arcillas y lodos, y a tallar piedras para conformar apilamientos de rocas. El hombre pasó de construir refugios ligeros con los materiales que la naturaleza les proveía hasta construir refugios sólidos y planificados. Entre muros arcillosos, techos de paja y ramas, el hombre pasaba de ser un nómada para comenzar a establecerse en comunidades.
El hombre se manifestó como constructor por necesidad ante un proceso evolutivo indetenible. Grandes investigadores de la arqueología y la historia del arte nos han mostrado a detalle la participación de esos constructores en el desarrollo de nuestra civilización, de manera que, inesperadamente, aquel hombre se transformó en arquitecto. Evolucionó pasando por todos los períodos de la historia, fue creando una infraestructura para el desarrollo de sus comunidades y las convirtió en grandes ciudades. Pasó por la prehistoria, la antigüedad, la antigüedad clásica, la edad media, la edad moderna, hasta llegar a la edad contemporánea, construyendo y consolidando ciudades avanzadas en un proceso de metamorfosis, ayudado de la ciencia y la tecnología.
Han sido muchos hombres constructores arquitectos a lo largo de la historia que han promovido el perfeccionamiento de la arquitectura y han dejado una gran huella. Es importante mencionar algunos. No puedo indagar a todos, ya que para muestra basta un botón. Entre ellos están los antiguos hombres prehistóricos que construyeron monolitos; luego, los faraones que edificaron sus propias tumbas en pirámides como la de Jufu (Keops), Jafra (Kefrén) y Menkaura (Micerino), en Guiza. También debo mencionar a Calícrates e Ictinos, quienes desarrollaron trabajos como el proyecto del Partenón y complementos de la plaza de Acrópolis de Atenas (470 - 420 a. de C.). Asimismo, a Marco Vitruvio (Vitrubio) Polión (siglo I a. de C.), arquitecto romano autor de un célebre tratado sobre la arquitectura muy consultado desde el Renacimiento. Por supuesto, debo mencionar a Miguel Ángel Bounarroti (1475-1567), escultor, pintor y arquitecto italiano; y a Antoni Gaudí (1852-1926), arquitecto español, autor de grandes manifestaciones de la arquitectura orgánica como el templo de la Sagrada Familia. Cómo no mencionar al norteamericano Frank Lloyd Wright (1867-1959), precursor de la corriente del minimalismo; los alemanes Walter Gropius (1883-1969) y Ludwig Mies van der Rohe (1886-1969); a Le Corbusier (1887-1965), arquitecto francés exponente del funcionalismo; a Frank Gehry, nacido en Toronto (1929); a Norman Foster, nacido en Manchester (1935); a Renzo Piano, en Italia (1937); a Tadao Ando, en Japón (1941); a Zaha Hadid, en Irak (1959); a Santiago Calatrava, en Valencia (1951); todos ellos, arquitectos de diversas naciones, de gran creatividad, que han dejado obras maravillosas. Todos han contribuido activamente a la formación y transformación de nuestro mundo a través de su legado.
El arquitecto es y será uno de los pilares fundamentales para asistir a la sociedad ante la necesidad de espacios, hábitats, refugios, viviendas, ciudades, construcciones y conglomerados necesarios para la vida. La historia es testigo de las evidencias claras y de los rastros que han dejado.
Pero, entonces, aquí surge una pregunta pertinente: ¿qué significa el término arquitecto?
Según Wikipedia, proviene de la palabra en latín architectus; a su vez, del vocablo griego ἀρχιτέκτων (architéktōn), composición de ἀρχι (archi ‘ser el primero, el que manda’) y τέκτων (téktōn ‘albañil, constructor’).
Es decir, el máximo responsable de una obra.
EL ARQUITECTO MEXICANO
El origen del arquitecto mexicano
Ese nativo constructor que surge en las comunidades prehispánicas de Mesoamérica, entre aldeas diseminadas y asentamientos precarios, tuvo que haber sido un personaje que se formó con procesos ligados a los acontecimientos mundiales. Aquel hombre nómada, ese que llegó a América proveniente de Asia, para convertirse en hombre sedentario gracias a la domesticación del maíz, fue desarrollando procesos de construcción en su entorno. Los refugios, casas y aldeas en sus primeras concentraciones urbanas tuvieron que haber sido pensadas por ese indígena inteligente que probó técnicas para la construcción rudimentaria en torno a una primitiva organización social.
Nuestro país es poseedor de una gran riqueza cultural. Con el florecimiento de nuestras sociedades autóctonas en diferentes períodos de tiempo, se puede entender el valor de los legados históricos invaluables que dejaron. Cada una de ellas desarrolló las artes, la religión, la economía, la gastronomía, la astronomía y la arquitectura, entre otras actividades. Aparecieron en un rango de tiempo que va desde el año 2500 a. de C. hasta el año 1521 d. de C. con la caída del imperio azteca. Entre ellas se destacan características distintas en cuanto a su estilo de vida, pero sobre todo por las manifestaciones arquitectónicas que las hacen diferentes.
Para entender el papel del indígena constructor mexica y la aparición de los arquitectos mexicanos, me parece prudente presentar algunos datos importantes recabados a partir de la instauración de la gran Tenochtitlán, que fue fundada en el año 1325 y conquistada en el año 1521.
Pasaron doscientos años para que el imperio azteca edificara la gran Tenochtitlán. ¿Cuántas generaciones tuvieron que pasar para consolidarla? Tal vez, tres o cuatro si el promedio de vida era de cincuenta años. A pesar del paso del tiempo y de todas aquellas carencias técnicas e inclemencias climáticas, ante aquellas oleadas e inundaciones, los aztecas dominaron al lago.
Ellos construyeron sus casas, patios y calzadas sobre el agua y las unieron con tierra firme. El mismo concepto se lograba para la ciudad de Venecia casi simultáneamente. Por un lado, el viejo continente, 1400 d. de C., construyendo sobre lagunas, y, por otro, nuestros indígenas, con menores recursos técnicos, haciendo lo propio.
Nuestra ciudad se construyó a la mitad de un gran lago y se formó por calles de agua para las canoas, calles rellenadas de tierra, chinampas cuya técnica de construcción es bastante simple pero eficiente, y palacios para los nobles. Seguramente lucía espectacular su retícula ortogonal bien trazada, construida por los mexicas. Esa retícula, como si fuera la traza urbana actual, estaba formada por recuadros enmarcados por los canales. Qué interesante solo imaginarse cómo se realizaban los alineamientos sin equipos topográficos ni cintas para medición.
¡Vaya que se necesitaban habilidades técnicas para construir aquella ciudad!
¿Qué tipo de personas resolvieron los problemas constructivos y con qué herramientas se ayudaron? Seguro fueron indígenas inteligentes tan capaces como los españoles que llegaron para destruirla.
La arquitectura prehispánica más antigua, estoy seguro que se improvisaba y se realizaba con la técnica del ensayo y error. Las construcciones de aquella época dejan ver una gran organización en la fuerza de trabajo invertida. Los que se dedicaron a construir lograron resultados extraordinarios enseñando y transmitiendo sus conocimientos generación por generación.
Al parecer, la mejor escuela de arquitectura en esa época era la que se heredaba de los padres a los hijos.
Debió de haber lucido espectacular aquella ciudad edificada con materiales propios de nuestra región. La gran Tenochtitlán, con sus diques y calzadas, que tanto maravillaron a Hernán Cortés y a su ejército. Dicen los historiadores que sorprendió de forma admirable a los españoles verla por primera vez, tanto que la compararon con la antigua Roma. Pero hubo poco interés arquitectónico por parte de los recién llegados, ya que, después de la conquista militar y espiritual, decidieron edificar la nueva ciudad sobre las ruinas de la anterior en señal de victoria. Aunque se utilizaron los mismos materiales, nuevas técnicas acompañaron la edificación de la Nueva España. En 1524, Hernán Cortés colocó la primera piedra para la construcción de la catedral, que se terminó de construir hasta el año 1813 bajo la dirección de Manuel Tolsá.
El encargado de aprovechar la traza de la vieja ciudad fue García Bravo. Sin importar los grandes problemas y retos que representaría el lago, así lo hicieron, ¡y vaya que se presentaron inundaciones, pestes, sismos y quién sabe cuántas cosas más!
Pero a lo que quiero llegar con esta explicación es a conocer cómo se desarrolló el proceso de instrucción después de la conquista, principalmente la capacitación de los arquitectos a partir de la caída de Tenochtitlán.
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