John E. Upledger

Terapia craneosacra I


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de la técnica de CV-4 con las estructuras óseas.

      Cuando se produzca esta detención del ritmo craneal, se habrá inducido el punto de quietud. Éste se mantendrá durante un número variable de segundos o minutos. Cambiará la respiración del sujeto, y a menudo aparecerá una ligera transpiración en la frente. Se observará una relajación apreciable del cuerpo.

      Al cabo de unos minutos, se apreciará que el occipital del sujeto trata una vez más de dilatarse en la fase de flexión del ciclo rítmico del sistema craneosacro. Cuando notes un movimiento bilateral fuerte y concertado, deja de oponer resistencia. Sigue este ensanchamiento y evalúa la amplitud y simetría del ritmo craneosacro.

      También puede inducirse un punto de quietud en cualquier parte de la cabeza del sujeto aplicando los mismos principios de seguimiento del movimiento hasta su extensión extrema, y oponiendo resistencia a la vuelta a la posición neutra hasta que se interrumpa temporalmente la actividad rítmica.

      INDUCCIÓN DEL PUNTO DE QUIETUD EN EL SACRO

      Para inducir un punto de quietud en el sacro, la mano del terapeuta descansa sobre aquél. Se sigue el movimiento sacro durante la fase de flexión o extensión, sea cual fuere la que parezca ofrecer mayor excursión. Se opone resistencia durante varios ciclos al intento del sacro del paciente por volver a la posición normal hasta que cese el movimiento inherente del sistema craneosacro. Ya se ha inducido el punto de quietud.

      Varios factores pueden tenerse en cuenta al seleccionar el punto del cuerpo del paciente donde inducir el punto de quietud. La selección puede basarse en la conveniencia cuando, p. ej., el terapeuta está sosteniendo el sacro o los pies y no quiere alterar el cuerpo del paciente cambiando de posición. Tal vez se base también en un deseo de controlar el efecto del punto de quietud inducido en una parte dada del cuerpo. El contacto manual con las partes del cuerpo dolorosas es innecesario porque, con la práctica, los puntos de quietud se inducen en casi cualquier parte del cuerpo del paciente. El movimiento tal vez se palpe en una región del cuerpo con una restricción cuando el terapeuta quiera evaluar el efecto de un punto de quietud sobre la restricción de esa área. El método más conveniente para monitorizar este efecto es posar la mano o manos sobre el área en cuestión durante el procedimiento.

      La inducción de un punto de quietud en las extremidades cuando, p. ej., se intenta evaluar y tratar a un paciente pediátrico que no coopera es un medio excelente para obtener su cooperación. La experiencia del punto de quietud es agradable para los pacientes. El niño aprende pronto a asociar el tacto con la experiencia placentera del punto de quietud. La cooperación se asegura con esta asociación y se crea el ámbito para iniciar un proceso terapéutico mutuamente beneficioso. Es beneficioso para el terapeuta, por la satisfacción que le reporta y por la experiencia formativa. Una vez conseguida la confianza y cooperación, podrá aplicarse un tratamiento más específico y eficaz. Recomendamos sobre todo este método para desarrollar el entendimiento y la cooperación con niños autistas.

      Capítulo 5

       Liberación de las restricciones transversas que deterioran la movilidad fascial

      La disposición de la mayoría de los planos fasciales del cuerpo humano es más longitudinal que transversa. Estas estructuras fasciales se caracterizan por poseer un poco de movimiento deslizante. Esta movilidad deslizante es más evidente en dirección longitudinal que transversal.

      Anatómicamente, hay divisiones estructurales específicas que, cuando presentan hipertonía, actúan como áreas de restricción funcional a este deslizamiento longitudinal natural de las hojas de fascia del cuerpo. Estas divisiones estructurales/funcionales se localizan donde hay predominancia de tejidos conjuntivos que se orientan transversalmente respecto al cuerpo. Es fácil que provoquen un deterioro de la libertad del deslizamiento longitudinal de la mayoría de las hojas fasciales.

      EL DIAFRAGMA RESPIRATORIO

      La más evidente de estas estructuras transversas potencialmente restrictivas es el diafragma (ILUSTRACIÓN 5.1). El diafragma divide el cuerpo humano en las cavidades torácica y abdominal. Es en esencia un tabique musculofibroso. La periferia del diafragma es la porción muscular que surge de las caras internas de la apófisis xifoides del esternón, de los seis cartílagos y costillas inferiores, de los ligamentos lumbocostales, y, a través de los pilares del diafragma, de las tres vértebras lumbares superiores y sus fibrocartílagos intervertebrales. El músculo de disposición periférica de este diafragma se inserta en el centro tendinoso.

       Ilustración 5.1.

      Diafragma respiratorio: vista inferior oblicua.

      El diafragma permite el paso de las estructuras que se hallan entre las cavidades torácica y abdominal, como el esófago, la aorta, la vena cava, las venas ácigos y hemiácigos, el conducto torácico, los vasos sanguíneos esofágicos, la arteria mamaria interna, los nervios vagos, ramos de los nervios frénicos y los nervios esplácnicos mayor y menor. Troncos de los nervios simpáticos suelen atravesar los ligamentos lumbocostales mediales, que también permiten el paso de los músculos cuadrados lumbares. Hay que tener presente que las fibras del pericardio penetran en este diafragma por arriba, y que contribuyen a la fascia inferior del diafragma.

      El pilar derecho del diafragma nace del ligamento longitudinal anterior de la columna vertebral, de las superficies anteriores de los cuerpos de las vértebras lumbares I, II y III, y de sus fibrocartílagos intervertebrales.

      El pilar izquierdo es más pequeño y se inserta en las porciones correspondientes de las dos vértebras lumbares superiores y en el ligamento longitudinal anterior. Fibras de los dos pilares se extienden en sentido anterior y medial donde se cruzan para formar el hiato aórtico. Luego completan una figura en 8 y forman el hiato esofágico.

      Cuando se contrae el músculo del diafragma, tira del centro tendinoso hacia abajo, con lo cual reduce la presión intratorácica e incrementa el volumen intratorácico. Al mismo tiempo aumenta la presión intraabdominal y se reduce el volumen intraabdominal. La contracción del diafragma también ejerce unatirón en sentido inferior sobre el pericardio que se transmite por medio de la continuidad fascial a través de la vaina carotídea hasta la base del cráneo. De ahí que los pacientes con hipertonía diafragmática crónica manifiesten con frecuencia una movilidad del sistema craneosacro inferior a la óptima.

      El diafragma está inervado por ramas de las divisiones primarias ventrales de los nervios torácicos IX a XII, y por el nervio frénico, que procede sobre todo del IV nervio cervical, que también recibe contribuciones de los nervios cervicales III y V.

      Un estado anormal de hipertonía o contractura del diafragma puede darse unilateral o bilateralmente. Tal vez se dé por problemas asociados con uno o todos los nervios torácicos inferiores de uno o ambos lados. Quizá sea el resultado de problemas a lo largo del curso de uno o ambos nervios frénicos, o de ambos lados de la región cervical a nivel de los segmentos III, IV y/o V. Puede tener su origen en una inflamación de la pleura que se extienda al diafragma, por pericarditis y por inflamación del sistema hepatobiliar y de otras vísceras abdominales afines.

      La disfunción del diafragma también puede ser secundaria a una disfunción somática que afecte las seis costillas inferiores, el esternón y la apófisis xifoides, las tres vértebras lumbares superiores, el músculo psoas mayor, el músculo cuadrado lumbar y/o las fascias relacionadas con cualquiera de las estructuras mencionadas. Tal vez también sea secundaria a la inflamación de cualquiera de las estructuras que lo atraviesan, como la aorta, el esófago o la vena cava.

      Lo significativo es que la hipertonía anormal del diafragma suele ser un signo secundario habitual en un gran número de afecciones. Con frecuencia, después de curar la afección primaria, el diafragma mantiene y perpetúa de forma autónoma los patrones de tensión asimétrica y la hipertonía anormal en su interior. El diafragma disfuncional interfiere no sólo con las actividades respiratorias correctas,