pruebas musculares positivas realizadas así como la tarea relevante, en la que, de hecho, el músculo identificado debe trabajar de forma diferente a la del examen muscular.
La colocación de un kinesiotape para restaurar la longitud y la fuerza tiene un propósito específico con una significación direccional y tensional. La percepción motora se determina a través de los neurorreceptores, como los corpúsculos de Ruffini, los corpúsculos de Pacini, los corpúsculos de Golgi y los terminales nerviosos libres (Schleip, 2003). Estos neurorreceptores se activan por estiramiento y pueden funcionar correctamente si se encuentran en un tejido que es capaz de elongarse (Stecco y Stecco, 2009). Además, es posible que en un determinado músculo la longitud de los sarcómeros no sea uniforme en toda su extensión, por lo que puede darse la necesidad de que haya microdeslizamientos en y dentro de la fibra muscular (Yucesoy, 2009). En las zonas de anclaje de los miofilamentos de actina-miosina pueden desarrollarse «adhesiones focales». Dichas adhesiones aumentan de tamaño cuando se incrementa la fuerza mecánica y se separan cuando se disipan las tensiones (Ingber, 2003). Por lo tanto, la restauración de la longitud, así como el proceso de evaluación para determinar las zonas de déficit de longitud y fuerza son fundamentales para que la aplicación del kinesiotape pueda restaurar la función motora.
Para poder restaurar la longitud y la fuerza, el objetivo primario del kinesiotaping se centra en la recuperación de la eficiencia funcional de un músculo a través de la estimulación de todas las estructuras que se encuentran por debajo y adyacentes a la colocación del vendaje, así como las que están relacionadas con dicha colocación.
El kinesiotape es una herramienta útil que puede contribuir a que los profesionales clínicos gestionen los déficits específicos identificados dentro de la neuromiofascia y relacionados con la patología que ha de ser tratada. Cuando se identifica un déficit de longitud o de fuerza, y ese déficit es desproporcionado al nivel de entrenamiento, las demandas de la tarea, la comparación con el lado opuesto o la «normalidad» contextual del paciente, entonces puede utilizarse el kinesiotaping para resolver estos déficits.
El uso del término exámenes de «preferencia» es premeditado, ya que sabemos que cualquier examen muscular no puede implicar únicamente a un músculo o una estructura, ya que ese movimiento está generado por una serie de acontecimientos coordinados en el organismo y que ninguna prueba puede implicar de forma aislada a una única estructura (en este caso, un único músculo). En esencia, todos los exámenes de movimiento son pruebas compuestas de toda una estrategia de movimiento del organismo.
Por lo tanto, los exámenes de «preferencia» se efectúan para implicar durante la prueba a un determinado músculo, de forma preferencial o primordial (aunque no necesariamente como exclusión) frente a los que lo rodean. El propio taping se realiza sobre la anatomía del músculo con respecto a su orientación en la anatomía específica del paciente. El músculo se identifica a través del proceso de los exámenes de la longitud y de la fuerza que determina un déficit cuando se compara con el lado opuesto o con la «normalidad» del paciente. Las pruebas deben realizarse como parte de un conjunto de exámenes para que el profesional clínico disponga de una mayor confirmación e información sobre la intervención que debe efectuar.
En esta obra presentamos ejemplos de opciones de exámenes para cada músculo. No obstante, en modo alguno se trata de opciones exclusivas o definitivas, ya que existen muchas otras variaciones de exámenes que pueden utilizarse.
En función del lugar en donde el profesional clínico haya recibido la formación o de los recursos que se le hayan enseñado, podrá disponer de diferentes opciones de exámenes. Por lo tanto, el uso del kinesiotaping es una opción terapéutica que se adapta al estilo de evaluación preferido del profesional clínico. Por ejemplo, los abductores de la cadera pueden evaluarse en sedestación, bipedestación, decúbito lateral, decúbito supino o decúbito prono. La posición elegida dependerá del texto que haya leído el profesional y del contexto en el que se le haya presentado. Sin duda alguna, conforme vayamos conociendo mejor el cuerpo humano se podrán desarrollar pruebas nuevas y mejores que se aplicarán con o sin un equipamiento adicional.
El objetivo de este libro no es presentar todas las versiones de las pruebas de las que puede disponer el profesional clínico para examinar un determinado músculo o una zona, sino mostrar algunas de las opciones accesibles para el terapeuta general que quizá no tenga acceso a los sofisticados equipos de prueba, pero necesita reevaluar sus intervenciones. Los profesionales que requieran un conocimiento detallado de la musculatura y las pruebas para una articulación específica deben consultar los textos especializados en la región de su interés.
Músculos aislados frente a cadenas complejas
Hay que saber que debido a la función sinérgica de los músculos y a que una única motoneurona alfa puede inervar las fibras de otros músculos, ninguna prueba de fuerza es definitiva para un músculo aislado (Stecco, 2009). Esto no significa que sea inútil efectuar un examen muscular, sino que hay que plantearse que, en ocasiones, puede ser apropiado completar un conjunto de exámenes para poder tener una idea más clara de los músculos que han de cubrirse con la intervención de taping. Asimismo, así como mediante la palpación, hay que obtener más información a través de una historia clínica detenida que incluya las estrategias de movimiento, los movimientos que producen agravamientos y las estrategias de alivio.
El propósito de estrechar el marco de las pruebas para implicar a los músculos más significativos que deben tratarse es obtener una respuesta funcional máxima a la intervención del vendaje.
Para poder realizar el taping muscular, es recomendable que los médicos apliquen aquellas pruebas que conozcan y sepan ejecutar correctamente. Estas pruebas pueden ser distintas a las presentadas en esta obra. Teniendo esto en cuenta, puede ser útil que el profesional clínico utilice los exámenes musculares que conoce bien para determinar las zonas en las que va a aplicar el vendaje, y que utilice esta obra para que le ayude a tratar aquellas zonas con las que no esté tan familiarizado y para ampliar el conjunto de pruebas que le permitan encontrar un determinado músculo o una determinada zona que debe tratarse. La hoja a modo de tabla al final de cada capítulo de taping (capítulos 3 a 10) es útil para recordar al terapeuta que ha de ser minucioso en las pruebas; sin embargo, en la correspondiente sección, el profesional puede sustituir las pruebas referenciadas por las que él prefiera.
Un profesional con experiencia puede utilizar pruebas alternativas con las que esté más familiarizado o que considere como más apropiadas para el cuadro clínico de un determinado paciente. En un paciente con un menor nivel de movilidad, dadas las limitaciones pasajeras, puede ser necesario evaluar primero la posición más conveniente y determinar las manipulaciones manuales requeridas. Los deportistas de élite pueden necesitar pruebas de fuerza alternativas que identifiquen déficits del 5 % que tienen una importancia esencial para ellos. Observando al paciente mientras efectúa un ejercicio en un equipo o aparato en particular, un profesional especializado en deportes podrá evaluar mejor un determinado músculo.
Una vez que una prueba es positiva, el profesional ha de intentar estandarizar el procedimiento de manejo y examen para la reevaluación del éxito de una intervención. Cualquier variación en el procedimiento de pruebas debe registrarse para que pueda reproducirse en las posteriores reevaluaciones.
La discusión de si una prueba es mejor que otra no tiene una relevancia primordial, ya que la intención principal de las pruebas es identificar (en un determinado paciente) aquella que evidencie los déficits al profesional y al paciente, y que pueda ser utilizada para reevaluar el éxito del tratamiento. Los exámenes sirven para descartar zonas implicadas e incluir otras zonas. Por su parte, los músculos determinados en cada prueba proporcionan al profesional clínico un código en el cuerpo, que le muestra en dónde ha de aplicar su tratamiento; en este caso, el kinesiotape. Por lo tanto, el título de cada prueba informa al profesional de la prueba que fue positiva para la validación y la reevaluación. Si bien la posición de prueba debe estandarizarse para la reevaluación, el ángulo de colocación del vendaje y la posición del paciente durante el procedimiento de aplicación son aspectos específicos del paciente y de su capacidad.