John E. Upledger

Terapia craneosacra I


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relajado. Deja volar la imaginación. Es probable que te hayan enseñado que los movimientos que sientes no existen, o que, si existen, son imposibles de percibir con instrumentos tan rudimentarios como las manos.

      Si éste es el caso, ¿qué sientes? ¿Se trata realmente de tu imaginación? Habrá tiempo por delante para decidirlo. Primero, da una oportunidad a los sentidos para que se desarrollen y ganen confianza. Se producirá con gran rapidez.

      Una vez que hayas palpado (o imaginado que has palpado) los movimientos suaves y sutiles del sistema craneosacro de esta persona, procede a la exploración de otras. Repite los procedimientos. Aprende a distinguir los distintos movimientos fisiológicos de una persona y luego los de otras.

      A medida que adquieras experiencia, empezarás a notar diferencias individuales de una a otra persona; tu cerebro empezará a almacenar información sobre normas de los movimientos fisiológicos percibidos.

      Una vez que hayas experimentado con éxito las percepciones palpatorias creadas por la concentración en los movimientos cardiovasculares, los movimientos respiratorios y los movimientos del sistema craneosacro en una o más personas, surgirá la pregunta de si lo que percibes son los movimientos fisiológicos de esas personas o los tuyos propios. Para responder a esta pregunta debes practicar sobre ti mismo y familiarizarte con la «percepción» de los ritmos de tu propio cuerpo.

      Siéntate. Toca ligeramente tu cabeza con las manos. Sé consciente de los movimientos fisiológicos de los sistemas cardiovascular, respiratorio y craneosacro de tu cabeza. Familiarízate con estos movimientos. Una vez que los conozcas, no confundirás las sensaciones palpatorias que proceden del paciente y las que proceden de tu propio cuerpo. Si inviertes tiempo en hacerlo, adquirirás la experiencia necesaria para poder practicar palpaciones con confianza (ILUSTRACIÓN 3.5).

      Una vez te sientas cómodo y seguro de que has apreciado el movimiento de los sistemas cardiovascular, respiratorio y craneosacro en la cabeza de varias personas, y una vez que seas capaz de variar la atención de un movimiento fisiológico a otro, estarás listo para pasar a otras partes de la cabeza y del cuerpo.

       Ilustración 3.5.

      Posición de las manos para la autoexploración.

      Se ha dicho antes que la fase de flexión del ritmo craneosacro es, por lo general, un ensanchamiento de las porciones posteriores de la cabeza. La fase de extensión es de ligero estrechamiento. Al describir la cabeza en conjunto, la flexión parece ser un ensanchamiento transverso de toda la cabeza que se acorta en su dimensión anteroposterior. La extensión es justo lo contrario, es decir, un estrechamiento transverso acompañado de una elongación anteroposterior. Estos cambios se aprecian en la palpación poniendo las manos en varios puntos de la cabeza. El tacto de la palpación es muy suave: 5 gramos de presión serían excesivos. Imagina que tratas de sentir cómo se mueve el pelo (ILUSTRACIONES 3.6A y 3.6B).

      Además del cambio de forma continuo de toda la cabeza junto con el movimiento rítmico del sistema craneosacro, el cuerpo también se mueve fisiológica e involuntariamente junto con el ritmo craneosacro.

      Durante la fase de flexión del ritmo craneosacro, el cuerpo parece girar un poco externamente y ensancharse. Durante la fase de extensión, el cuerpo parece girar internamente y estrecharse un poco. Estos movimientos pueden palparse con facilidad en pies y tobillos, muslos, pelvis, tórax, brazos, cuello y otras partes del cuerpo. La clave del descubrimiento de este tipo de movimiento corporal es la suavidad del tacto. Si el contacto con el cuerpo del sujeto genera cualquier tipo de respuesta de rigidez refleja de la musculatura, se inhibirá el movimiento en cuestión que estás intentando percibir. Si tú, como examinador, no estás relajado y cómodo, tu propia tensión inhibirá tu capacidad de percepción.

       Ilustración 3.6A.

      Cráneo en extensión extrema.

       Ilustración 3.6B.

      Cráneo en flexión extrema.

      Posa las manos con suavidad en el cuerpo del sujeto. Haz que las manos se fundan con ese cuerpo, y percibe mediante los propioceptores los movimientos de tus propias manos.

      El área siguiente del movimiento del sistema craneosacro con la que tienes que familiarizarte es el sacro, que se inserta en el extremo caudal del tubo dural.

      Para palpar el movimiento sacro, se asienta el sacro en la mano para que el vértice del sacro de esa persona descanse sobre la palma. La cresta del sacro debe situarse entre los dedos medio y anular. Las yemas de los dedos suelen extenderse en sentido cefálico por encima de la base del sacro del sujeto hasta el nivel de la IV o V vértebras lumbares (ILUSTRACIONES 3.7A y 3.7B).

      A medida que el sistema craneosacro entra en la fase de flexión de su movimiento, el vértice del sacro se mueve anteriormente. Durante la fase de extensión, el vértice del sacro se mueve en sentido posterior. Estos movimientos son sutiles y tal vez adquieran una sincronía perfecta con el ritmo craneosacro de la cabeza, o bien se retrasen un segundo o dos, dependiendo de la cualidad y cantidad de restricciones que afecten la movilidad libre del sacro.

       Ilustración 3.7A.

      Palpación del sacro.

       Ilustración 3.7B.

      Espinas sacras entre los dedos medio y anular.

      El sujeto puede estar en decúbito supino, decúbito lateral o prono durante la exploración del movimiento sacro (ILUSTRACIONES 3.8A, 3.8B y 3.8C). Durante el aprendizaje de la palpación del movimiento sacro, hay que practicar con el sujeto en las tres posiciones y hacerlo con facilidad. Por lo general, los examinadores novatos se quejan de entumecimiento de la mano bajo el sacro cuando el sujeto está en decúbito supino. Sin embargo, esta parestesia por presión no reduce la propiocepción; de hecho, mejora un tanto la sensibilidad propioceptiva al eliminar el ruido táctil. Cuando el sacro del sujeto está en posición supina sobre tu mano, apóyate con fuerza en el codo, cierra los ojos y deja que la mano se funda con el sacro. Siente lo que está haciendo la mano.

       Ilustración 3.8A.

      Exploración del sacro con el sujeto en decúbito supino.

       Ilustración 3.8B.

      Exploración del sacro con el sujeto en decúbito lateral.

       Ilustración 3.8C.

      Exploración del sacro con el sujeto en decúbito prono.

      Otra técnica útil para