Diana Wang

Los niños escondidos


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jugué toda la guerra. Resulta que cuando era chica había leído un libro, Polyana, de Louisa May Alcott, la autora de Mujercitas. La protagonista era una nena a la que le pasaban muchas cosas y no se hacía problemas porque había inventado un juego. Era un juego mental que consistía en buscar siempre el lado positivo de las cosas. Yo me sentía como la heroína de Polyana y la tuve presente toda la guerra, creo que me sirvió para salvarme.

      Freda (14 AÑOS)

      MADUREZ. De un día al otro maduramos. En casa sabíamos lo que pasaba porque teníamos radio con onda corta, así que escuchábamos las noticias. Además mi papá tenía una hermana con dos hijos que era separada y vivía en Berlín. Aunque de su separación mucho no se hablaba porque el tema era tabú, sí se hablaba de lo que pasaba en Alemania.

      EL FIN DEL VERANEO. El 1o de septiembre estábamos veraneando. Escuchamos por radio que las tropas entraban y mi papá buscó un hombre con un carro y volvimos así a Lodz. En el camino veía pasar aviones pero no estaba asustada, al contrario, sentía mucha seguridad por el hecho de estar con mis padres, era como estar viviendo una aventura. Empezó el colegio de manera normal. Los primeros meses de la ocupación seguimos viviendo en casa, hasta invité a comer a los chicos del grupo del lugar de veraneo. Vivíamos en una zona muy linda que se llamaba Narutowicz, que era el nombre de un ex presidente de Polonia.

      LA HUIDA A VARSOVIA. A fines del 39 tuvimos que dejar nuestra casa e ir a lo de mi tía, éramos muchos viviendo ahí. Fue antes de entrar al gueto, nos tuvimos que poner la estrella amarilla. Después mis tíos se mudaron a Varsovia, que parecía más seguro que Lodz, entonces nosotros tuvimos que alquilar un departamento. Estaba más cerca del gueto. Mi papá se había ido junto con otros hombres a Varsovia. Al principio, papá mandaba cartas y plata, a mí me mandó una tarjeta para mis quince años. En abril del 41, nos llegó una carta de la Gestapo convocando a mamá. Ella quería ir pero estaba enferma, entonces fui yo en su lugar. Cuando llegué presenté ese papel y un hombre me mostró una carta de mi papá que decía que él había pagado de contrabando para que nos llevaran a Varsovia. También pedía que nos preparáramos porque nos iban a ir a buscar. Parece que papá había sobornado a un hombre de la Gestapo para que pudiéramos ir. Cuando llegué a casa y le conté a mamá que papá nos esperaba y que tenía todo preparado, se puso contentísima. Al final nunca fuimos, nos quedamos en Lodz, no sé por qué. Pero igual, si hubiéramos ido, hoy sabemos cómo fueron las cosas en el gueto de Varsovia. No había salida.

      Lwow

      El 17 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia Oriental. Lwow y Bialystok estaban en esa zona. Al poco tiempo, los alemanes se retiraron e ingresaron los rusos. En junio de 1941, los nazis rompieron el pacto con la Unión Soviética e invadieron todos los territorios polacos.

      Había 110 mil judíos viviendo en la hermosa ciudad de Lwow, también llamada Lemberg, capital de uno de los reinos antiguos de Polonia (la otra capital era Cracovia). Lwow era la tercera comunidad judía en número de miembros, una ciudad cosmopolita que competía con Varsovia y Cracovia en el desarrollo y la vida cultural y profesional de los judíos.

      Ania (11 AÑOS)

      VACACIONES. Yo no tenía ni la menor idea de lo que era la guerra. Me acuerdo que era el último día de vacaciones de verano y a mí no me importaba que hubiera empezado la guerra porque sabía que el lunes ya no iba a ir al colegio, seguían las vacaciones.

      El fin del verano*

      El coche trotaba

      por las calles de Varsovia,

      dos tablas anchas,

      dos troncos a los costados.

      El trote golpeando

      los adoquines

      de la calle Twarda.

      Los bártulos cargados

      del veraneo

      que se terminaba

      (bártulos atados con apuro:

      había que volver

      rápidamente,

      los vientos de la guerra

      estallaban).

      Las paredes de siempre desfilaban

      frente a las pupilas de la niña,

      que las veía ahora

      con otros ojos.

      * Poema escrito por Zosia sobre recuerdos de sus once años.

      Bialystok

      En la primera ocupación, en septiembre de 1939, los alemanes prendieron fuego a la sinagoga de Bialystok con mil judíos adentro en lo que se llamó el “Viernes Rojo”. Los nazis siguieron llevando a cabo varias matanzas masivas de judíos hasta que los soviéticos ocuparon la ciudad. El 22 de junio de 1941, los nazis invadieron Rusia y el 27 de junio Bialystok fue anexada al Reich.

      Dina (7 AÑOS)

      UNIFORMES. Me acuerdo de los alemanes, de los tanques, los uniformes. Se quedaron como unos diez días. De ahí recuerdo algún comentario de mi mamá, por ejemplo, contó que a un hombre que caminaba por la calle con las manos en los bolsillos, unos alemanes le gritaron que las sacara y como no les entendió porque no sabía alemán, lo mataron ahí mismo.

      El 20 de septiembre los alemanes ocuparon Bialystok con su infantería, camiones, blindados y aviones que sobrevolaban la ciudad. El mismo día mamá llevó a papá a la estación de tren para que viajara a Vilna, Lituania. El temor de mamá era que los alemanes se lo llevaran a los campos de trabajo, como había sucedido con los hombres durante la Primera Guerra Mundial. Inmediatamente pasamos a vivir a la casa de mi tía Sonia, con su familia. Mamá vendió todas nuestras pertenencias.

      BAJO DOMINIO SOVIÉTICO. El 30 de septiembre, a raíz del tratado RibbentropMolotov, se produjo la partición de Polonia. Bialystok quedó bajo dominio soviético. Recuerdo que salimos a la calle para ver la retirada alemana y la llegada de las tropas soviéticas.

      Mamá comenzó a planificar y ejecutar la estrategia para reunirnos con papá en Vilna.

      Mira (11 AÑOS)

      ¡LA GUERRA! Los bombardeos empezaron cuando tenían que comenzar las clases. Fue por la mañana. Papá trabajaba, mamá estaba pegada a la radio y de repente gritó: “¡La guerra! ¡Alemania atacó Polonia!”.

      LA ENTRADA DE LOS RUSOS. A la semana de haber entrado, los alemanes se retiraron y llegó el Ejército Rojo. Para nosotros, además