hablado; bien que el uso de los cánticos sea mayor. Y es que incluso por las casas y por los campos nos puede ser una incitación y como un instrumento para alabar a Dios, y elevar nuestros corazones a Él, para consolarnos al meditar en Su virtud, bondad, sabiduría y justicia; lo cual es más necesario de lo que uno podría decir. En cuanto a lo primero, no es sin causa que el Espíritu Santo nos exhorte tan cuidadosamente en las Santas Escrituras a regocijarnos en Dios, y que todo nuestro gozo esté ahí reducido como en su verdadero fin; puesto que Él conoce cuán inclinados somos a gozarnos en la vanidad. De la manera, pues, que nuestra naturaleza tira de nosotros y nos induce a buscar todos los medios de regocijo loco y vicioso, así también, por el contrario, nuestro Señor, para distraernos y retirarnos de las seducciones de la carne y del mundo, nos presenta todos los medios posibles, a fin de ocuparnos en este gozo espiritual, que tanto nos recomienda.
Mas, entre las cosas que son apropiadas para recrear al hombre y darle placer, la música o bien es la primera, o una de las principales; y debemos estimar que es un don de Dios, encargado de tal uso. Por lo cual tanto más debemos vigilar de no abusar, no sea que la mancillemos y contaminemos, convirtiéndola en nuestra condenación, cuando ella debía estar dedicada a nuestro provecho y salvación. Si no hubiera otra consideración que únicamente ésta, nos debería mover a bien moderar el uso de la música, para hacerla servir a toda honestidad, y que ella no sea ocasión de dar rienda a la disolución, o de afeminarnos en delicias desordenadas, y que ella no sea instrumento de lascivia, ni de ninguna impudicia.
Pero aún hay otra ventaja: porque a duras penas hay en el mundo algo que pueda más volver, o inclinar aquí y allí las costumbres de los hombres, como Platón lo ha considerado con prudencia, que la música. Y de hecho, experimentamos que ella tiene una virtud secreta y casi increíble para conmover los corazones de una manera u otra. Por lo cual debemos ser tanto más diligentes a conducirla de manera que ella nos sea útil, y para nada perniciosa. Por esta causa, los doctores antiguos de la Iglesia se quejaban muchas veces de que el pueblo de su tiempo era muy dado a canciones deshonestas e impúdicas, las cuales ellos las consideraban y estimaban, no sin razón, como veneno moral y satánico que corrompe el mundo.
Mas hablando ahora de la música, comprendo dos partes, a saber, la letra, o tema y materia; y en segundo lugar, el canto o la melodía. Es cierto que toda palabra mala (como dice san Pablo) pervierte las buenas costumbres; pero cuando la melodía acompaña, esto atraviesa mucho más fuertemente el corazón y entra al interior; de manera que como por un embudo el vino es introducido al vaso, de la misma manera el veneno y la corrupción se destila hasta lo profundo del corazón por la melodía.
Por tanto, ¿qué se ha de hacer? Pues tener canciones no solamente honestas, sino también santas, las cuales nos sean como aguijones para incitarnos a orar y alabar a Dios, a meditar en sus obras, a fin de amarlo, temerlo, honrarlo y glorificarlo. Mas esto que dice s. Agustín es cierto, que nadie puede cantar nada digno de Dios, sino lo que ha recibido de Él. Por lo cual, cuando hayamos andado por todas partes para buscar aquí y allá, no encontraremos mejores canciones ni más apropiadas que los Salmos de David; los cuales el Espíritu Santo le dictó e hizo. Y por consiguiente, cuando los cantamos, estamos seguros que Dios nos pone en la boca las palabras, como si Él mismo cantara en nosotros, para exaltar Su gloria. Por lo cual, Crisóstomo exhorta tanto a hombres como a mujeres y niños pequeños, a que se acostumbren a cantarlos, a fin de que esto sea una meditación para asociarse a la compañía de los ángeles.
Por lo demás, debemos acordarnos de lo que dice san Pablo, que las canciones espirituales no se pueden cantar bien sino es de corazón. Mas el corazón requiere la inteligencia. Y en esto (dice san Agustín) reside la diferencia entre el canto de los hombres y el de los pájaros. Porque un petirrojo, un ruiseñor, un papagayo, cantarán bien, pero sin entender. Pero el don propio del hombre es cantar sabiendo lo que se dice. Tras la inteligencia, deben seguir el corazón y el afecto; lo cual no puede ser, si no hemos impreso el cántico en nuestra memoria, para no cesar jamás de cantarlo.
Por estas razones, este presente libro, aun por esta causa, además de todo lo que se ha dicho, debe tenerse en singular recomendación para todo el que desee regocijarse honestamente y según Dios, incluso para su salvación, y el provecho de sus prójimos; y de esta manera no será asunto demasiado recomendado por mi parte; visto que en sí mismo él porta su precio y su alabanza. Tan sólo que el mundo esté tan bien prevenido que, en vez de canciones en parte vanas y frívolas, en parte tontas y pesadas, en parte sucias y viles, y por consiguiente malas y perjudiciales, las cuales ha usado en el pasado, se acostumbre desde ahora a cantar estos Cánticos divinos y celestes con el buen Rey David. Acerca de la melodía, ha parecido lo mejor que fuera moderada en la manera que la hemos puesto, para llevar el peso y majestad conveniente al asunto, e incluso para ser apropiada para cantar en la Iglesia, según lo que ya se ha dicho.
Juan Calvino en Ginebra
Este 10 de Junio de 1543
Según las Melodías del Salterio de Ginebra
PUBLICACIONES FARO DE GRACIA P.O. Box 1043 Graham, NC 27253
SALMO 1
Este Salmo canta que son bienaventurados los que, rechazando las costumbres & consejos de los malos, se aplican en conocer & poner en práctica la Ley de Dios; & que son desventurados aquellos que hacen lo contrario.
1 Es bienaventurado el varón Que nunca fue de malos en unión, Ni en camino_entró de pecadores, Ni se sentó con escarnecedores; 2 Sino que su delicia_en Dios está, Y día_y noche en Su Ley pensará.
3 Será cual árbol que plantado_está, Junto_a corrientes de_aguas y que da Siempre su fruto_a su sazón debida, Y cuya hoja nunca_es abatida; Y todo cuanto_emprenda_el tal varón, Recibirá de Dios la bendición.
4 Mas los malvados se parecerán Al tamo que_arrebata_el huracán; 5 No vencerán si_a juicio son llamados, Ni con los justos serán congregados. 6 Porque conoce_al justoJehová, Mas el malvado_al fin se perderá.
SALMO 2
Aquí se ve cómo David & su reino son figura verdadera & indudable profecía de Jesús Cristo & de Su reino.
1 ¿Por qué se_amotina toda nación? ¿Por qué los pueblos piensan vanidades? 2 Los reyes del mundo_harán rebelión, Y conspirarán muchas majestades Contra_el Señor y contra Su Ungido, 3 Diciendo: Todos venid a quebrar Las cadenas que Él nos ha metido, Sus duras cuerdas vamos a_arrojar.
4 El que mora_en los cielos se reirá, Y risa tendrá_el Señor soberano, Pues de todos ellos se burlará. 5 Y con furor hablará_a los humanos, Los turbará con Su ira potente. 6 Mas yo he puesto, en mi voluntad, Sobre Sion, que es mi santo monte, A mi gran Rey, lleno de majestad.
7 Yo muy solemne voy a publicar El decreto, pues el Señor me dijo: Hoy a Ti Yo vengo de engendrar; Sí, solamente Tú eres mi Hijo. 8 Pídeme Tú, y todas las naciones Te_entregaré Yo por Tu heredad, Y de la tierra todos los confines Como posesión de Tu majestad.
9 Pues en Tu justicia los quebrarás Totalmente con la vara de hierro; Asimismo los desmenuzarás Como a vasija de alfarero. 10 Ahora vosotros todos los reyes Sed gobernados por la discreción; Y vosotros, de la tierra los jueces, ¡Oh! ¡Admitid Su amonestación!
11 Resolved servir siempre al Señor Con verdadero temor reverente, Y estad alegres con gran temblor. 12 También honrad al Hijo solamente, Para que no se enoje el Santo, Y al andar muráis sin remisión, Pues