de la batalla y observó «la culminante actitud de un individuo que desplegaba en alto el bicolor nacional y recorría frenético los diferentes puntos del frente guerrillero y que, al detenerse con la bandera bajo su brazo izquierdo, disparaba su arma de fuego y azotaba con su honda los aires y repetía una y mil veces sus inauditos esfuerzos, menospreciando la vida» (2018, p. 20). En 1888, un muy joven don Ezequiel llegó a Chupán y visitó la casa de la viuda de Pomares. Ella y sus hijos vivían en la extrema pobreza, abandonados, a pesar de ser la familia de un héroe que dio la vida por su patria. La señora le confirmó que Pomares fue enterrado con la bandera, siguiendo su voluntad. Ante la ausencia de documentación escrita, este es el testimonio más directo del heroísmo de Pomares, el cual comenzó a reivindicarse y consolidarse como hecho histórico gracias a la difusión del cuento.
El hito fundamental de esta historia ficcionada es la incorporación canónica del relato de la muerte de Pomares en la historia oficial, tal como se puede catalogar la obra de Basadre. Ficcionada, porque muchos de los detalles que se incorporaron en el relato histórico provienen de un cuento, el cual recrea diálogos y construye imaginarios simbólicos muy potentes. Como comenté anteriormente, Basadre comienza el capítulo citando el reconocimiento de Pomares hecho en 1951, pero, a continuación, refiere como verídica la descripción del personaje que hizo Ayllón, e incluye la visita a su viuda y la historia de la bandera. Basadre, historiador agudo y serio, reconoce que el cuento es ficción, pero sostiene que los artificios literarios reflejan una verdad fundamental (2005). Esta sería que, en esa batalla, se diluyeron las diferencias de clase y étnicas, fundiéndose en un solo sentimiento nacional ante el invasor chileno. Así, la Guerra del Pacífico se convirtió en el crisol de la peruanidad, pues puso al margen las barreras que separaban a los peruanos. En un giro sorprendente y que muestra su preocupación por los debates de mediados de la década de 1960, escribe que el nacionalismo, según el «ex guerrillero Regis Debray […] alberga un elemento esencial, a veces más hondo que otras categorías históricamente transitorias» (p. 275). Estas categorías temporales serían las de clase y etnicidad, que —por medio de la guerra y de la batalla encabezada por Pomares— son dejadas de lado por otras más trascendentes, como la identidad nacional, fuerza más allá del tiempo.
Así, de acuerdo con Basadre, el heroísmo de Pomares dejó un mensaje vinculado al «instinto nacional, con rastros de una actitud mágica que desafía la irreversibilidad del tiempo y trata de evitar la desintegración de la comunidad, susceptible de precipitarse en el caos. Y López Albújar acertó simbólicamente cuando le hizo percibir al mismo tiempo la promesa de la vida peruana al anunciar que llegará el día en que mistis e indios sean iguales» (Basadre, 2005, p. 275). Basadre es un historiador agudo, sabe que no puede afirmar tajantemente que Pomares haya existido y, más aún, que el diálogo sea verídico, pero eso no es lo relevante, sino el hecho trascendental de que el cuento demuestra la fuerza del nacionalismo presente en el mundo campesino, capaz de disolver, al menos por un tiempo, las diferencias de clase y etnicidad. Así, la ficción se hizo histórica y permitió legitimar la identidad peruana de los campesinos indígenas, tan cuestionados desde la perspectiva de las jerarquías sociales y culturales. Ese es el hecho histórico incuestionable.
Para la consagración de esta historia, fue necesario un largo y delicado proceso de historizar la ficción, el cual se ve en la documentación (AP, 2018), aunque sea de manera parcial. Una vez publicado el cuento, que es una historia real contada de manera ficcional, las autoridades de Huánuco comenzaron rápidamente a reivindicar a la batalla y a su héroe. En 1921, el alcalde de Huánuco, Luis Rivera Yábar, erigió un obelisco en homenaje a la batalla y a su héroe. En 1946, mientras se efectuaban reparaciones en la capilla de San Sebastián en Chupas, se encontraron los restos de un entierro, el cual fue identificado por los lugareños como la sepultura de Pomares. De acuerdo con el testimonio de Teófilo de la Mata Funegra, fundador de la Sociedad Patriótica Aparicio Pomares, en 1951, en ese féretro se encontraron los restos de «don Aparicio Pomares, luego se abre el cajón, viéndose un esqueleto completo con la mortaja hecho polvo, las botas con sus huesos tibia y peroné, cuyas botas fueron llevadas a la Unión por el señor Vidal, las que han sido adquiridas por la Sociedad Patriótica Pomares» (2018, p. 7). Según el testimonio de Fortunato González (p. 79), también fundador de la Sociedad, los asistentes a la exhumación reconocieron de forma unánime «que el esqueleto y las botas eran de Aparicio Pomares»; luego, los restos fueron nuevamente enterrados en la Iglesia Matriz (pp. 26-27).
4. La historia, la literatura, la tradición
Este descubrimiento y la fundación de la Sociedad fueron hechos fundamentales para convertir a Pomares en un héroe local. Así, muy rápidamente se comenzó a utilizar su nombre en instituciones privadas y públicas. En 1952 se fundó el Club Social Deportivo Aparicio Pomares, que estuvo activo en la liga de fútbol local durante un tiempo; en 1988 se fundó otro club con el mismo nombre en la liga departamental. Ese mismo año, por la ley 24925 del 26 de octubre de 1988, se creó el distrito Aparicio Pomares, con su capital Chupán.
A mediados de 2017 se creó una Comisión Central para Declarar Héroe Nacional a Aparicio Pomares, compuesta por diversas personalidades y autoridades de la región. Incluso la noticia llamó la atención de la televisión local: el programa «Reencuentro» realizó un especial dedicado a Pomares, con el título de «Aparicio Pomares: el reconocimiento a la heroicidad andina», emitido el 14 de julio de 201826. El acta fundacional de la Comisión Central señala que se acordó por unanimidad
[s]olicitar a las autoridades pertinentes que se declare, por ley dada por el Congreso de la República, héroe nacional que luchó junto al general Cáceres en la Guerra del Pacífico, a don Aparicio Pomares Hilario, natural de Chupán, Provincia de Yarowilca, departamento de Huánuco. Con la sustentación y el valioso aporte de los investigadores históricos y la Comisión organizadora para declarar Héroe nacional a Aparicio Pomares, con la documentación recepcionada respecto a la acción heroica del valeroso soldado (AP, 2018, Presentación).
El expediente que elaboraron (AP, 2018) contiene un punto de partida incuestionable: la cita correspondiente de la pluma de Jorge Basadre. Además, su estrategia consiste en los siguientes aspectos:
Reforzar el carácter patriótico de la batalla de Jactay y su rechazo a la traición de otros peruanos.
Demostrar la existencia de Pomares desde el presente hacia atrás; como lo dice una periodista en el documento, el que tantas personas lo hayan reconocido demuestra que el personaje existió.
Reivindicar a Pomares como un héroe indígena, no solo huanuqueño, pues representa la participación indígena y campesina en la construcción de la nación.
Todos estos aspectos son justificados por medio de diversas pruebas, del mismo tipo que las que se utilizan en cualquier investigación académica. Por ejemplo, los objetos materiales que demuestran la existencia de las personas y sus hechos, las denominadas «reliquias», como las botas que se recuperaron como parte de la gestión de la Comisión, hecho que refrenda el testimonio ofrecido en la década de 1950.
En cuanto al primer punto, el documento elaborado por la Comisión tiene como objetivo secundario evitar la polémica asociación de Huánuco con la memoria del general Mariano Ignacio Prado, otro personaje de la Guerra del Pacífico, pero que es recordado por su supuesta huida del territorio peruano en la que se llevó los escasos recursos disponibles para enfrentar la guerra mientras era presidente. Los comisionados declaran que desde el año 1985 los historiadores locales insisten en que se destruya el monumento del
Felón Prado y en su lugar erigir el monumento del verdadero héroe Aparicio Pomares Hilario, de la misma manera, podemos plantear el cambio de denominación de las calles de la ciudad de Huánuco, por no reflejar la identidad regional propia, más, por el contrario, colocaron nombres de personajes que actuaron en contra de los intereses la conciencia cívica y desarrollo de Huánuco (AP, 2018, Presentación).
Figura 1. Las botas supuestamente usadas por Pomares. Foto proporcionada por Gonzalo Zavala.
En el documento hay referencias muy interesantes con respecto a las nociones