Romanti Ezer Veloz

Caos en el Cristianismo


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en ese momento, de solamente dejarle las cosas a Dios, yo creo que para mis padres también era difícil ver a su hijo llorar porque lo golpearon solo por ser cristiano.

      Solo le dejamos las cosas a Dios…

      Pasaron algunas semanas, y llegó una noticia, el niño que había golpeado a mi hermano había sufrido un accidente y se encontraba muy mal de salud.

      Ahí es cuando te digo que el odio que el mal causa se convierte en misericordia cuando Jesús toma el control de nuestra situación.

      Recuerdo que oramos por el jovencito, para que pudiera recuperarse de su accidente. Un carro lo golpeó y quedó la mayor parte de su cuerpo en muy mal estado. Recuerdo cuando el jovencito llegó a su casa, después de su recuperación, que mi hermano y mis padres fueron a verlo. Le llevamos algunas cosas que, en su estado de enfermedad, le iban a hacer falta. Pudimos orar por él y pedir por su recuperación.

      Hoy en día, ese joven camina con dificultades, batalla para hablar, y el golpe afectó su cerebro.

      Cuento esto, no para declarar victoria sobre una situación, sino para que veas que quizá mi hermano hubiera podido tomar venganza por su propia mano, pero decidió dejárselo a Dios y nos parecerá algo muy fuerte, pero lo justo para Dios fue ese resultado.

      Quizá hubiéramos querido que fuera de manera diferente, pero tal vez los otros compañeros que también golpearon a mi hermano pudieron ver la consecuencia del mal que estaban haciendo, que decidieron no hacerlo más.

      No sabemos. Pero Dios sí sabe, él quizá enseñó al joven, nos enseñó a nosotros y quizá a algunos cuantos más.

      ¿Cuál es el peor mal que pueden hacerte, que no le hayan hecho a Jesús y lo haya tolerado?

      El problema es que ahora todo es un problema. Buscamos venganza, por más pequeña que sea.

      Hubo personas en la Biblia que pudieron hacer venganza por su propia mano, cuando el enemigo o los enemigos se descuidaban. Uno de ellos fue David. Tuvo varias oportunidades de poder vengarse de Saúl, su rey, quien quería matarlo a como diera lugar.

      David decidió dejárselo a Dios. Y Dios hizo justicia con David, en cuanto a Saúl.

      ¿Qué le costaba a David vengarse por su propia mano? Nada, y todo.

      Pudo hacer cosas imaginables mientras que, por otro lado, le dejó las cosas a Dios, y he ahí el resultado. David matando a Goliat, David siendo rey, David derrotando a sus enemigos. De éxito en éxito, mientras Saúl, de fracaso en fracaso. Eso pasará con las personas con las cuales el mundo se mete, Dios actuará conforme a su justicia, así que no tenemos por qué preocuparnos por la venganza, ella llega sola, y llega en el momento indicado, justo cuando es necesaria.

      Con José, el soñador, pasó lo mismo. Tuvo todos los medios para poder vengarse y para poder ver sufrir a los que le hicieron sufrir a él primero.

      Pero cuando Dios está en la vida de las personas, estas se dejan llevar por él, aunque el mundo no entienda.

      Cualquiera de nosotros lo hubiera hecho, quizá hubiéramos dejado sin comer en este tiempo de escasez a toda nuestra familia, por lo que nos hubieran hecho.

      Y si hoy en día sientes rencor hacia alguien más, por mil cosas que te han hecho pasar, tal vez te lastimaron, pero te aseguro que la venganza no es la solución.

      Un consejo que podemos tomar de la Palabra de Dios, en cuanto a esto, es en 1 de Pedro 3:9.

      “No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición…”

      Pero qué horror, ¿no crees?

      Lo único que Dios trata de hacer por ti es que seas feliz, que seas libre de ese rencor que tienes hacia los demás, de ese odio, que lo único que está logrando es que en tu pensamiento maquines venganza.

      Y al final, traerá un momento de satisfacción, pero un momento solamente. Cuando pase ese dulce trago, te sentirás mal.

      Es por eso que entre mejor puedas estar con los demás, es felicidad para ti.

      La gente piensa que los cristianos somos ignorantes, que no nos damos cuenta cuando ellos quieren hacer de las suyas, creyendo de una manera errónea, que no podemos hacer nada ante una injusticia, de otra persona hacia nosotros. Lo que no saben es que detrás de nosotros está alguien justo, que le hará pagar por todo lo que hizo.

      ¿Se aprovechan de ti? ¿Hablan mal de ti? ¿Tratan de hacerte daño?

      Dejarle las cosas a Dios suele ser complicado, pero es la mejor opción, y la más efectiva, que está comprobadísima, tanto en la Biblia como en la vida diaria. Aunque al final puede ser amarga, porque el resultado, como ya lo vimos, puede ser triste, es la manera justa de Dios, y no podemos tratar de cuestionarlo o hacer que cambie su justicia.

      Recuerda que todo lo que él hace es con un propósito, y más allá de eso, siempre es justo.

      Ya basta de venganza, repito lo que he venido diciendo: no podemos cambiar el mundo, pero tú y yo sí podemos cambiar, mejorar como personas y como cristianos.

      Pidamos a Dios por más paz, pero esa paz la tenemos que dar nosotros, así que la oración hacia Dios sería:

      “Señor, me siento lastimado por otras personas que han querido dañarme, incluso ya lo han logrado, pero no quiero dejarme llevar por mis impulsos. Oro por esas personas, para que tengas misericordia de ellos y les des paz en su corazón. Dame paz y tranquilidad a mí también, para tener siempre presente que, a su tiempo, pondrás justicia a mi causa. Amen”

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