Romanti Ezer Veloz

Caos en el Cristianismo


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un lado, el gran avance intelectual que todos los días va evolucionando; pero la gente, cada vez más cerrada, más apática, más egoísta.

      Hay un problema muy grande en todo el mudo hoy en día, y sé que un libro no cambiará mucho, pero de verdad no encuentro otra manera de poder aportar al caos emocional de mucha gente.

      No es sorpresa, de verdad, que mucha gente que no conoce de Jesús siga esta tendencia, es más, ni siquiera es sorpresa que muchos “creyentes” sigan esa tendencia.

      Lo triste es eso, que entre más se siga, más vacía está la gente, más se sienten inconformes con ellos mismos. Es por eso que hay mentes llenas de pensamientos y de complejos que lo único que hacen a través de esas tendencias es causar depresión.

      Hay un problema aún mayor entre los jóvenes creyentes, y no sé por qué o de qué manera se metió tan rápidamente en las Iglesias. En realidad es un problema tan grande que lo tenemos frente a nosotros y no hacemos nada al respecto. Todo encamina hacia esa indiferencia que los mismos jóvenes tienen hacia Dios, y que los padres tienen hacia los hijos.

      Mi petición al que tú leas esto es que puedas darte cuenta del problema, que ese mismo nos aleja de Dios, nos aleja a veces hasta de nuestras familias. Como el problema es atractivo, creemos que estamos bien, pero cada día perdemos más a nuestra familia, y nuestra relación con Dios cada vez va disminuyendo, hasta el punto en el que sentimos que no tenemos la presencia de Dios en nuestras vidas.

      Es triste, es real y hay que actuar…

      No me dejarás mentir, todos tenemos un amigo que solamente piensa en él, solo está pensando en cómo verse mejor, como tener mejores cosas, como obtener beneficios, pero únicamente para él.

      El típico amigo que tiene todo, al que nunca le falta nada.

      Y nos da cosa, ¿no? Es decir, como que sí lo apreciamos mucho, pero al final de todo, muy dentro de nuestro corazón, no aceptamos mucho su egoísmo, y es porque es algo que realmente incomoda.

      El egoísmo nos mata poco a poco, es un sentimiento con el que, sin darte cuenta, alejas a tus amigos, a tu pareja y, claro, te alejas de Dios.

      Aparentemente es bueno, porque todos quieren tener todo. Todos queremos estar cómodos, vivir bien, y pensamos en nosotros mismos, olvidando e ignorando todas las personas que están a nuestro alrededor, y aun las que no están, que forman parte vital de nuestro camino en este mundo.

      ¿Te has puesto a pensar de verdad por qué hay tantos pleitos y discusiones entre parejas, entre familias, entre mismos cristianos? Y si has pensado en esto, concluirás que ha sido y todo ha empezado con un brote de egoísmo.

      Ahora quiero dejar en claro el significado literal de lo que es el egoísmo.

      Como egoísmo se denomina la actitud de quien manifiesta un excesivo amor por sí mismo, y que solamente se ocupa de aquello que es para su propio interés y beneficio, sin atender ni reparar en las necesidades del resto. La palabra, como tal, proviene del latín ego, que significa ‘yo’, y se compone con el sufijo “-ismo”, que indica la actitud de quien solo manifiesta interés por lo propio.

      El egoísmo también puede reconocerse en todas aquellas acciones realizadas por interés personal, para provecho propio, y sin mirar en las necesidades, opiniones, gustos o intereses de los demás. Los actos así realizados pueden calificarse de egoístas.

      El egoísmo, como tal, es una actitud que dificulta la relación con el prójimo, pues la persona egoísta trata y hace sentir a los demás como si no existieran, o como si sus preocupaciones o ideas no importaran. De allí que también se lo compare con el individualismo.

      En este sentido, el egoísmo es un antivalor, opuesto a valores tan importantes para la convivencia humana como la solidaridad, la gratitud o el altruismo.

      Vemos ahora el significado de la palabra, y de verdad, para darnos cuenta de cómo solucionar nuestro problema debemos saber primero lo que significa nuestro problema.

      Estoy tan sorprendido, y creo que tú también, porque nos cuesta tanto aceptar que tenemos este problema la mayoría de la gente, es decir, no solamente aquel amigo que solo está pensando en él, que solo está viendo su propio beneficio, sino que también tu y yo, a veces en otros ámbitos o situaciones.

      La razón por la cual no aceptamos que somos egoístas, es porque nos gusta, nos causa cierto placer el amor excesivo, pero no hacia otras personas, sino hacia nosotros mismos. El egoísmo es algo muy grave que, de verdad, si no lo dominas, terminarás muy mal en tu vida.

      La Biblia nos habla de situaciones así.

      De hecho, no tenemos que esperar mucho en la Biblia para que algo de egoísmo se asome por ahí, y haga de las suyas.

      Eva, la mujer de Adán.

      Qué “perfecto” hubiera sido si Eva no hubiera pensado egoístamente. De verdad, no puedo imaginar cuál hubiera sido la historia que contara, que Eva lo que hizo fue obedecer lo que Dios había mandado, pero he allí el egoísmo.

      Satanás, nuestro enemigo, usa palabras claves y siempre son las mismas, solo disfrazadas.

      Leamos…

      Génesis 3 (NTV)

      1 La serpiente era el más astuto de todos los animales salvajes que el Señor Dios había hecho. Cierto día le preguntó a la mujer:

      —¿De veras Dios les dijo que no deben comer del fruto de ninguno de los árboles del huerto?

      2 —Claro que podemos comer del fruto de los árboles del huerto —contestó la mujer.

      3 —Es solo del fruto del árbol que está en medio del huerto del que no se nos permite comer. Dios dijo: “No deben comerlo, ni siquiera tocarlo; si lo hacen, morirán”.

      4 —¡No morirán! —respondió la serpiente a la mujer.

      5 —Dios sabe que, en cuanto coman del fruto, se les abrirán los ojos y serán como Dios, con el conocimiento del bien y del mal.

      6 La mujer quedó convencida. Vio que el árbol era hermoso y su fruto parecía delicioso, y quiso la sabiduría que le daría. Así que tomó del fruto y lo comió. Después le dio un poco a su esposo que estaba con ella, y él también comió.

      Me da tristeza leer esto, siento que no era una decisión difícil, creo que no era como el mejor árbol del huerto, porque obviamente Dios siempre les da a los suyos lo mejor, en este caso no fue diferente.

      Satanás atrapó a la mujer con unas cuantas frases, para que ella pudiera ser víctima de este egoísmo, de querer la sabiduría de Dios.

      “¿De veras Dios les dijo que no deben comer del fruto de ninguno de los árboles del huerto?”

      Satanás hizo que la mujer viera a Dios como un hombre malo, que prohíbe cosas buenas, que son agradables para la carne pero que, a su vez, le iban a traer consecuencias a la mujer, y ella, en el momento de la crisis del egoísmo, lo ignoró por completo.

      Hizo caso a la Serpiente, porque ella le dijo: “No morirás”.

      Si eres egoísta, no pasa nada, tú preocúpate por ti, no le digas a tu marido, no consultes a Dios, ellos no saben. Mejor come de este fruto para que seas como Dios.

      Y, ¿qué paso?

      ¿Sorpresa, no?

      Para nada, es lo que el egoísmo causa al final: vergüenza, temor, angustia, soledad, miedo, inseguridad y sobre todo tristeza.

      Ojalá todo se quedara allí, que