el séptimo. El aparato polarizador “Noremberg” saca a la objetividad casi todos nuestros símbolos geométricos ocultos, no obstante que esto no haga a los físicos más sabios.
El número siete está en la mera raíz de la Cosmogonía y de la Antropogonía ocultas; sin el cual no sería posible tener un símbolo que expresara la evolución desde su comienzo hasta sus puntos finales. Pues, el círculo produce el punto; éste se expande en un triángulo que, después de dos ángulos, regresa sobre sí mismo para formar el místico Tetraktis, el cubo llano. Este tres, al pasar en el mundo manifestado de los efectos, la naturaleza diferenciada, se convierte, geométrica y numéricamente, en 3 + 4 = 7. Los mejores cabalistas lo han demostrado por eras, desde Pitágoras, como también los matemáticos y los simbologistas modernos, uno de los cuales ha logrado arrancar, para siempre, una de las siete claves ocultas produciendo un volumen lleno de números que ha comprobado su victoria. Si cada uno de nuestros teósofos interesados en el asunto, leyera la maravillosa obra: El misterio hebreo egipcio, la fuente de las medidas, los matemáticos expertos se quedarán atónitos ante las revelaciones ahí contenidas. Pues muestra, en realidad, la fuente oculta de la medida mediante la cual se construyeron el kosmos y el ser humano y, mediante este último, la gran pirámide de Egipto, también todas las torres, los montículos, los obeliscos, los templos/cuevas de la India y las pirámides peruanas y mexicanas, todos los monumentos arcaicos, los símbolos en piedra de la Caldea, de ambas Américas e incluso de las Islas de Pascua, el testigo viviente y solitario de un continente prehistórico sumergido en medio del Océano Pacífico. Este libro muestra que, en todo el mundo existían los mismos números y medidas para la idéntica simbología esotérica; las palabras del autor sacan a relucir que la cábala es una “serie completa de desarrollos basados en el empleo de elementos geométricos que se expresan en valores numéricos fundados en valores integrales del círculo” (una de las siete claves que, hasta la fecha, sólo los Iniciados conocían), descubierta por Peter Metius en el siglo XVI y redescubierta por el difunto John A. Parker. Además, el libro muestra que el sistema del cual se derivaron todos estos desenvolvimientos, “antiguamente se consideraba fundado en la naturaleza (o Dios), siendo, prácticamente, la base o la ley de los esfuerzos del designio creador”; y que también es el fundamento de las estructuras bíblicas, porque se encuentra en las medidas dadas para el templo de Salomón, el arca de la Alianza, el arca de Noé, etc.; en síntesis, en todos los mitos simbólicos de la Biblia.
¿Cuáles son los números, la medida en que el Cubito sagrado se deriva de la cuadratura esotérica y que los Iniciados saben que están contenidos en la Tetraktis de Pitágoras? Es el símbolo primordial universal. Los números que hallamos en la Cruz Ansata egipcia y también (según yo) en la Svástica inda, “la señal sagrada” que adorna las mil cabezas de Sesha, el ciclo–Serpiente de la eternidad en el cual descansa Vishnu, la deidad en lo infinito y que también puede indicarse en el fuego triple (treta) de Puravas, el primer fuego en el Manvantara actual, entre los 49 (7 x 7) fuegos místicos. Es posible que este símbolo no se encuentre en muchos libros hindúes, sin embargo, en el Vishnu Purana y en otros Puranas, este símbolo y número son abundantes y bajo toda forma posible, como propongo probar en: La Doctrina Secreta. Por supuesto, todavía, el autor de La Fuente de las Medidas no conoce el alcance completo de lo que ha descubierto. Hasta ahora, él aplica su clave sólo al lenguaje y a la simbología esotérica de la Biblia y especialmente, de los libros de Moisés. Según mi opinión, el gran error del hábil autor es que aplica la clave que ha descubierto, principalmente a los elementos post–atlantes y casi históricamente fálicos de las religiones del mundo. Él siente intuitivamente que, en cuanto a esto, sólo en la Biblia hay un significado más noble, más elevado y más trascendental; mientras todas las demás religiones tienen una simple adoración sexual. Sin embargo, en la adoración pagana más antigua, este elemento fálico se refería, en verdad, a la evolución fisiológica de las razas humanas, algo que no se puede descubrir en la Biblia, porque no está (siendo el Pentateuco la más reciente de todas las escrituras antiguas). Sin embargo, lo que el erudito autor de La Fuente de las Medidas ha descubierto y probado, valiéndose de las matemáticas, es suficientemente maravilloso y basta para corroborar nuestra declaración: las figuras O Δ □ y 3 + 4 = 7, son la base, el alma de la cosmogonía y la evolución de la humanidad.
El autor, refiriéndose a la cruz ansata, el Tau de los egipcios y a la cruz cristiana, dice, a quienquiera que desee mostrar este proceso recurriendo al símbolo, que: “debe valerse de la figura del cubo abierto sobre un plano en conexión con el círculo, cuya medida se toma en los bordes del cubo. El cubo abierto se convierte, sobre una superficie, en una verdadera cruz o la forma tau y si a esta última le adherimos un círculo, obtenemos la cruz ansata de los egipcios con su obvio significado del origen de las medidas. Como a esta clase de medida se le hizo coordinar, también, con la idea del origen de la vida, asumió el tipo del hermafrodita y fue colocada, en realidad, como representación para cubrir esta parte de la persona humana en la forma hindú [...]” [Es el “hermafrodita Indranse Indra, la diosa naturaleza, Issa de los hebreos e Isis de los egipcios”, según las llama el mencionado autor en otro lugar.] “[...] Es evidente que, al paso que el cubo sólo tiene seis caras, la representación de la cruz como cubo abierto consta de una cara del cubo que es común a los dos brazos y se cuenta como perteneciendo a ambos. Entonces, mientras las caras representadas originalmente son seis, el uso de los dos brazos hace que se cuente el cuadrado como cuatro para el brazo vertical y tres para el horizontal, cuyo total es siete. Aquí tenemos el famoso cuatro, el tres y el siete de nuevo; el cuatro y el tres son miembros factores del problema de Parker (la cuadratura y los ‘tres cuerpos que giran’.) [...]”
Y son también los miembros factores en la construcción del universo y del hombre. Wittoba, un aspecto de Krishna y Vishnu es, por lo tanto, “el hombre crucificado en el espacio” o el “cubo abierto”, según se ha explicado (véase el Panteón de Moore para Wittoba). Es el símbolo más antiguo en la India y ahora casi perdido como también se ha perdido el verdadero significado de Vishvakarina y Vikkartana (el “Sol despojado de sus rayos”). Es la cruz ansata de los egipcios y viceversa. Y esta última, incluso el sistrum con sus brazos en cruz, es simplemente el símbolo de la deidad como hombre, por fálica que pueda haberse convertido luego, después del hundimiento de la Atlántida. La cruz ansata es, por supuesto, según la demostración del profesor Seyfforth, el seis con su cabeza, el siete. Seyfforth dice: “Es el cráneo con el cerebro, el asiento del alma con los nervios que se extienden a la espina dorsal, a los ojos y a las orejas. La piedra Tanis la traduce, repetidamente, como antropos (hombre). Además, tenemos el ank (vida) de los coptos o, propiamente dicho, alma, que corresponde al hebreo anosh, cuyo significado es alma. El anki egipcio significa: “mi alma.”
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En su síntesis significa los siete principios, los detalles, después. Ahora bien, la cruz ansata, como se presenta arriba, se ha descubierto también en los hombros de las estatuas gigantescas de las Islas de Pascua (en medio del Océano Pacífico), que son parte de un continente sumergido. Este resto se describe como: “un territorio densamente cubierto de estatuas ciclópeas, los vestigios de la civilización de un pueblo numeroso y culto”. Entonces, cuando Subba Row nos dice lo que había encontrado en los antiguos libros hindúes, según los cuales los adeptos antiguos de la India habían aprendido los poderes ocultos de los atlantes, se deduce, lógicamente, que los habitantes de las Islas de Pascua recibieron su división septenaria de los atlantes, así como nuestros adeptos de la “Isla Sagrada.” Esto debería dirimir la cuestión.
Dicha cruz Tau es siempre septenaria, bajo cualquier forma, es poliédrica, a pesar de que la idea principal es siempre una.
¿Qué son los oozas (ojos) egipcios, los amuletos llamados: “el ojo místico”, sino símbolos de lo mismo? Están los cuatro ojos en la hilera superior y tres más pequeños en la inferior. O de nuevo: el ooza con los siete luths que cuelgan de ahí, “cuya melodía combinada crea un hombre”, dice el jeroglífico. O nuevamente, el hexágono formado de seis triángulos, cuyos ápices convergen en