El líquido cefalorraquídeo que llena el sistema es en gran medida incompresible y, por tanto, se comporta como el agua. Creemos que, aunque el LCR se mueva dentro del sistema, el movimiento tiene una velocidad baja y poca fuerza. Por tanto, sugerimos en la actualidad que el líquido cefalorraquídeo obedece las leyes de la mecánica de líquidos como si fuera estático.
Como los líquidos presentan fuerzas de deslizamiento lateral insignificantes dentro de sus límites, la aplicación de cualquier fuerza en la superficie del líquido se transmite por igual en todas direcciones. Por tanto, cuando aplicamos una presión o fuerza en un área del límite del sistema hidráulico, la fuerza resultante se transmite por igual a través del líquido cefalorraquídeo a todos las áreas fronterizas del sistema. Esta característica hace al sistema craneosacro susceptible de pertenecer a los tipos de tratamiento en «perdigonada».
También debemos tener presente que este sistema hidráulico comprende el encéfalo, que es más compresible que el líquido cefalorraquídeo. Una presión fuerte sobre el límite extremo del sistema se transmite por el LCR, relativamente incompresible, hasta la materia más compresible del encéfalo.
MENINGES
Las meninges del sistema craneosacro son la duramadre, la aracnoides y la piamadre.
La duramadre es el manto externo de las tres meninges, que envuelve el encéfalo y la médula espinal. Se compone de tejido conjuntivo duro, relativamente inelástico que se fusiona con la cara interna del cráneo. Forma láminas verticales, la hoz del cerebro y del cerebelo, que separan los hemisferios del cerebro y el cerebelo respectivamente. También forma bilateralmente láminas bastante horizontales –la tienda del cerebelo–, que separan el cerebro del cerebelo. La duramadre contiene el líquido cefalorraquídeo y, por tanto, forma el sistema hidráulico craneosacro. Este manto también se denomina membrana dural.
La aracnoides es fina, delicada y está vascularizada. Se halla separada de la duramadre y la piamadre por el espacio subdural y la cavidad subaracnoidea. La aracnoides no sigue las circunvoluciones del encéfalo. Los espacios que separan la aracnoides de la duramadre externamente, y de la piamadre internamente, están llenos de líquido. Esto permite cierto grado de movimiento independiente entre las tres meninges.
La piamadre es el manto interno y delicado, muy vascularizado, de las meninges. Sigue las circunvoluciones del encéfalo y la médula espinal y a su cargo está el riego sanguíneo.
Como las tres meninges tienen movimiento independiente, una de las funciones para las que sirven es que la columna gire y se doble sin mover o someter a tensión la médula espinal. En casos de aracnoiditis, en los que se pierde esta capacidad por la inflamación y adherencia de la aracnoides a las otras meninges, se produce un dolor intolerable durante ciertos movimientos vertebrales.
MEMBRANA DURAL
Esta frontera del sistema hidráulico semicerrado craneosacro cuenta con varias inserciones óseas. Estas inserciones actúan de anclajes por medio de los cuales las tensiones de la membrana dural se transmiten a los tejidos conjuntivos situados fuera del sistema. Es por virtud de estas inserciones óseas comunes entre la duramadre y los tejidos conjuntivos que los patrones anormales de tensión cruzan la frontera dural. Por el contrario, y más fácil de determinar, es el hecho de que a través de estos anclajes comunes los tejidos conjuntivos del sistema craneosacro transmiten tensiones al sistema de la membrana dural. Por medio de la continuidad dural, estas tensiones se transmiten a regiones distantes y difíciles de predecir del sistema de las meninges.
Dentro de la bóveda del cráneo, la duramadre aporta una capa de endostio que se inserta con firmeza y por muchos puntos, a través del periostio, en los huesos de la bóveda del cráneo. Al contrario de lo que suele creerse, los huesos de la bóveda del cráneo están en constante movimiento al acomodarse a la dinámica cambiante del LCR y las tensiones de la membrana dural dentro del sistema craneosacro. Las suturas o articulaciones donde se encuentran los huesos del cráneo entre sí no se fusionan en circunstancias normales, sin importar la edad que tenga la persona. Aunque esto entre en contradicción con los dogmas anatómicos angloamericanos tradicionales, concuerda con las enseñanzas anatómicas del ámbito mediterráneo. Nuestros datos muestran con claridad la movilidad continuada de las suturas de por vida.
BASE DEL CRÁNEO
La base del cráneo está formada por la porción horizontal del hueso frontal y la participación del etmoides al entrar en la escotadura situada en el hueso frontal (ILUSTRACIÓN 2.1). Comprende el cuerpo del esfenoides, la porción petrosa de los temporales y la base de las porciones condíleas del occipital. Esta serie de porciones óseas forman un suelo para la bóveda del cráneo. La articulación en el suelo entre la porción anterior del occipital y la porción posterior del cuerpo del esfenoides se denomina articulación esfenobasilar. Es una sincondrosis, lo que significa que presenta una lengua de hueso cartilaginoso un tanto flexible entre el esfenoides y el occipital. Esta sincondrosis flexible acomoda la actividad flexora y extensora de la base del cráneo que se produce de por vida.
VÍNCULO CENTRAL
Se aplica este nombre a la membrana dural entre el agujero magno y el sacro. El nombre en sí sugiere la función de este tracto de membrana. El vínculo central de la duramadre espinal tiene relativa libertad dentro del conducto vertebral. Por tanto, en condiciones de reposo y con la columna en una posición relativamente neutra, los movimientos del occipital y el sacro reproducen el de uno y otro. A menos que haya una restricción anormal de la movilidad dentro del vínculo central, la membrana transmite tensiones impuestas sobre uno de estos huesos directamente al otro.
Ilustración 2.1.
Base del cráneo.
COMPLEJO SACROCOXÍGEO
Comprende la unidad funcional de estos dos huesos. Las meninges entran en el sacro con la cola de caballo. Las tres meninges se mezclan, y dentro del conducto sacro hay una inserción ósea firme sólo a nivel del segundo segmento. Probablemente por esto el sacro parece girar sobre un eje a este nivel al adaptarse al movimiento del sistema craneosacro. En el conducto sacro, la duramadre se mezcla con la capa final de la piamadre, el filum terminale. Éste sale del conducto sacro por el hiato del sacro, que suele estar a nivel del IV segmento del sacro. Las meninges son ahora muy fibrosas, duras y se mezclan entre sí. Emergen por abajo con el periostio y contribuyen a formar el periostio del coxis. Desde el punto de vista de la Terapia craneosacra, resulta ventajoso considerar el sacro y el coxis como una unidad funcional.
SISTEMA VENTRICULAR DEL ENCÉFALO
Este sistema se compone de cuatro espacios ventriculares, dos de los cuales son laterales, y el tercero y el cuarto se sitúan en la línea media (ILUSTRACIÓN 2.2). Los ventrículos laterales son cavidades dentro de los hemisferios cerebrales. El tercero está conectado a ellos por el agujero interventricular; la comunicación entre el III y IV ventrículos corresponde al acueducto cerebral. Los agujeros de Lushka y el agujero de Magendie conectan el cuarto ventrículo con la cavidad subaracnoidea. El líquido cefalorraquídeo se forma en los plexos coroideos del sistema ventricular. El líquido entra en el reservorio de LCR a través del sistema de conductos. La atresia del conducto entre los ventrículos tercero y cuarto con la resistencia resultante al retorno del líquido es una causa corriente de hidrocefalia congénita.
Ilustración 2.2.
Ventrículos.
MOVIMIENTO
El movimiento tiene un significado especial para los que practican la terapia craneosacra. En este libro, el ritmo craneosacro es aquel que realiza todo el cuerpo de modo rítmico como respuesta a la actividad del sistema craneosacro. Este movimiento es muy sutil y de amplitud corta. Consideramos el ritmo craneosacro como fisiológico porque