Fotos familiares, sonrisas detenidas en el tiempo por la cámara. A un costado de la antigua ramada, un salón iluminado por ventanales que muestra la infinita extensión de tierra. El pool y un racimo de mesas. Una diminuta puerta lleva al salón de ventas. “Acá tenemos desde carne hasta zapatillas, pilas y gaseosas, por supuesto, pan”, describe Elsa. En las estanterías se ven cientos de artículos. “Nos manejamos con libretas, que es el crédito del campo”, señala los pequeños cuadernos. Cada uno es una historia, una familia, el desvelo del trabajador rural. “A fin de mes pagan, porque saben que tienen todo el mes de crédito”, asegura Elsa. Aquí el movimiento es intenso. Se atiende a los que vienen a buscar provisiones, a los que toman sus tragos en el salón y a los que vienen por un clásico a disfrutarlo en las mesas al aire libre: el sándwich de jamón y queso.
“Si me avisan con tiempo, preparo comidas. Pero lo clásico son las empanadas, milanesas y la picada”, resume Elsa. “Me siento muy útil. Mi abuelo y mi padre fallecieron acá, para mí, la pulpería es todo”, sintetiza el sentimiento, puro amor por estas paredes. Llora Elsa, la pulpera, la madre de todos los “caminantes”, como a ella le gusta llamar a los que se acercan a esta querencia. Detrás, sus hijos son un escudo. “Seguimos el mismo ritmo que antes, atendemos a la gente”, es lo último que dirá.
Los hombres entran apurados, le entregan un pedazo de papel con una lista. Se alcanza a ver puré de tomates, papel higiénico, pan, detergente. Elsa entra en acción y les abre una cerveza. El gaucho la mira de reojo, el pecado está cerca y no hará nada para desviarse del camino hacia el vaso. Aquí se halla el sentido de venir a hacer las compras para la casa. La ceremonia comienza. + info: para llegar, tomar ruta 8 camino a San Antonio de Areco. En la unión con la ruta 193 tomar sentido a Puerto Chenaut. Seguir por el camino no más 10 minutos.
La Cercana de Paula,
descansar en tierras sagradas
Los Toldos. Partido de General Viamonte
Los Toldos es el territorio de los mejores quesos, la tierra mapuche y el lugar de nacimiento de Eva Duarte. Pero también es una propuesta de descanso que atrae por estar dentro de territorio indígena, muy cerca de lugares sagrados donde fluyen buenas y ancestrales energías. “La Cercana de Paula es una idea que se fue generando hace muchos años cuando le quisimos dar valor agregado al sitio donde se radicaron mis abuelos maternos. Ella, una aguerrida española. Él, italiano. Con sus dos hijitas se radicaron en este lugar”, de esta manera presenta Mónica Castellani el origen de su casa de descanso.
La Cercana de Paula es una amable casa de campo que está dentro del territorio que se conoce como La Tribu, una extensión de tierra que el presidente Mitre le cedió al cacique Coliqueo, en recompensa por los servicios prestados al Ejército Nacional. En la actualidad viven descendientes de aquellos mapuches, aún conservan sus ceremonias y estilos de vida propios y están totalmente incluidos en la sociedad criolla.
La historia familiar cruza el emprendimiento de Mónica. Sus abuelos están muy presentes. “Si bien eran productores agrícola-ganaderos, su actividad principal fue la de ser viveristas. En esa época era una actividad muy innovadora, producían por semillas, esquejes e injertos araucarias casuarinas, pinos, eucaliptos, robles, etc. Y algo que los distinguió: rosales y camelias, proveyendo al pueblo y a la zona”, manifiesta.
Siguiendo fiel la tradición toldense, su abuela Nicolasa hacía quesos con la leche que ordeñaba. Al igual que los holandeses que se afincaron aquí con la receta del queso gouda (aquí se produce el mejor del país), las mujeres eran las encargadas de hacerlo. Aquellos alimentos sanos, naturales y potentes alimentaron a los pioneros. Ese espíritu se siente en la posada de descanso. Aquí es donde se nos invita a pasar algunos días, rodeados de cielo y aire fresco. La libertad del campo, la intimidad de una tierra que nos convoca a disfrutar de las simples tareas.
“La casa de campo es linda y sencilla”, afirma Mónica. “Está rodeada de árboles”, ayuda a completar la postal. Los sueños de sus abuelos de proyectar aquí un gran vivero, aún perduran. Aquellas plantas hoy continúan dando sombra, aroma y flores. Las aves eligen esta isla de hojas y pétalos para anidar y cantar.
La propuesta es disfrutar de todo esto. Sin horarios ni tiempos que apremien. “En La Cercana encontrarás espacios que invitan a descansar, bosquecitos naturales, senderitos de fácil caminar, en el que los diferentes momentos del día tienen distintos encantos, como el avistaje de fauna nativa. Se ven liebres, vacas, caballos, diversidad de aves y colmenas de abejas que enriquecen los sabores de su miel con las flores silvestres. Y pegadito al corral está La Cercanita Producción Caprina, el proyecto de uno de nuestros hijos, quien produce riquísimos quesos de cabra. Todos los espacios nos invitan a participar de diferentes aventuras diarias”, resume Mónica.
“También hay rincones de juegos como cancha de tejo, de futbol, tirolesa, hamacas y casita entre los árboles para los más pequeños”, suma placenteras actividades. La casona está totalmente equipada. Una vez que se llega aquí, el auto es un elemento que pierde interés y utilidad. Los días comienzan y terminan caminando. Las noches son preludios de sueños reparadores. La acompasada sinfonía de la brisa acariciando las hojas de los árboles simula un mar cercano y amigo.
“A esto se le puede sumar andar a caballo. Rosaura, nuestra querida yegua, nunca se niega a darte un paseo; y por supuesto las bicis, para ayudar el recorrido dentro y fuera del predio, ya que el pueblo queda a solo 1000 metros”, afirma Mónica y completa la teoría de cómo seremos felices en el campo de Los Toldos. “Toda esta zona es muy bella de visitar por su paisaje natural, zona medanosa de muchos caminitos vecinales que invitan a recorrerlos. Es fácil perderse, pero también es fácil hallar algún lugareño que nos oriente. Y no se puede dejar de visitar el lugar sagrado conocido como La Olla”, cuenta.
“Es un lugar de mucho misticismo. Las leyendas y los relatos vivencian energías y percepciones muy interesantes. La Olla es una hondonada natural que, según cuentan, los indios usaban para ocultarse del ejército en tiempo de luchas. Es un lugar con mucha energía y una de las particularidades es que a pesar de ser una profunda y bastante extensa depresión nunca junta agua. Es un lugar con mucha acústica”, describe Mónica.
El misterio del pueblo mapuche y sus rincones energéticos, claves en esta estadía que obliga a abrir todos nuestros sentidos y dejarlos que sean ellos y sus delicados sentimientos quienes nos dirijan los días. + info: Facebook: La Cercana de Paula / Teléfono: 2364565602 / E-mail: [email protected]