en mi época de estudiante, fui testigo de cómo algunos compañeros empezaban con una idea y acababan haciendo algo que nada tenía que ver con ellos, sino con aquello que el docente consideraba mejor o, en el peor de los casos, que estaba de moda o a la vanguardia del mercado.
Entonces, ¿cómo podía ayudar a aquellos que se enfrentaban a un proyecto de una manera seria por primera vez, sin forzar su camino creativo? ¿Cómo podía aportarles un plan de acción general que después se ajustase a sus propias necesidades? Tras pensarlo largamente, llegué a la conclusión de que debía proporcionar varios modelos que contemplaran opciones distintas para cubrir, en la medida de lo posible, el abanico de variedad de proyectos. De esta manera, sería más fácil potenciar la individualidad de las propuestas.
Variedad de fotógrafos, variedad de métodos
Para alcanzar conclusiones más consistentes, comencé a estudiar gran cantidad de proyectos de distintos autores, intentando determinar cómo había sido su proceso de realización. Enseguida comprendí que muchos de los resultados se habían conseguido siguiendo metodologías diferentes y que iba a necesitar profundizar en ello.
Como punto de partida, realicé una división general en los dos grandes grupos que resultaban más evidentes: documental y creativo. Sin embargo, según avanzaba en mi estudio, me daba cuenta de que aquello no era suficiente pues reunía, en un mismo bloque, a artistas con maneras muy distintas de trabajar y, además, había bastantes autores que podían estar en ambos conjuntos al mismo tiempo. Necesitaba llegar más lejos.
En un segundo análisis, clasifiqué a los autores según su proceso, distinguiendo entre aquellos que partían de una idea y después fotografiaban de aquellos que empezaban de la realización de sus fotografías para poder alcanzar sus propias conclusiones. De manera más gráfica, la división se situaba entre los que pasaban del pensamiento a la acción y los que partían de la acción para llegar al pensamiento. Esta división me resultó más convincente, pues tenía en cuenta aspectos relacionados con el proceso, pero sentí que debía profundizar más para llegar a modelos más concretos y no quedarme en algo demasiado general que, a la postre, no aportara demasiado a los estudiantes.
Nicolás Wormull desarrolla su trabajo Corazonada durante 7 años, en los que completa un ensayo fotográfico basado en su vida inmediata, en la intimidad de su familia y de sus amigos más cercanos.
“Disparo de manera inconsciente. Me abro a las situaciones que se me presentan. Intento pertenecer, me aproximo de manera honesta. Respondo a una corazonada”
Esto me llevó a una tercera fase, quizá más laboriosa pero con resultados más esclarecedores. Realicé una lista de más de 200 autores e incluí, también, un proyecto de cada uno de ellos, salvo en aquellos que habían trabajado de forma similar durante toda su carrera. Después, analicé cómo habían desarrollado sus trabajos, desde un punto de vista metodológico. Esto me permitió identificar y agrupar aquellos proyectos o autores que me parecía que habían seguido procedimientos similares. Aunque me documenté ampliamente, sobre todo a través de entrevistas y otras publicaciones, con determinados autores me fue imposible encontrar todos los detalles de sus proyectos y, en algunos casos, tuve que deducir cómo los habían llevado a cabo a partir de la información disponible. A pesar de este cierto grado de subjetividad, el análisis me resultó de lo más revelador. Descubrí que, aunque cada uno de los artistas trabajaba de manera particular, se podían encontrar amplias zonas comunes metodológicas, es decir, modelos de trabajo.
Mi siguiente paso fue dar nombre a cada uno de los modelos que había ido encontrado y continuar estudiando casos hasta tener una perspectiva bastante amplia de cuáles se repetían con mayor asiduidad. Después de descartar las metodologías más infrecuentes (algunas correspondían a la manera de trabajar de un único autor) y también aquellas que correspondían a una variación de otro modelo muy similar, me quedé con cinco patrones:
•Formal
•Emocional
•Visual
•Experimental
•De apropiación
Se trataba de un número muy razonable con el que trabajar y que lograba representar a la mayoría de los artistas. Además, me pareció muy importante que todos ellos presentaran estructuras flexibles que les permitieran adaptarse a las particularidades de cada uno, abriendo así más su área de acción con la intención de que prácticamente ningún autor se quedara fuera.
Modelos de proyecto
El proyecto formal es uno de los más empleados, sobre todo en trabajos de carácter documental, y corresponde a un desarrollo de contenidos bastante racional, basado en el mismo orden en el que se abordan los proyectos de muchos profesionales de diferentes sectores, procedentes de terrenos muy diversos. Una secuencia de trabajo clásica del proyecto formal estaría basada en los siguientes puntos:
•Elegir la idea o tema
•Investigar y documentar el proyecto
•Experimentar
•Concretar el proyecto
•Realizar la toma fotográfica
•Editar
•Definir el formato de presentación final
En este modelo, es fundamental comenzar con la definición de la idea y esencial que ésta sea lo más clara posible antes de continuar con las siguientes fases. La investigación también es una etapa clave, especialmente en los trabajos documentales pues, en este caso, resulta muy importante aprender todo lo posible sobre el tema y manejar el máximo de detalles posible. Este conocimiento permite concretar la idea y el punto de vista, así como definir de manera precisa la estrategia que desarrollaremos. Por tanto, cuando se afronta la toma fotográfica, ya hay un trabajo anterior bastante considerable en el que apenas se han dejado cabos sin atar.
Ejemplo de proyecto formal: Charles Fréger y su trabajo ‘Wilder Mann’
Charles Fréger es un fotógrafo francés cuyas series versan acerca de grupos sociales que desarrollan actividades comunes, a veces poco habituales, como luchadores de sumo, jugadores de waterpolo, legionarios o patinadores, entre otros muchos. Entre sus proyectos más llamativos se encuentra Wilder Mann (2010-2011), en el que el autor recorrió diversos rincones de Europa para fotografiar a personas que se disfrazan de animales salvajes como parte de sus tradiciones más antiguas. Fréger encuentra así una interesante conexión entre estos pueblos y sus ancestros, así como su relación más profunda con la naturaleza. Se trata de retratos de carácter antropológico que van mucho más allá de la mera representación. Para llevar a cabo este trabajo, el autor tuvo que partir de una idea muy clara y necesitó realizar una ardua investigación con el fin de localizar estas prácticas tradicionales a lo largo de 18 países europeos.
©Charles Fréger, de la serie Wilder Mann
Izquierda: Schnappviecher, Austria, 2011
Derecha: Certi, Czech Republic, 2010
Hay artistas que no parten de una idea concreta previa sino de algún tipo de emoción o sensación, algo a lo que podemos llamar idea difusa, y a partir de ahí se dejan llevar y van construyendo