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V Congreso iberoamericano de personalismo


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éstas las que realizan a aquéllos, los llevan a la práctica concreta. Por eso es igualmente necesario educar en valores y en virtudes, para que tengan una aplicación conveniente.

      Y en esto ayuda mucho el concepto de analogía, porque las virtudes son analogía hecha carne, llevada a la práctica, a la vida. Es el sentido de la proporción, aplicado a cada acción, dándole el término medio prudencial, que es el que nos hace vivir y sobrevivir en el mundo de la cotidianidad.

      Conclusión

      Ésta es la autorrealización que buscamos en la filosofía personalista. El personalismo es individual y comunitario. Por eso pensamos en una realización tanto a nivel de la persona como de la sociedad. Y para ello es necesaria la sensibilidad analógica, pues es la que nos abre el camino para la formación de valores y de virtudes.

      1 Antropología filosófica. Hacia un personalismo analógico-icónico, Madrid: Fundación Emmanuel Mounier, 2004, 112 pp. 2a. ed., México: Universidad Anáhuac Sur, 2015.

      2 El símbolo y el hombre desde un personalismo analógico-icónico, México: Démeter Ediciones, 2011.

      3 C. Díaz, “Raíz hermenéutica: Paul Ricoeur”, en Treinta nombres propios. (Las figuras del personalismo), Madrid: Fundación Emmanuel Mounier, 2002, pp. 163-167.

      4 J. M. Burgos, Para comprender a Jacques Maritain. Un ensayo histórico-crítico, Madrid: Fundación Emmanuel Mounier, 2006, pp. 151 ss.

      5 J. Maritain, Los grados del saber o distinguir para unir, Buenos Aires: Club de Lectores, 1983, pp. 653-658.

      6 Ch. S. Peirce, “La crítica de los argumentos” (1892), en Escritos lógicos, ed. P. Castrillo, Madrid: Alianza, 1988, p. 202.

      7 Esto se lo dijo en varias conversaciones al P. Victorino Rodríguez, el cual lo pone en la Introducción a su edición de la obra de J. M. Ramírez, De analogia, Madrid: CSIC, 1970, t. I, p. XIII.

      8 J. M. Burgos, op. cit., p. 152.

      9 J. Marías, Persona, Madrid: Alianza, 1996, pp. 55-60.

      10 A. M. T. S. Boecio, Liber de persona et duabus naturis, c. III.

      11 J. F. Sellés, “La distinción entre persona y naturaleza humana según Nédoncelle”, en Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida, año 5, núm. 9 (ene.-jun. 2013), pp. 26-27.

      12 Como “relación subsistente” llegó a definir a la persona J. R. Sanabria, Filosofía del hombre. (Antropología filosófica), México: Ed. Porrúa, 1987, pp. 252-253.

      13 F. Brentano, Psicología, Madrid: Revista de Occidente, 1935 (2a. ed.), pp. 27-28.

      14 M. Beuchot, “Aristóteles y la escolástica en Freud a través de Brentano”, en Espíritu (Barcelona), 47/118 (1998), pp. 161-168.

      15 A. de Muralt, La idea de la fenomenología. El ejemplarismo husserliano, México: UNAM, 1963, p. 5.

      16 H. Putnam, Representación y realidad. Un balance crítico del funcionalismo, Barcelona: Gedisa, 1990, pp. 119 ss.

      17 E. Tugendhat, Antropología en vez de metafísica, Barcelona: Gedisa, 2008, pp. 17 ss.

      18 C. Geertz, La interpretación de las culturas, Barcelona: Gedisa, 1987, p. 20.

      19 P. Ricoeur, “La simbólica del mal”, en el mismo, Finitud y culpabilidad, Madrid: Taurus, 1969, p. 251.

      20 J. Habermas, “El resurgimiento de la religión, ¿un reto para la autocomprensión de la modernidad?”, en Diánoia (UNAM), LIII/60 (2008), pp. 3-20.

      21 R. Wolin, Los hijos de Heidegger. Hannah Arendt, Karl Löwith, Hans Jonas y Herbert Marcuse, Madrid: Cátedra, 2003, p. 130.

      22 J. López Santamaría, “La ética de las virtudes”, en Estudios Filosóficos, LVII/164 (2008), pp. 145-151.

      23 F. Ovejero Lucas, “Republicanismo: el lugar de la virtud”, en Isegoría, n. 33 (dic. 2005), pp. 99-125.

      24 J. A. Montmarquet, “Virtud epistémica”, en M. M. Valdés y M. Á. Fernández (comps.), Normas, virtudes y valores epistémicos. Ensayos de epistemología contemporánea, UNAM, México 2011, 299-321.

      25 D. Carr, Educating the Virtues. An Essay on the Philosophical Psychology of Moral Development and Education. London – New York: Routledge, 1991, pp. 8-9.

      26 A. MacIntyre, Tras la virtud, Barcelona: Ed. Crítica, 1987, p. 239.

      27 G. Gurvitch, Las tendencias actuales de la filosofía alemana. E. Husserl - M. Scheler - E. Lask - N. Hartmann - M. Heidegger, Buenos Aires: Losada, 1939, pp. 89 ss. T. Urdánoz, Historia de la filosofía, VI) Siglo XX: De Bergson al final del existencialismo, Madrid: BAC, 1988 (2a. ed.), p. 417: Para Scheler, “los valores son irreductibles al ser; los valores valen, pero ‘no son absolutamente’”.

      28 C. Grave, Nietzsche. Crítica de la voluntad de verdad, México: Eds. Monosílabo – UNAM, 2018, pp. 21 ss.

      29 M. Beuchot, Republicanismo, hermenéutica y virtud, México: UNAM, 2017, pp. 20-21.

      Afectividad y adecuación al objeto según Dietrich von Hildebrand

      Maria Isabel Gonçalves de S. N. Silva

      Universidade de São Paulo (FFLCH/USP) – Brasil

      Resumen

      La afectividad de la persona humana tiene importante papel en su autorrealización, en la medida en que, conociendo el bien y eligiéndolo voluntariamente, la persona responde afectivamente al objeto deseado. Esa respuesta porta un contenido – la valoración del sujeto ante el objeto – y, a la vez, pode adecuarse o no al valor e importancia del objeto que es su razón de ser. Para Dietrich von Hildebrand, una afectividad madura es constituida de experiencias afectivas verdaderas, cuyo valor ontologico asemejase al del objeto de las respuestas afectivas y en que tales respuestas se adecuan a ello. Este