Carlos Federico Torres

Gente de tango


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en tres discos compactos más titulados Agri saluda a Piazzolla, Antonio Agri y Enrique Munné: Por la vuelta y Agri, Binelli, Fedel y Ferrer: Memoria y tango.

      A fines de 1995, inmediatamente después de grabar Conversando con amigos, Agri realizó otra exitosa gira, visitando ahora París y nuevamente Japón.

      Como compositor, dentro de una producción no muy extensa, se recuerdan Kokoro Kara (Desde adentro), que grabara para el disco Conversaciones con amigos con el conjunto que formó con su hijo Pablo y Lito Nebbia, Carambón y sp de nada (Sin pretensión de nada), estos dos últimos incluidos en su disco compacto titulado Antonio Agri–Tango.

      Este eximio intérprete del violín, al que los estudiosos del género ubican en una línea continuadora de la escuela de Elvino Vardaro, falleció el 18 octubre de 1998 a los 66 años de edad, después de haber estado en plena actividad hasta no mucho antes de su muerte.

      5. Aguilar, José María

      Guitarrista, cantor y compositor nacido en Montevideo el 3 de mayo de 1891.

      Siendo un niño ingresó al Instituto Verdi de su ciudad natal a fin iniciarse en el estudio de la música junto con su hermano Francisco Mauro. Transcurridos unos años, José y Francisco acompañados por su padre, recorrieron el Uruguay, participando en veladas con célebres payadores de la época.

      Al contraer matrimonio su hermano y dejar entonces de participar en las giras, José continuó las mismas con su padre hasta que se produjo el deceso de éste.

      Siguió entonces solo la actividad trasladándose al estado brasileño de Río Grande del Sur, al que recorrió con su guitarra durante un tiempo. De regreso en Montevideo, en 1912 ingresó a un establecimiento de campo, a unas leguas de Mercedes a fin de desempeñar tareas rurales, hasta que Mario Pardo, recordado guitarrista de múltiple actividad durante una vida que se acercó casi hasta el centenario, que al tango aportó la letra del tango La maleva entre otras colaboraciones, lo convocó para actuar en Buenos Aires. El dúo Pardo–Aguilar debutó en el teatro Empire de la calle Corrientes grabando además algunos discos juntos en el año 1922.

      Disuelto el dúo, Aguilar, quien ya era un intérprete de sólidos conocimientos musicales, dio lecciones de guitarra a distinguidas damas y caballeros de la sociedad argentina, llegando a contar en determinado momento con setenta alumnos que recibían sus enseñanzas.

      También por entonces acompañó a Ignacio Corsini en las primeras grabaciones de este cantor para el sello Odeon y 1923 fue contratado por la Victor para desempeñarse como solista y primer acompañante de los cantores que entonces formaban parte del catálogo de ese sello.

      Quedaron registradas por entonces sus primeras composiciones para el tango, tituladas Ida y vuelta, El abrojal y El gran técnico.

      Aguilar también interpretaba como solista temas clásicos, entre ellos Momento musical de Schubert, Miserere, de la ópera El trovador de Giusseppe Verdi y Trozos de los manuscritos del compositor español Manuel De Falla, habiendo incluso grabado este último en un disco editado por el sello Víctor.

      En 1924 se presentó en el teatro Porteño, junto al dúo formado por los cantores Atilio Monsalve Copello y Fernando Nunziata y el guitarrista Rafael Iriarte.

      En marzo de ese año viajó a Montevideo natal a fin de realizar una temporada integrando un cuarteto de cuerdas y canto al que se denominó Los incógnitos con Luis Viapiana, uno de los autores del recordado tango As de cartón, Carlos Bértola e Ítalo Goyeneche al que se agregaba su hermano menor Froilán.

      En ese mismo año contrajo matrimonio con María Berois, una excelente poetisa que sería una importante colaboradora de Aguilar en las letras de algunas de sus composiciones, como Trenzas negras, el vals Añoranzas y el célebre tango Milonguera.

      Al retornar a Buenos Aires, José y Froilán Aguilar se presentaron acompañando a Rosita Quiroga y Rosita Del Carril en los teatros Empire y Maipo, y participaron en nuevas grabaciones de Corsini, hasta que poco después se produjo el retorno de Froilán a Montevideo.

      José por su parte siguió dando marco musical al Caballero Cantor, ahora junto a los guitarristas Enrique Maciel y Rosendo Pesoa.

      A mediados de 1928 fue contratado por Carlos Gardel para incorporarse al conjunto de guitarras que lo acompañaba en sus interpretaciones, que hasta entonces era el dúo formado por José Ricardo y Guillermo Barbieri. El ahora trío realizó sus primeras grabaciones con el Zorzal con cuatro temas registrados el día 23 de julio de ese año para el sello Odeon: Estanoche me emborracho, Lahijade la japonesita, Chorra y Manos brujas, terminando esta etapa de grabaciones en Buenos Aires el 9 de septiembre de ese año con el registro de cuatro temas instrumentales a cargo del trío de guitarras: Manos brujas, ahora sin la participación del cantor, Las madreselvas, Quejas del alma y La cumparsita.

      Días después Gardel y sus tres guitarristas se embarcaron para actuar en París donde además de realizar exitosas presentaciones, reanudaron sus grabaciones para el mismo sello ahora en sus estudios en la capital francesa.

      El trío de acompañamiento también actuó en Francia en carácter de solistas en temas instrumentales.

      Al terminar las actuaciones del Zorzal en abril del año siguiente, José Ricardo decidió permanecer en París a fin de continuar allí su actividad, por lo que desde entonces y hasta marzo de 1930, sólo Barbieri y Aguilar fueron los únicos acompañantes del cantor.

      En dicho mes nuevamente se constituyó un trío con la incorporación de Ángel Domingo Riverol.

      Luego de participar en la filmación de varios cortos de Gardel bajo la dirección de Eduardo Morera, Aguilar se desvinculó del cantor, comenzando a trabajar en el acompañamiento del tenor español Teófilo Ibáñez, como asimismo del dúo de vocalistas Gómez–Vila, del cantor Armando Barbé, de su compatriota Juan Patti y de Adhelma Falcón, hermana de Ada, en este último caso con Barbieri y Riverol, actividad que desarrolló durante el período comprendido entre los años 1931 a 1934.

      A fines de este último año, fue convocado nuevamente por Gardel quien se encontraba en Estados Unidos, hacia donde viajó entonces junto con Barbieri y Riverol, arribando a Nueva York el 31 de enero de 1935. Se conformó así el último trío de guitarristas que habría de acompañar al Zorzal.

      El 28 de marzo de ese año dio comienzo la gira que se truncaría

      con la tragedia de Medellín.

      El accidente dejó con vida a Aguilar pero desfigurado por graves quemaduras en el rostro y con sus manos imposibilitadas para seguir su trayectoria como guitarrista.

      Producido su retorno a Buenos Aires en enero de 1936, se dedicó a la enseñanza del instrumento al que había dedicado toda su vida, como asimismo a patrocinar a distintos cantores, dado que su carrera de guitarrista había finalizado para siempre ese trágico 24 de junio de 1935.

      Por lo demás, no puede dejar de señalarse que Aguilar, al igual que el otro sobreviviente de la tragedia, el catalán José Plaja, profesor de inglés de Gardel fallecido en su Barcelona natal el 1º de noviembre de 1982, sistemáticamente se negaron a brindar precisiones acerca del accidente, y sus pormenores previos, los que por lo tanto, quedaron definitivamente sepultados a partir de la muerte de ambos.

      En su trayectoria como integrante de los conjuntos de guitarras que acompañaron a Gardel registró ochenta y un grabaciones con Guillermo Barbieri, setenta y nueve con éste y Ángel Domingo Riverol y sesenta y cuatro con el trío conformado con José Ricardo y Barbieri.

      Excelente compositor, su producción alcanza a alrededor de setenta títulos correspondientes a diversos géneros.

      Entre sus tangos, además de los ya mencionados en esta semblanza, existen otros de gran popularidad, como por ejemplo Tengo miedo y Cuando me entrés a fallar, ambos con letra de Esteban Celedonio Flores, especiales los dos para el lucimiento de cantores de estilo recio, como fue el caso de Alfredo Belusi y Julio Sosa.

      En una línea diferente a la de los anteriores, compuso Flor campera, con letra de Juan Pedo