hasta herramientas. Cosechadoras y alpargatas, autos, botones, azúcar y fideos y, en muchos casos, también hacían de banco. Allí se compraba con libreta y se pagaba una vez al año, luego de las cosechas o la venta de animales. En la ciudad había varias parrillas en las rutas, por eso apostamos a un restaurante en el centro, que además de las comidas tradicionales ofreciera otros platos y la presencia de un chef”, describe el origen de este restaurante donde se respeta el recetario de la comida criolla.
La primera sorpresa es la decoración. Impactante. Cariñosa y apasionada. Se pierde la cuenta de la cantidad de elementos que evocan los tiempos pasados. Aquella felicidad de las marcas nobles regresa desde las paredes y provoca buenos recuerdos. Gran alegría de volver a ver botellas queridas, antiguos carteles publicitarios, sifones de soda, cajas de latas de galletitas y juguetes que nos acompañaron en nuestra infancia. Una larga lista de afectos que provocan nostalgia y seguridad. Las vitrinas y estanterías ayudan a sentarse para leer el menú con serenidad y ganas de comenzar la aventura de los sabores que nos harán crecer los mejores sentimientos.
“La propuesta gastronómica es la tradicional parrilla de carnes y achuras a las brasas, más una carta de platos elaborados con productos de la zona, como cazuela de cordero al disco, pescados, cerdo y muy buenas pastas. Además, hay tablas de fiambres y encurtidos caseros con galleta de campo y una buena variedad de postres, también elaborados en el lugar”, cuenta Ricardo.
Las críticas son muy buenas. Es indudable el amor que sienten al elaborar los platos y elegir los productos. Los puntos de cocción se respetan, aquello que fuimos a buscar se encuentra y esto alivia. No hay distracciones, solo buenos momentos. Se puede comer adentro o en el amplio patio. Ricardo es un enamorado de los autos y se pueden ver tres: dos Ford A 1929 y un Ford T 1925. General Belgrano es un destino seguro. No falla. Es de los lugares que se agendan. + info: Instagram: elalmacenresto / Facebook: elalmacenresto / Teléfono: 11-4194-4131
Puilquén, Reserva de lo Natural y ecoludoteca
General Belgrano
“La idea surgió por la necesidad en las personas de una reconexión con la naturaleza. La búsqueda de lo natural. Puilquén nació para sostener nuestro sueño y se transformó en un sueño en sí mismo. Es un canto al reciclado. En las instalaciones de un viejo ranario creamos espacios para que el turista pueda venir a reconectarse con la naturaleza y a conectarse con sí mismo. Con la tierra, con la lluvia, con el viento... todo fluye en armonía. Somos una parte de ese todo. Somos una Reserva de lo Natural, turismo rural sustentable”, define Roxana Paula de Menditte, una de las responsables de llevar adelante la primera ecoludoteca de la provincia de Buenos Aires y un hospedaje donde la propuesta es liberarse de las cargas de la ciudad y volver a caminar por el puente interior hacia la naturaleza y hacia nuestra esencia.
Reserva de lo Natural, nunca mejor elegido un nombre para sinterizar una propuesta que fusiona una posada, un bosque, la costa del río Salado, el pastizal nativo, una granja, una huerta orgánica y un espacio construido con métodos naturales por 250 voluntarios de todo el mundo, donde se invita a los niños a jugar y a reflexionar sobre energías renovables y el cuidado del medio ambiente. Todo esto, en pleno campo y a merced de las aves, de la contemplación del amanecer y de la caída del sol, con el ojo puesto en lo pequeño, en disfrutar de los silencios, de caminatas por senderos florecidos. Con alimentos sanos y rodeados de tierra, rocío, aromas campestres, Puilquén es un arca de Noé bonaerense con la mirada puesta en regresar a lo esencial.
La postal y esta soledad rural que se comparte se desarrollan dentro de la chacra de 12 hectáreas. Dos de ellas de bosque y a 500 metros está el río Salado, el Ecuador fluvial de la provincia. Se puede optar por tres tipos de alojamiento, cada uno con un estilo propio. “Todos de corte artesanal, reciclados, rústicos, pero con todos los servicios necesarios para descansar”, afirma Roxana.
“La Posada Pionera” es para dos personas, con aire acondicionado