Carlos Federico Torres

Gente de tango


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salvo una fugaz interrupción en 1955 a la que se hará referencia más adelante.

      En forma simultánea a su labor con El Señor del Tango, en los años 1952 y 1953 integró la orquesta que habían formado Atilio Stampone y Leopoldo Federico, en carácter de primer violín, con la que actuó en el local nocturno Tibidabo y en audiciones de Radio Belgrano. Los arreglos del conjunto corrían a cargo de Argentino Galván.

      En 1955 dejó transitoriamente la orquesta de Di Sarli, a fin de viajar a Brasil integrando el conjunto Los Príncipes del Violín, junto con otros tres violinistas —Carlos Sampedro, Saúl Michelson y Elías Slon— además del piano a cargo del maestro Pedro Ignacio Calderón, todos músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional a la que también Bajour había ingresado por concurso en el año 1949.

      Sin embargo, a comienzos de 1956, al producirse el retiro masivo de los músicos de Di Sarli a fin de formar el conjunto Los Señores del Tango, el maestro de Bahía Blanca le solicitó a Simón que se encargara de formarle la línea de nuevos violinistas, la que como producto de sus gestiones quedó conformada por los cuatro violinistas de los Príncipes del Violín, aunque poco después Bernardo Stalman y Luís Vidal reemplazaron a Sanpedro y Michelson.

      En 1958 se reencontró con Argentino Galván, en oportunidad de incorporarse a Los Astros del Tango, recordado noneto que grabó en ese año y en el siguiente bajo arreglos y dirección del mencionado Galván. Allí, Bajour compartió el dúo de violinistas en algunas grabaciones con Elvino Vardaro y en otras con Enrique Mario Francini.

      En 1959 Di Sarli, avanzada la enfermedad que le produciría la muerte a comienzos del años siguiente, disolvió su agrupación, por lo que Bajour viajó a Viena, a fin de participar en el vii Festival de la Juventud, desde donde se trasladó a Moscú, invitado por el maestro Osvaldo Pugliese para que integre su orquesta en la recordada gira que realizó por la Unión Soviética y China durante el segundo semestre de ese año.

      Al regresar de la gira con Pugliese a comienzos de 1960, Bajour se incorporó a la primera formación del Quinteto Nuevo Tango, que Astor Piazzolla, a su vez recién regresado de Nueva York acababa de fundar, permaneciendo en esa agrupación durante un año, lapso en el que alcanzó a participar junto con Astor, Jaime Gosis en piano, Enrique Díaz en contrabajo y Horacio Malvicino en guitarra, en la grabación del primer long play del conjunto, dado a conocer bajo el título de Vanguardia.

      Su desvinculación se produjo en 1961, como consecuencia de haber sido contratado como concertino de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba.

      Este fue el momento que puede precisarse como el de su alejamiento de las formaciones dedicadas al tango, salvo una esporádica actividad a la que luego se hará referencia.

      Radicado entonces en La Habana, ahí permaneció durante todo el resto de esa década.

      De regreso en Buenos Aires, fue un intérprete activo de la música de cámara y sinfónica. En este ámbito, se recuerda su participación en la interpretación de las sonatas para violín y piano de Beethoven realizadas con Aldo Antognazzi en 1984.

      También trabajo en la Orquesta Estable del Teatro Colón, de la que fue un solista reconocido no sólo por sus interpretaciones del directorio clásico romántico sino también del estreno de obras de compositores argentinos, como el concierto para violín de Alicia Terzian.

      Su último trabajo para el tango, único en este género luego de su alejamiento del quinteto de Astor Piazzolla en 1961, data del año 1975, en oportunidad de participar con el carácter de solista invitado en la grabación del disco Los 14 con Julio De Caro, producido por Ben Molar. A él le tocó realizar un solo de violín en el tango Todo corazón, sobre un arreglo realizado en conjunto por el bandoneonista Luís Stazzo y el propio Bajour.

      Como compositor, el tango le debe la música de Duele más, que Carlos Di Sarli grabó el 19 de diciembre de 1956, con la participación del compositor como primer violinista y la voz de Jorge Durán cantando los versos escritos por Reynaldo Yiso.

      La aludida composición fue firmada con el seudónimo de Tito Simón, que era el que utilizaba para su desempeño en las orquestas de tango hasta su actuación en Los Astros del Tango, de la que formó parte con su nombre real, aunque en la versión castellanizada de su nombre de pila, es decir traduciendo Symia por su equivalente Simón.

      Bajour compartió con su maestro Spiller la pasión por la formación de nuevos talentos. Fue profesor de varias generaciones de violinistas muchos de ellos intérpretes de primer nivel en orquestas sinfónicas, como es el caso de Daniel Zisman en Berna, Alejandro Rutkauskas en Stuttgart y en Argentina, Pablo Saraví en la Filarmonica de Buenos Aires y Luis Favero en la Orquesta del Teatro Argentino de La Plata.

      Bajour interpretó también la música de los judíos de la diáspora. En 2004, año anterior al de su muerte, trabajaba con su discípulo Pablo Saraví sobre un proyecto pedagógico consistente en la elaboración de un libro de bases técnicas para violinistas en forma de debates.

      La obra quedó inconclusa al fallecer Bajour en Buenos Aires el 8 de febrero de 2005, a los 76 años de edad, pero Saravi ha prometido concluirla en homenaje a su gran maestro.

      22. Balcarce, Emilio

      Violinista, bandoneonista, director, arreglador y compositor nacido el 22 de febrero de 1918.

      Su verdadero nombre era Emilio Sitano, habiendo iniciado muy joven sus estudios de violín con los maestros Vidal y Paiva y armonía y contrapunto con los profesores Elhert, Fisher y Marcoli.

      Debutó profesionalmente en el año 1935 como violinista de la orquesta de Ricardo Ivaldi y tres años más tarde dirigió su propio conjunto, en el que realizó sus primero arreglos musicales además de ejecutar el bandoneón, instrumento que aprendió a intepretar sin profesor alguno que lo iniciara en el mismo.

      En 1942, ya definitivamente encauzado como violinista, integró las orquestas de Edgardo Donato, Luis Moresco y Manuel Buzón y el 2 de noviembre de 1943 presentó la orquesta que comenzó a acompañar a Alberto Castillo en bailes, grabaciones para el sello Odeon y actuaciones en Radio Belgrano.

      Con esa orquesta se desempeñó también como director independiente, contando en 1944 con el cantor Jorge Durán hasta que el 1º de enero del año siguiente éste ingresó a la orquesta de Carlos Di Sarli.

      Con esa agrupación compartió rubro además con el vocalista Amadeo Mandarino.

      En 1946 dirigió la orquesta que acompañó a Alberto Marino, recién desvinculado de Aníbal Troilo, para quien efectuó también los arreglos. El debut se produjo en el café Marzotto, grabando por otra parte para el sello Odeon diez temas en el año 1947 y dos más en 1948.

      Este último año lo dedicó luego de estas grabaciones exclusivamente a la tarea de arreglador, comenzando a realizar orquestaciones para las orquestas de Alfredo Gobbi, Aníbal Troilo, Francini–Pontier y José Basso, tarea de la que al final de esta cronología se mencionarán algunos de sus trabajos más relevantes.

      En 1949 ingresó como violinista y arreglador en la orquesta de Osvaldo Pugliese con quien se mantuvo hasta 1968. Durante los casi veinte años que permaneció en esta agrupación participó en todas las actividades desarrolladas por la misma en radios, bailes, grabaciones de discos para los sellos Odeon, Stentor y Phillips y las recordadas giras a la Unión Soviética y China en 1959 y a Japón en 1965.

      En abril de 1968, junto con otros cinco músicos de esa orquesta y el cantor Jorge Maciel, se retiró de la misma a fin de formar El Sexteto Tango, conjunto de brillante concepción, plasmada en decenas de grabaciones efectuadas para el sello rca Víctor.

      Radicado luego por algunos años en Neuquén, siguió con la actividad docente musical y formó una orquesta juvenil de tango.

      Al regresar a Buenos Aires, había decidido su retiro, afectado fundamentalmente por problemas auditivos. Sin embargo, Ignacio Varchausky, joven integrante de la nueva camada del tango, recordó su nombre y recurrió a él para la formación de un conjunto musical que fuese al mismo tiempo una escuela para jóvenes ejecutantes