Raíces suspendidas: estéticas y narrativas migrantes desde una perspectiva de género
la libertad y las relaciones humanas, también, bajo los ojos agudos de las relaciones de género.
En ese sentido, el texto de apertura de la obra, “Relato de sí misma, escritura del otro”, de la antropóloga y profesora emérita Annie Benveniste, sienta las bases para entender el estado del arte actual de las escrituras de la alteridad y de aquellas de tipo autobiográfico. En este capítulo se discuten las epistemologías que respaldan los estudios de campo en antropología y se analizan los retos y paradojas que aparecen al momento de restituir las narraciones. Se hace énfasis en la categoría de proceso más que de verdad, y se muestra el valor cognitivo de los diferentes métodos utilizados por las narraciones biográficas, históricas o ficcionales, explicadas a partir de numerosos ejemplos de estudios de caso que la autora desarrolló a lo largo de toda su carrera científica tanto en Europa como en África del Sur.
Enseguida, tanto el “Abecedario de creaciones migrantes” de la investigadora en artes Cristina Castellano, como el artículo de la investigadora en educación y medios audiovisuales Ileana Landeros, “Tiempo cero: la espera interminable desde el lente de las mujeres saharauis”, presentan estudios de caso nutridos de métodos socio-antropológicos y pedagógicos para demostrar cómo, de manera experimental y artística, se puede ejercer hoy en día una investigación que combine teoría, poiesis y praxis, entendidas desde el sentido aristotélico de crear algo y resolver un problema. Ambas investigadoras desarrollaron métodos horizontales para comprender y transformar positivamente algunas de las realidades marginales, ya sea la de los inmigrantes africanos en París, ya la de las mujeres refugiadas en el Sáhara. Por medio de talleres narrativos (con escritura poética) o visuales (con apoyo de la fotografía) muestran que la investigación-acción puede ir de la mano de la creación para devolver a las personas la capacidad de reconstruir su propia historia; esto es, darles la oportunidad de ejercer la capacidad sanadora de la auto-representación. Ambas reflexiones se articulan con el trabajo de las doctoras Lina Mercedes Cruz Lira y Rosa María Spinoso Arcocha, quienes reflexionan sobre las narrativas suspendidas desde el ámbito histórico.
De manera inédita, en “Las indias cacicas novohispanas: testimonios de poder en el siglo XVIII”, Cruz Lira describe cómo funcionaban las lógicas de poder en que se desenvolvían las mujeres nobles, las indígenas empoderadas que se “atrevieron” a vivir en matrimonios mixtos; es decir, mujeres que se casaron con extranjeros y que tuvieron que asumir retos tanto sociales como legales; verdaderas cuitas al desafiar el dogma de la raíz única cultural, ya que a pesar del aplaudido mestizaje de la actualidad, la segregación simbólica, racial y de clase, predominaba fuertemente durante el periodo del México virreinal.
Por su parte, Spinoso Arcocha, en “Relatos y narrativas chicanas de La Llorona”, explora el viaje a suelo estadounidense de una leyenda mexicana considerada memoria heredada y tradición móvil; estudia su presencia, recepción y reconfiguración en la literatura chicana, la pintura y el muralismo, con el fin de mostrar el valor simbólico que el personaje de La Llorona ejerce en el imaginario colectivo transnacional.
El capítulo “Amuletos indefinidos”, de las investigadoras y artivistas Carolina Maldonado Franco y Adriana Corredor Contento, brinda una reflexión a partir de su propia práctica artística y performativa: dos jóvenes inmigrantes, cuyas raíces suspendidas y anhelos de viaje se ven interpelados por escenarios de violencia física real. Ante la amenaza de violación latente que amedrenta la seguridad de las mujeres que “viajan solas”, las autoras proponen un amuleto original para protegerse del male. De este modo, la tarea del objeto artístico adopta un poder ritual, a manera de objeto vernáculo, y su aplicación antropológica contemporánea se activa en escenarios de acoso sexual. Esta reflexión nutre la acción, y en la restitución de la experiencia se aprecia el cuidado solidario de ellas mismas y de los demás.
Finalmente, el capítulo de Nadia Setti, “Tópicos y temporalidades migrantes”, nos invita a adentrarnos en literaturas insólitas provenientes de plumas feministas de Croacia, Albania, Túnez, Somalia y Argelia, muchas de ellas no traducidas todavía al español. En este texto no solamente descubriremos las escrituras migrantes de autoras poco conocidas en el mundo hispano, también leeremos las epopeyas errantes de escritoras refugiadas e inmigrantes que revelan diferentes pensamientos del antes y el después de la movilidad. Con base en Derrida, Setti presenta las poéticas de la memoria amnésica en donde no se piensa más que en el presente, y aquellas de la memoria hipermnésica, en donde se olvida el presente para quedarse en el pasado.
Raíces suspendidas: estéticas y narrativas migrantes desde una perspectiva de género es una invitación para saborear los pasajes/paisajes trazados gracias a los imaginarios migrantes. Este libro plasma aquello que la filósofa inglesa Sara Ahmed denominó un happy object: un objeto feliz que rebasa al objeto de consumo liberal para superar los testimonios de la desesperanza vinculados con las narraciones migrantes. Además, contribuye a alertarnos en contra de los proyectos de raíz única y de las visiones objetivantes, ya que actualiza la noble tarea social de la poesía, de la fotografía, del archivo, del mito, de la performance, del amuleto y, añadiremos, del trazo.
Relato de sí misma, escritura del otro
ANNIE BENVENISTE
El relato de vida en antropología
En el ámbito de la antropología, el lugar asignado al relato de vida o relato biográfico varía según las escuelas. La escuela antropológica norteamericana empezó utilizando el enfoque biográfico en los años veinte del siglo pasado, para recoger el testimonio de los indios sobre su propia cultura. En 1926, la publicación de Crashing Thunder de Paul Radin, que narraba la cultura winnebago vista desde el interior, ejerció gran influencia. “Radin utiliza [...] la biografía no para relatar en forma cronológica una experiencia individual, sino para mostrar cómo reacciona un individuo frente a las normas culturales que le impone la sociedad en la que vive” (Morin, 1980: 14).
Más tarde, en 1942, la publicación de Sun Chief de Leo Simmons tuvo también mucha resonancia. En este caso, el etnólogo recogió el diario biográfico de Don Talayaesva, un indio que escribió a instigación suya y en respuesta a sus preguntas. Esta narración está basada en el proceso de conocer una cultura a partir de la experiencia de uno de sus miembros, centrándose no en las estructuras sociales, sino en la interacción entre el individuo y las normas colectivas producidas por estas estructuras. En el prefacio de la traducción francesa de este libro, Lévi-Strauss acoge con satisfacción el método que consiste en restituir la cultura Hopi “desde el interior”, tal y como la vive el niño y, más tarde, el adulto (Lévi-Strauss, 1959). Como éste lo subraya en la revista L’ Année Sociologique (1950), el particular interés de esta biografía va más allá de un simple conocimiento de la cultura Hopi, ya descrita por autores ajenos a dicha cultura. Este libro “constituye para el etnólogo y para el psicólogo un documento de un valor excepcional [...] ya que desde el primer intento logra lo que se empeña en realizar vanamente por lo general, el investigador de terreno, restituir una cultura indígena ‘desde el interior’ como un conjunto viviente que se rige por su armonía interna, no como un amontonamiento arbitrario de costumbres e instituciones” (1959: 330).
En estos ejemplos, el relato de vida, bajo pretexto de estudiar las culturas indias —antes del proceso de desaparición provocado por las olas de industrialización y urbanización— constituye