Laura Chamorro

Qué carajo es emprender


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un empleo bajo relación de dependencia, el terror de perder esa estabilidad nos abruma. Porque es un trabajo SEGURO y, de algún modo, eso nos da cierta confianza. Pero también decíamos que perseguimos la libertad, y en esa búsqueda nos encontramos con un jefe que exige cosas, horarios, normas, vacaciones cuando el área de RRHH te lo permite y no cuando se nos ocurre, pedir permisos para ausentarnos un día y poder asistir a una reunión del colegio de nuestros hijos… y la lista sigue, pero todo esto, no está ni cerca de lo que muchos suponen es la LIBERTAD.

      ¿Entonces? ¿Cuál es la salida para poder encontrar el equilibrio entre seguridad y libertad? Para muchos, ese mágico lugar es el de EMPRENDER.

      Ya veremos que la magia no es tal y que la libertad o seguridad son muy subjetivas.

      Sin embargo, una vez que los emprendedores cruzan el océano y pisan tierra firme, ya no son los mismos. Adquirieron seguridad y libertad. Al menos, lo que para cada uno eso represente. Y entonces, se logra el equilibrio de esos dos mundos y nadie vuelve a mirar atrás. Pero para cruzar a nado ese océano, lleno de tiburones hambrientos, hace falta mucho más que una cuenta bancaria en cero. Si la motivación solo es el dinero, entonces, llegar a la orilla sería casi una hazaña.

      En mi investigación, también me tomé el tiempo de ingresar a Google Trends, para conocer cómo es el comportamiento de búsqueda de las personas en distintas partes del mundo, y voy a contarles, particularmente, lo que sucede con la palabra EMPRENDER.

      Tomé el intervalo de los últimos 5 años, como para tener un panorama más completo.

      Descubrí que en los países en desarrollo, la tasa de búsqueda de la palabra EMPRENDER parecería moverse, efectivamente, según la coyuntura económica. Mientras que en Japón, el gráfico muestra una línea recta, en nuestro país la tasa se mueve onduladamente.

      Gráfico comparativo entre ARGENTINA y JAPON:

      En Argentina, en el mes de julio 2020 y mientras transitábamos el cuarto mes de confinamiento por la pandemia (Fase 1), la búsqueda de la palabra EMPRENDER llegó a su pico más alto de los últimos cinco años. Leyendo más de la información que Google Trends nos arroja, encontré que la tercera búsqueda relacionda a esto era EMPRENDER SIMPLE.

      Tuve el impulso de querer reírme, imaginando a alguien googlear cómo emprender sin que eso le represente un esfuerzo constante, pero me contuve. Estoy trabajando, en vez de reirme, tengo que averiguar por qué los argentinos queremos “emprender fácil”.

      Leí a algunos psicólogos decir que la arrogancia del argentino promedio, que cree que se las sabe todas, le hace suponer que no necesita capacitarse o que puede con todo pero, por sobre todas las cosas, le teme al fracaso. Buen punto. Pero… insuficiente.

      En un artículo del año 2011, el Global Entrepreneurship Monitor (GEM) liderado por el Centro de Entrepreneurship del IAE, de la Escuela de Dirección y Negocios de la Universidad Austral, publicaron que: “Los hombres que inician un emprendimiento en la Argentina lo hacen por una cuestión de oportunidad, en tanto que la mayor parte de las mujeres lo hacen por una cuestión de necesidad…”.

      Me alegra afirmar que diez años después, esto ya no es así, al menos entre mis clientes de @nosepuedevivirdelikes. Los motivos por los que emprenden tienen más que ver con sus aspiraciones personales que con una cuestión de género. Tienen que ver con ser personas que quieren alcanzar ese equilibrio entre la seguridad laboral y la libertad para hacer lo que les gusta. Están más alejados del sueño de la casa propia, de la que hablábamos antes y la hipoteca a 100 años, y más cerquita de un pasaporte lleno de sellos, viajando por el mundo. Si tengo que decir por qué cada vez hay más emprendedores en el mundo, basándome en lo investigado, tengo que concluir que nada me convence.

      Pero, si tengo que contarte mi visión, te voy a decir que los emprendedores son creativos, valientes, inquietos, valoran tener negocios que además de dinero generen un impacto en otras personas, se acompañan aún sin conocerse, son solidarios… y, por supuesto, que saben nadar contra corriente.

      Los argentinos no estamos, estadísticamente, entre los países más emprendedores de la región, es cierto. Pero eso no quiere decir que no estemos cambiando la historia, porque hoy el 5.4% de la población mundial es emprendedora. Hasta hace muy pocos años era solo el 3%. ¿Entendés?, es un crecimiento increíble.

      Elijo concluir que si una porción enorme de la humanidad elige este camino, entonces, quizás, tengas en tus manos el libro correcto, porque si en unos años seremos todos chinos o emprendedores, deberías arrancar entendiendo… QUÉ CARAJO ES EMPRENDER.

      • • •

      Capítulo 1

      ¿Qué carajo es emprender?

      “El mundo no se interesa por tu autoestima. El mundo esperará que logres algo, con independencia de que te sientas bien o no contigo mismo. “

      Bill Gates

      Cuando renuncié a mi último empleo en relación de dependencia, mientras le entregaba el telegrama a la chica del correo le dije: “¡Al fin…!” Ella sonrió y me dijo: “¡QUE SUERTE!”. Le devolví la sonrisa y me fui...

      Caminaba con la copia de mi renuncia y me reía sola en la calle… ¿SUERTE? ¡¿Justo a mí que me sobran mil cosas menos suerte?! Recuerdo que entré a mi oficina (la propia) y me senté con un alivio tal como si me hubiese sacado 200 kilos de escombros de los hombros. No sabía lo que me esperaba y tampoco me importaba tanto. Pero me fui a la terraza, miré desde un piso 25 lo hermosa que estaba Buenos Aires en ese diciembre. Y suspiré...

      Me tocaba volver a casa y el camino era largo, porque yo siempre viví LEJOS (ya hablaremos de eso en otro capítulo). Mis dos horas de camino a casa tenían un subte y dos colectivos. Pero esta vez no quise tomar el subte y, como si me sobrara plata, tomé un taxi por unas cuadras.

      Me tocó uno de esos choferes a los que les gusta hablar, y yo odio que me hablen, pero estaba feliz, entonces charlamos. Me preguntó si ya terminaba mi día y le dije que sí, que estaba volviendo a casa…

      —¿Madrugás mañana?

      —¡No! —le dije y medio inflando el pecho, acoté —ya no tengo que madrugar. Hoy renuncié, después de 3 años, a mi trabajo.

      Me miró por el retrovisor y soltó:

      —¡Qué bueno piba!, ¿y ahora qué tenés pensado hacer?

      Y yo con mucho orgullo le dije:

      —Ahora me voy a dedicar full a mi emprendimiento.

      —¿A TU QUÉ? —Me respondió el señor, con su voz ronca.

      —A emprender… tengo una marca de accesorios…—le aclaré.

      —Ahhh que bueno… un negocio propio.

      —Sí, eso —resumí.

      Y unos segundos antes de bajarme, me dijo… “yo tengo 67 años, no sé qué carajo es emprender, pero sí sé lo que es trabajar de lo que te gusta, toda mi vida fui taxista y me encanta”. Lo felicité. Me bajé en la parada del colectivo y no paraba de pensar… Es cierto, se habla mucho de la vida emprendedora, pero quizás haya mucha gente que no sabe realmente qué carajo es emprender. Así que acá voy.

      Según reza la Real Academia Española emprender es:

      “Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro”.

      Pero creéme que emprender es eso y mucho más.

      En principio quiero que sepas que tener