos.
2.3. John Owen, el Bautista
Un lector atento notará que nuestra lista de 15 teólogos que contribuyeron al debate sobre la teología del pacto en el siglo XVII, está incompleta36. Falta el nombre de uno de los teólogos ingleses más influyentes de todos los tiempos: John Owen (1616-1683). Owen merece una mención especial ya que su federalismo es similar al de los Bautistas, aunque él siguió siendo un Paidobautista toda su vida.37 Es, por tanto, necesario justificar el hecho de que vamos a utilizar un teólogo Paidobautista para defender una teología Bautista.
En primer lugar, notemos que la posición de Owen sobre el Antiguo Pacto era intermedia. Esta es la conclusión de Sinclair Ferguson.38 Richard Barcellos explica lo que quiere decir Ferguson:
[...] La comprensión de Ferguson de la posición intermedia de Owen tiene que ver con la naturaleza y función del Antiguo Pacto y su relación con el Pacto Adánico de Obras, el Pacto de Gracia, y el Nuevo Pacto. A diferencia de otros, Owen no creía que el Antiguo Pacto era un pacto de obras en sí o simplemente una administración del Pacto de Gracia.39
Durante la era de Owen, hubo una tendencia antinómica (representada especialmente por los socinianos) que consideraban el Antiguo Pacto como el Pacto de Obras. Opuestamente a esta tendencia, estaba la de los Presbiterianos que consideraban al Antiguo Pacto como un pacto de gracia. Owen pensaba que el Antiguo Pacto no era ni un Pacto de Obras ni un Pacto de Gracia; esta es la razón por la cual Ferguson dice que la posición de Owen era intermedia. Ante esto podemos decir que esta posición mediadora también fue respaldada por los Bautistas, algo que veremos más adelante. Owen rechazó el modelo de un Pacto de Gracia bajo dos administraciones. Mientras que otros Paidobautistas veían el Antiguo Pacto como un Pacto diferente en circunstancia40, pero idéntico en sustancia al Nuevo Pacto; Owen consideraba que el Antiguo Pacto era diferente al Nuevo Pacto, tanto en circunstancia como en sustancia.
Otra de las razones que nos permite creer que los Bautistas compartieron el federalismo de John Owen, está en sus propios escritos. Por ejemplo, Edward Hutchinson, después de haber presentado su comprensión del Pacto Abrahámico, y su conexión con el Pacto de Gracia, utiliza los textos de Owen ampliamente para demostrar que él dice lo mismo acerca de los pactos como el doctor de gran prestigio. Él entonces declara a sus interlocutores Paidobautistas:
Y si nuestros opositores piensan que el Dr. O. es perjudicado (ya que así aseveran) por nuestro tratamiento ventajoso de sus palabras, estando él a favor del Paidobautismo; nosotros respondemos, que son libres de reconciliar las palabras [de Owen] con su práctica (si es que pueden), y para ello, deben hacerse de un repertorio considerable (del cual rara vez carecen) de ingeniosidad y precisión, para este asunto difícil. Cuando el Dr. trata el asunto de la naturaleza del Pacto y las promesas hechas a Abraham (probablemente olvidando el Bautismo Infantil) explica y expone, con tanta espiritualidad y ortodoxia que no deja lugar para el Bautismo Infantil, sino que lo excluye más allá de toda posibilidad de reconciliación.41
Como resultado, los Bautistas creían que la teología de Owen estaba en perfecta armonía con la de ellos, y consideraban como inconsistente el hecho de que el Príncipe de los Puritanos sostuviera el paidobautismo.42 Incluso consideraron que Owen, sin darse cuenta, estaba destruyendo el federalismo Presbiteriano con sus escritos, y pusieron el onus probandi sobre los Paidobautistas, dejando en manos de ellos el explicar la relación entre la teología de Owen con su práctica del bautismo. Por ejemplo Owen escribió:
Y en esto yace el gran error de los Judíos de la antigüedad, seguidos por su posteridad hasta el día de hoy. Ellos pensaban que no requerían interés43 en el pacto de Abraham, sino que les bastaba con ser su simiente según la carne, constantemente apelando al privilegio último [ser su simiente carnal] como el fundamento y razón para el primero [tener interés en el pacto]. Es cierto; ellos eran hijos de Abraham según la carne, pero en ese respecto no podían tener otro privilegio diferente al que Abraham mismo tenía en cuanto a la carne; y este [privilegio] fue, como hemos demostrado, que él sería apartado como un canal especial mediante cuyos lomos Dios traería la Simiente prometida al mundo. De la misma manera, como su posteridad ellos serían apartados para ser un puebl0 peculiar, de entre quienes Él [la Simiente prometida] vendría.
La naturaleza misma de esta separación y privilegio, declara que éstos debían de cesar cuando dicho propósito fuera cumplido y el Mesías revelado; porque ¿para qué deberían continuar, si su propósito fue completamente efectuado? Pero ellos extenderían este privilegio y lo mezclarían con el otro, sosteniendo que debido a que eran los hijos de Abraham según la carne, toda la bendición y el pacto de Abraham les pertenecían a ellos. Pero como nuestro Salvador demostró, en este último sentido, ellos no eran los hijos de Abraham porque no hacían las obras de Abraham; como el apóstol lo demuestra claramente (Rom. iv. ix. x. xi., Gal. iii. iv) los que de ellos no tenían la fe de Abraham no tenían