(es realista y factible en nuestras circunstancias), relevantes (está relacionado con un objetivo general, no nos hace perder el foco) y temporales (deben tener una fecha límite para lograrlos).
El break-even o umbral de rentabilidad es el número mínimo de unidades que necesitas vender para que los costes totales igualen a los ingresos totales por venta. En ese momento, producir y vender el producto será rentable para la empresa.
Si no tienes ahorros o posibilidad de capitalizar la prestación por desempleo, tendrás que buscar el dinero en bancos con un préstamo personal, en subvenciones de organismos e instituciones varias, o a través de amigos y familiares (también llamados estos últimos como FFF, del inglés Fools, Friends and Family).
En el siguiente apartado veremos cómo seleccionar a nuestros socios, partners y proveedores.
Otro elemento que suele incluirse en los planes de negocio por su utilidad es un análisis estratégico DAFO (SWOT en inglés). Con esta herramienta se analizan factores externos que pueden afectar negativamente (amenazas) o positivamente (oportunidades) a la empresa en el contexto socioeconómico en el que realiza su actividad, así como aquellos factores internos que constituirían fortalezas y debilidades en relación a disponibilidad de capital, personal o calidad del producto, entre otros. La matriz sobre la que trabajar sería la siguiente:
Una vez completado el cuadro DAFO a partir de la información sobre nuestro producto o servicio en relación al mercado y los competidores, así como nuestro tipo de cliente, podremos responder cuestiones como las siguientes:
Por último necesitaremos también un cronograma o agenda que seguir con las acciones que vamos a realizar para desarrollar nuestro proyecto. Este apartado incluirá fecha de inicio y fin previstas de ese hito, y los recursos necesarios para llevarlo a cabo (personal, financiación, etc.).
Como en todos los apartados anteriores, intenta ser realista y no demasiado optimista en cuanto a los plazos y costes. El siguiente esquema representa muy bien la relación entre tiempo y capital invertido en los resultados finales.
Una vez que podamos dar respuesta a todas las preguntas y cuestiones que hemos planteado en este apartado podemos decir que tenemos un plan de negocio. Esto no quiere decir que nuestro plan no pueda modificarse posteriormente, el entorno cambia constantemente y estamos obligados a adaptarnos. De hecho, cuando lo apliquemos de forma práctica comprobaremos las diferencias entre los previsto y la realidad –pero será una buena guía, una base sobre la que trabajar y desarrollar nuestro proyecto e-commerce.
Sabemos que estás deseando poner en marcha tu idea y que todo lo anterior te llevará algún tiempo pero no pienses que lo estás perdiendo, considéralo una inversión segura: hacer bien este trabajo previo de reflexión y análisis (que no es otra cosa que el plan de negocios), evitará que nos encontremos en alguna de estas situaciones:
Y en este momento en el que tenemos un buen plan, razonable y factible, a medida de nuestro proyecto, entonces es cuando sí podemos dedicarnos a ponerle nombre al negocio (naming que dicen los de marketing), elegir dominio o tu nombre en internet (ej. www.nombredetunegocio.com) y empezar con los diseños del logo (lo habitual es empezar por aquí en vez de hacer la matriz DAFO por ejemplo porque siempre tendemos a posponer las tareas más duras).
Para la elección del nombre, las mejores recomendaciones son las siguientes: