Raíces suspendidas: estéticas y narrativas migrantes desde una perspectiva de género
su testimonio para validar los hechos, sino para contarles a los otros (Lévi, 1987):
Nosotros, los sobrevivientes, no somos los verdaderos testigos [...] Los “hundidos” aunque hubiesen tenido papel y pluma, no hubieran dado testimonio ya que su muerte había comenzado antes de la muerte corporal. Semanas y meses antes de extinguirse, habían perdido ya el poder de observar, de recordar, de reflexionar y de expresarse. Nosotros hablamos por ellos, por delegación (Lévi, 1989: 82-83).
En los testimonios sobre Auschwitz, según Lévi (1999), las lagunas valen, precisamente, por los relatos que faltan, ya que los sobrevivientes al exterminio que ofrecen un testimonio dan fe del silencio de las víctimas al evidenciar así los testimonios de los ausentes.
Story, history
Ahora bien, es necesario volver a los fallos de memoria de mis interlocutores del barrio del Este parisino, así como a la falta fundamental de testimonio, pero con el objetivo de superar la oposición entre objetividad histórica y recolección de testimonios subjetivos.
Otorgarle un lugar al relato en las investigaciones, esto es, otorgarle un lugar central al tiempo, representa estudiar la historia en los dos sentidos: el de story y el de history, pero no para buscar los comienzos. El retorno al pasado se organiza según el principio del muthos, término aristotélico que Ricœur retoma para designar el proceso de puesta en construcción de una trama. Los relatos de inmigración que he transcrito están basados en la organización de la construcción de una trama que integra, tanto el olvido de hechos históricos, como el establecimiento de un orden no cronológico.
En el análisis que Ricœur (1983) hace del mimesis-muthos de Aristóteles, el primer término significa “imitación creativa” y se define por el segundo: “disposición de los acontecimientos dentro de un sistema”, donde lo que importa no es la historia (history), sino la trama (story). Los diversos momentos de la narración —principio, mitad o final— adquieren esta modalidad en virtud de su composición poética: “Componer la trama es ya hacer surgir lo inteligible de lo accidental, lo universal de lo singular, lo necesario o lo verosímil de lo episódico” (Ricœur, 1983: 85). La operación construir la trama como representación, donde se universalizan los personajes, la acción y las emociones puras, encuentra su máxima expresión en el modo trágico. En este caso, la cronología está sujeta a la lógica y el azar a la necesidad, alterando así la percepción histórica del tiempo.
Para profundizar en el tema del modo trágico, es necesario estudiar, en primer lugar, cómo se estructura una temporalidad narrativa, irreductible a la cronología. Esta temporalidad permite transformaciones y se expresa a través de las dimensiones de la búsqueda: alternativas, bifurcaciones y conexiones. El tiempo dilatado que rige los relatos de inmigración permite integrar en la historia del sujeto, suspenso, digresiones, fracasos y éxitos.
Varios de los relatos que recogí entre emigrados del ex Imperio otomano se construyeron con base en esta temporalidad discontinua. Detrás de la cadena de acontecimientos que constituyen el viaje de emigración, el relato impone una estructura que contiene el sentido oculto del viaje. Descubrí este significado oculto —que tal vez mis interlocutores no interpretarían de la misma forma— cuando decidí abstraerme de la literalidad del relato para centrarme en su juego narrativo.
Como en el relato de la Eneida, “el exilio se convirtió en retorno” (Hartog, 1996: 27), es decir, el relato de viaje es una estrategia narrativa que permite contar la emigración como si hubiera sido una elección que coloca los narradores en una continuidad cultural que les permite ocultar la verdadera ruptura. La historia aparente cuenta las aventuras de un candidato a la emigración, transformado en protagonista de una búsqueda, a veces dictada por el destino familiar, obstaculizada por agresores o favorecida por familiares, amigos o encuentros fortuitos. Este héroe enfrenta una prueba final a cambio de la cual recibe un billete de pasaje para Marsella y después para París. Por tanto, estos relatos pueden ser leídos como verdaderos cambios de estado.
Uno de mis interlocutores que decidí llamar Nissim Léon comenzó su relato como sigue: “¿Quiere conocer mi historia...? Ahora se la cuento”. Llena de giros y vueltas, esta historia empieza con el regreso impedido a Estambul de Nissim Léon de niño, cuya familia se había refugiado en Alejandría después de la caída del sultán Abdul Hamid II, en 1909. Un año más tarde, cuando la familia decide regresar a la capital otomana, el niño que actúa en el espectáculo del grupo de teatro de la escuela, no puede seguirla. El resto de la historia de esta emigración de Estambul a París, esta vez exitosa, aunque llena de acontecimientos, se realiza en dos fases, la primera concierne al padre y la segunda, a la madre y los hijos.
El padre, que había huido primero a Alejandría, después de la caída del sultán, deja definitivamente el Imperio otomano un año más tarde. Tras une etapa en Brasil, se traslada a París. La narración de la emigración del resto de la familia sigue en modo teatral, como si la escena inicial hubiera transformado los acontecimientos en un giro imprevisto. ¿Cómo se explica que después de que le hayan robado en Marsella la bolsa que contenía el dinero y la dirección de su hermano, la madre haya llegado con sus hijos hasta el barrio de su hermano y de su comunidad, si no es haciendo coincidir esta llegada con algo parecido a un regreso? Principio de una historia que se construye mediante la repetición de escenas que disfrazan su propio sentido.
Otorgarle un lugar al relato significaba para mí darle preferencia al orden del tiempo sobre el orden del espacio en el proceso de conocimiento. Esto no significa que haya que ignorar territorios y contextos en los que están inmersos los fenómenos sociales.
En el primer terreno que realicé, el análisis de los procesos de territorialización que forman parte de cualquier recorrido migratorio sólo pude realizarlo reflexionando sobre la construcción de la memoria y de los archivos, lo que me permitió producir datos que muestran la dinámica del grupo social en contra de su reificación como grupo de inmigrantes en las zonas identificadas como espacios comunitarios. Los relatos versan sobre itinerarios de integración, a veces agitados, cuyas huellas de ocupación de los espacios, en los censos y en los archivos comerciales, sólo pueden tener un aspecto petrificado. Por tanto, la complejidad puede ser captada únicamente por la inclusión de la narrativa individual en los espacios colectivos.
Historia de territorios
Existen otros procesos de territorialización que he explorado en el marco de diferentes investigaciones en el campo de la antropología urbana. En mi encuentro con los sujetos de la investigación, la observación de las prácticas se combinó con la escucha del relato de sus trayectorias individuales. Los temas fueron dictados por situaciones de rehabilitación de espacios, de convivencia interétnica o de integración residencial, o bien, por políticas urbanas que aíslan problemas o grupos de personas seleccionados, en función de operaciones urbanas o procesos de segregación.
Estos temas fueron explorados con base en varios estudios. Uno de ellos se llevó a cabo en una ciudad del oeste de París sometida a un proyecto de rehabilitación de viviendas que pretendía transformar los espacios, así como las comunicaciones entre éstos y los residentes, quienes narran, de manera diferente, su relación con el espacio según si pertenecen a las clases medias, y se desolidarizan del resto de la colectividad, o si están involucrados en actividades asociativas. La existencia o el deterioro de las relaciones sociales son los que sustentan la construcción de las fronteras o su franqueamiento. En sus relatos de vida, recuerdan el momento en que vivían en su barrio que, paradójicamente, como figura tanto “exótica” como histórica, simboliza la edad de oro de una alta sociabilidad basada en la solidaridad.
La evocación del barrio permite la reintroducción de la temporalidad en zonas donde los habitantes no tienen raíces, lugares sometidos a reestructuraciones brutales. La situación que se perfila detrás de esta evocación es la de una homogeneidad perdida