Jesús Zamora Bonilla

Argumentación y pragma-dialéctica


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que la comunidad hispanohablante tiene sobre la pragma-dialéctica.

      En el caso de Aristóteles, ese primer tratado de las falacias fue seguido muy pronto por los Tópicos, un libro mucho más amplio que nos presenta la contraparte positiva: las reglas que han de seguirse para triunfar en una contienda argumentativa. El modelo que Aristóteles siguió en los Tópicos es el diálogo socrático, tal como este fue presentado por Platón con un arte literaria sin parangón. Del substantivo griego diálogo, que significa “hablar dos o más personas por turnos” o “tomar ellas turnos para hablar” Platón derivó el adjetivo dialéctico, y desde entonces hablamos de “arte dialéctica” para referirnos al modo particular de llevar una discusión que inventara Sócrates y que se cultivara en la Academia platónica. De esa manera, podemos decir que los Tópicos de Aristóteles son la codificación de ese método de conversación. Como tal, no podemos decir que constituya una teoría general de toda argumentación; y de hecho vale la pena constatar desde este momento que este problema de la generalidad es endémico a todos los intentos teóricos que vinieron después, incluida la propia pragma-dialéctica.