Carlos Federico Torres

Gente de tango


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a ese país para luchar en favor de la República. Llegó hasta Montevideo donde pensaba embarcarse, pero no logró pasar la revisación médica, pues le detectaron una afección pulmonar y fue enviado de vuelta a Buenos Aires.

      Volviendo a sus comienzos, Bahr relataba que su vocación de poeta derivó hacia el cancionero nativo, para después ser ganado definitivamente por la música ciudadana.

      Sin estudios secundarios, su formación fue la del clásico autodidacta que en la lectura halló la forma de enriquecer su lenguaje y estimular su vocación literaria.

      Se inició entonces escribiendo algunos cuentos, como asimismo coplas que entonaban las comparsas barriales en las fiestas de carnaval, siendo estas últimas el más seguro antecedente de su posterior tarea como poeta del tango.

      Fue a mediados de la década del treinta cuando comenzó a orientarse hacia las letras de tango, de modo tal que al llegar el año 1940 se constituyó en uno de sus más destacados letristas.

      Es también en ese tiempo que su vida comienza a ordenarse, debido a que su acercamiento a la música ciudadana lo llevó a frecuentar Radio Porteña emisora en la que conoció a la cancionista Lina Ferro, con quien se casó en el año l942. De ese matrimonio nacieron dos hijos Carlos Alberto e Inés María.

      La primera etapa de su producción para el tango comenzó con su vinculación con un bandoneonísta de su barrio, Alfonso Gagliano, con quien escribió sus dos primeros títulos: el vals Cartas viejas y el tango Algo bueno, compuestos en 1934 y 1935, respectivamente.

      Un año después, su vinculación con otro intérprete del bandoneón, Roberto Garza, cuyo verdadero nombre era José García López, permitió a Bahr afianzarse como un futuro letrista de tangos de relevancia. Con música de Garza compuso su primera letra de trascendencia, la del tango Fracaso, que llevó al disco Mercedes Simone el 21 de abril de 1936.

      Garza, por entonces integrante del conjunto que acompañaba a dicha cancionista, fue un auténtico respaldo en la carrera del incipiente letrista, firmando juntos a continuación de Fracaso otro tango, Maldición, del que Mercedes dejó su registro discográfico el 1º de septiembre de 1936.

      Ya en l938 Bahr obtuvo el primer premio en un concurso de milongas organizado por sadaic, con una obra compuesta con el bandoneonísta José Mastropietro, titulada Milonga compadre, que llevó al disco la orquesta de Pedro Laurenz el 12 de mayo de 1938, con la voz de Juan Carlos Casas.

      En 1939 escribió los versos de Si no me engaña el corazón, tango cuya música pertenece al violinista Mauricio Misé, grabado por la orquesta de Osvaldo Fresedo con la tenorina voz de Ricardo Ruiz el 24 de abril de ese mismo año.

      De 1940 es Humillación, tango con música de Rodolfo Biaggi, sumamente reconocido a partir de la versión grabada el 14 de julio de 1941 por Juan D’Arienzo con su orquesta y la voz de Héctor Mauré.

      Precisamente con el advenimiento de la famosa década del cuarenta comenzaron a surgir los títulos consagratorios de Carlos Bahr. Pronto su nombre se relacionó al de Héctor María Artola, bandoneonísta, arreglador y director, a cuyas composiciones estaría asociado a partir de entonces aportando los versos de varios exitosos temas.

      De la inspiración de ambos se conoció en primer término Desconsuelo, al que siguió Marcas, grabado por la orquesta de Osvaldo

      Fresedo con la voz de Carlos Mayel el 17 de septiembre de 1941, el bellísimo Tango y copas, el que se constituyó el 5 de abril de 1943 en la primera de las grabaciones de Alberto Marino con la orquesta de Troilo y el no menos atractivo Equipaje, también grabado por la formación de Pichuco, cantando en este caso Floreal Ruiz en un registro realizado el 27 de marzo de 1945, exactamente el mismo día en el que el país recibía la noticia que el gobierno militar de entonces rompía relaciones diplomáticas con el derrotado nazismo.

      Fue también muy exitosa su producción con el pianista Manuel Sucher, al que unió su nombre tiempo más tarde.

      Quedaron de este binomio celebradas composiciones como En carne propia, Prohibido, Precio, Noche de locura, Muriéndome de amor, Nada más que un corazón Dame mi libertad y Donde estás.

      Con música del pianista rosarino Hipólito Basilio, Bahr escribió por entonces los versos de una única pero muy hermosa colaboración, un tango al que titularon No estamos solos. Pese a los innegables valores del tema, sólo fue grabado por José García y su orquesta Los Zorros Grises con la voz de Alfredo Rojas, en una impecable versión realizada el 9 de agosto de 1944.

      Durante toda esa década Bahr siguió produciendo exitosas letras para el género, colaborando con otros importantes compositores. La mayoría de sus temas fueron llevados al disco por las grandes formaciones orquestales de ese momento, las que requerían permanentemente sus obras.

      De todas esas vinculaciones seguramente la más importante resultó la que mantuvo con la orquesta de Miguel Caló y varios de sus inspirados integrantes, con los que produjo éxitos perdurables como Valsecito y Con la misma moneda, ambos con el mencionado director, Mañana iré temprano, Por una mala mujer, el vals El mismo dolor y Canción inolvidable todos con música de Enrique Mario Francini, Cada día te extraño más, Corazón no le hagas caso y Cuando talla un bandoneón con Armando Pontier, Pecado con Francini y Pontier colaborando en la música, Caricias perdidas con Héctor Stamponi, Sin comprender, Siempre, Quise ser un Dios y La vendedora con Miguel Nijenson, y Cosas del amor con Domingo Federico.

      Valsecito, Mañana iré temprano, El mismo dolor, Cada día te extraño más, Corazón no le hagas caso y Sin comprender fueron llevados al disco por la orquesta de Caló en excelentes versiones en todos los casos.

      Sin embargo, es Mañana iré temprano la que se destaca por su particular belleza, al punto tal de constituirse en uno de los hitos de la extensa discografía de la orquesta, conformada por 415 grabaciones.

      Esta hermosa melodía de Francini encontró en la letra de Bahr un tratamiento literario muy adecuado.

      La honda tristeza que exhala la música encontró en esa poesía un relato absolutamente acorde a ese dolor. En efecto, tratándose de una de las letras más dolientes que se conocen en el género, no resulta fácil personificar la extrema angustia del personaje sobre el que gira la narración sin caer en apoyos lacrimógenos facilistas. Sin embargo, los versos de Bahr relatan la acongojante historia de modo insuperable, sin dar paso en ningún momento a ese tipo de recursos efectistas.

      El tema llegó al disco el 10 de agosto de 1943, apoyada en un magnífico arreglo instrumental de Osmar Maderna, con amplio lucimiento de los tres instrumentos básicos de la orquesta de Caló: el bandoneón de Armando Pontier, el violín Enrique Mario Francini y el piano a cargo del mismo arreglador, a lo que cabe agregar la brillante interpretación vocal de Raúl Iriarte, que dio con el énfasis justo para expresar esa historia.

      La versión de la formación de Caló es para muchos comentaristas del género un auténtico hito de la discografía del mismo.

      Existen sin embargo otros recordados registros discográficos del tema, como los de Osvaldo Fresedo con la voz de Oscar Serpa para el sello rca Victor el 1º de diciembre del mismo año de la grabación de Caló y la de Julio Sosa con el acompañamiento de la orquesta de Leopoldo Federico.

      Otro tema destacable por su difusión más allá de las fronteras del país es el ya mencionado Pecado. La orquesta que codirigían Francini y Pontier, (recuérdese que ellos fueron los compositores de la música), lo grabó en forma instrumental en febrero de 1952.

      Sin embargo, posteriormente Pecado adquirió amplio reconocimiento internacional con el canto de los versos de Bahr, siendo grabado en ritmo de bolero por muchos intérpretes de este género musical.

      Unió su nombre también al de Horacio Salgán, quien compuso la hermosa melodía de Motivo de vals a la que Bahr puso acertados versos. El 8 de noviembre de 1950, Salgán realizó una magnífica versión grabada de este vals con su orquesta y la voz de Ángel Díaz.

      Con música de Elías Randall, escribió las letras de tres tangos: Tanto, tema que grabaron Angelito Vargas el 7 de febrero de 1949 en su etapa de solista