Andrzej Paczkowski

El libro negro del comunismo


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terrible: el tifus y el cólera eran endémicos, y los detenidos, medio desnudos, carecían de todo. Durante el verano de 1921 hizo su aparición el hambre. La mortalidad alcanzó, en el otoño, del 15 al 20 por 100 al mes. El 1 de septiembre de 1921 no quedaban más que algunas bandas que reunían en total apenas a más de un millar de hombres en armas, frente a los cuarenta mil que había en el apogeo del movimiento campesino en febrero de 1921. A partir de noviembre de 1921, aunque los campos habían sido «pacificados» hacía mucho tiempo, varios miles de detenidos entre los más capaces fueron deportados hacia los campos de concentración del norte de Rusia, a Arcángel y Jolmogori21.

      Tal y como testifican los informes semanales de la Cheka dirigidos a los dirigentes bolcheviques, la «pacificación» de los campos continuó en numerosas regiones —Ucrania, Siberia occidental, provincias del Volga, Cáucaso— al menos hasta la segunda mitad del año 1922. Las costumbres adquiridas en el transcurso de los años precedentes seguían persistiendo y, aunque oficialmente las requisas habían sido abolidas en marzo de 1921, el cobro del impuesto en especie que reemplazaba a las requisas a menudo se llevaba a cabo con una extrema brutalidad. Las cuotas, muy elevadas en relación con la situación catastrófica de la agricultura en 1921, mantenían una tensión permanente en los campos donde muchos campesinos habían guardado armas.

      Describiendo sus impresiones de viaje a las provincias de Tula, de Orel y de Voronezh en mayo de 1921, el comisario del pueblo para la Agricultura, Nikolai Ossinski, informaba de que los funcionarios locales estaban convencidos de que las requisas serían reestablecidas en otoño. Las autoridades locales «no podían considerar a los campesinos de otra manera que como saboteadores natos»22.

       Informe del presidente de la comisión plenipotenciaria de cinco miembros acerca de las medidas represivas contra los bandidos de la provincia de Tambov, 10 de julio de 1921

      Las operaciones de limpieza de la volost (cantón) Judriukovskaya se iniciaron el 27 de junio en la aldea Ossinovki, que había albergado en el pasado a grupos de bandidos. La actitud de los campesinos respecto a nuestros destacamentos represivos estaba caracterizada por cierta desconfianza. Los campesinos no denunciaban a los bandidos de los bosques y respondían que no sabían nada de las preguntas que se les formulaban.

      Capturamos cuarenta rehenes, decretamos el estado de sitio en la aldea y concedimos dos horas a los aldeanos para que entregaran a los bandidos y las armas ocultas. Reunidos en asamblea, los aldeanos dudaban sobre la conducta que había que seguir, pero no se decidían a colaborar de manera activa en la caza de los bandidos. Al expirar el plazo, ejecutamos a 21 rehenes ante la asamblea de la aldea. La ejecución pública, mediante un fusilamiento individual, con todas las formalidades de rigor, en presencia de todos los miembros de la comisión plenipotenciaria, de los comunistas, etc., provocó un efecto considerable sobre los campesinos…

      Por lo que se refiere a la aldea Kareyevka, que por su situación geográfica, constituía un emplazamiento privilegiado de los grupos de bandidos… la comisión decidió borrarla del mapa. Toda la población fue deportada, sus bienes confiscados, a excepción de las familias de los soldados que servían en el Ejército Rojo, que fueron trasladadas a la villa de Kurdiuki y realojadas en las casas confiscadas a las familias de los bandidos. Tras recuperar algunos objetos de valor —marcos de las ventanas, objetos de cristal y de madera, etc.— se prendió fuego a las casas de la aldea.

      El 3 de julio emprendimos las operaciones en la villa de Bogoslovka. Rara vez nos hemos encontrado con unos campesinos tan reticentes y organizados. Cuando se discutía con estos campesinos, del más joven al más viejo, todos respondían unánimemente, adoptando un aire sorprendido: «¿Bandidos en nuestras casas? iNo piensen en ello! Quizá los hemos visto pasar alguna vez por los alrededores, pero a saber si eran bandidos. Nosotros, como se puede ver perfectamente, no hacemos daño a nadie, no sabemos nada».

      Hemos adoptado las mismas medidas que en Ossinovka: hemos capturado 58 rehenes. El 4 de julio hemos fusilado públicamente a un primer grupo de 21 personas, luego, a las 3 de la tarde, hemos logrado que 60 familias de bandidos, es decir, unas 200 personas aproximadamente, no tuvieran la posibilidad de causar molestias. A fin de cuentas, hemos logrado nuestros objetivos y los campesinos se han visto obligados a encontrar a los bandidos y las armas ocultas…

      La limpieza de las aldeas y villas mencionadas arriba concluyó el 6 de julio. La operación se vio coronada por el éxito y tiene consecuencias que sobrepasan los dos volost (cantones) limítrofes. Se continúa la rendición de los elementos bandidos.

      El presidente de la comisión plenipotenciaria de cinco miembros, Uskonin.

      Krestianskoe vosstanie v Tambovskoi gubernii v 1919-1921, op. cit., pág. 218.

      Para acelerar el cobro del impuesto en Siberia, región que debía proporcionar el grueso de las entradas en productos agrícolas, en el momento en que el hambre devastaba todas las regiones del Volga, en diciembre de 1921 se envió como plenipotenciario extraordinario a Feliks Dzerzhinski. Este estableció «tribunales revolucionarios volantes» encargados de peinar las aldeas y de condenar sobre el terreno a penas de prisión o campo de concentración a los campesinos que no pagaban el impuesto23. Cuántos abusos no cometerían los destacamentos de requisa, estos tribunales, respaldados por «destacamentos fiscales», que el presidente del Tribunal Supremo mismo, Nicolai Krilenko, tuvo que ordenar una investigación sobre las acciones de esos órganos nombrados por el jefe de la Cheka. Desde Osmk, el 14 de febrero de 1922, escribía un inspector: «Los abusos de los destacamentos de requisas han alcanzado un grado inimaginable. Se encierra sistemáticamente a los campesinos detenidos en hangares sin calefacción, se les da latigazos, se les amenaza con la ejecución. Aquellos que no han cumplido de manera total su cuota de entrega son amarrados, obligados a correr, desnudos, a lo largo de la calle principal de la aldea, y después son encerrados en un hangar sin calefacción. Se ha golpeado a un gran número de mujeres hasta que pierden el conocimiento, se las introducía desnudas en agujeros cavados en la nieve…». En todas las provincias, las tensiones seguían siendo muy vivas.

      De ello testifican estos extractos de un informe de la policía política en octubre de 1922, un año y medio después del inicio de la NEP:

      En la provincia de Pskov, las cuotas fijadas para el impuesto en especie representan los 2/3 de la cosecha. Cuatro distritos han tomado las armas. (…). En la provincia de Novgorod no se cumplirán las cuotas, a pesar de la reducción del 25 por 100 recientemente acordada en vista de la mala cosecha. En las provincias de Riazán y del Tver, la realización de un 100 por 100 de las cuotas condenaría al campesinado a morir de hambre. (…) En la provincia del Novo-Nikolaievsk, el hambre amenaza y los campesinos se aprovisionan de hierba y de raíces para su propio consumo. (…) Pero todos estos hechos parecen anodinos en relación con las informaciones que nos llegan de la provincia de Kiev, donde se asiste a una oleada de suicidios como no se había visto jamás: los campesinos se suicidan en masa porque no pueden ni pagar sus impuestos, ni volver a tomar las armas que les han sido confiscadas. El hambre que se abate desde hace más de un año sobre toda la región provoca que los campesinos sean muy pesimistas en lo que se refiere a su porvenir.

      En el otoño de 1922, lo peor, sin embargo, había pasado. Después de dos años de hambre, los supervivientes acababan de obtener una cosecha que debía permitirles pasar el invierno a condición, por supuesto, de que no se exigieran los impuestos en su totalidad. «Este año, la cosecha de cereales será inferior a la media de los últimos diez años»: en esos términos Pravda había mencionado por primera vez, el 2 de julio de 1921, en última página y en un suelto breve, la existencia de un «problema alimentario» en el «frente agrícola». Diez días más tarde, Mijaíl Kalinin, presidente del Comité Ejecutivo Central de los soviets, reconocía en un «llamamiento a todos los ciudadanos de la RSFSR» publicado en Pravda el 12 de julio de 1921, que «en numerosos distritos la sequía de este año ha destrozado la cosecha».

      «Esta calamidad», explicaba una resolución del Comité Central de fecha de 21 de julio no deriva solamente de la sequía. Arranca y procede de toda la historia pasada, del retraso de nuestra agricultura, de la ausencia de organización, del escaso conocimiento en agronomía, de la pobreza técnica indigente y de las formas