Rafael Fiol Mateos

Pedro Casciaro


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respiraba un ambiente de paz, de estudio, de oración y de fraternidad». San Josemaría animaba a aquellos jóvenes «a seguir santificando el trabajo ordinario y a realizar un intenso apostolado personal»[31].

      Pronto se dieron cuenta de que el logro del ambiente de hogar digno, cuidado y alegre que ofrecía la residencia requería del fundador un enorme trabajo personal, también material, ya que la estrechez económica no permitía contratar al personal de servicio imprescindible, lo que le obligaba a realizar personalmente bastantes tareas domésticas, como tender las camas de los residentes, la limpieza de las habitaciones y aseos, lavar por la noche cubiertos y otro material de cocina, etc.

      Paco y Pedro no tuvieron inconveniente en apretarse el cinturón, haciendo estos turnos para ayudar al Padre, que estaba siempre atareado, llevando el peso de la Obra y una labor pastoral abundantísima. El gran afecto que tenían al fundador y la alegría de poder apoyarle compensaba con creces el aumento de trabajo.

      * * *

      [1] Testimonio de Pedro Casciaro, 21 de julio de 1975, pp. 1-3 (AGP, serie A.5, 203-3-1).

      [2] Testimonio de Pedro Casciaro, 21 de julio de 1975, pp. 5-6 (AGP, serie A.5, 203-3-1).

      [3] Retiro espiritual de periodicidad mensual que ofrece a los participantes la oportunidad de detenerse unas horas, dejar las tareas habituales y recogerse para rezar. Incluye actos de piedad habituales —como la celebración eucarística o el rezo del rosario—, ratos de oración dirigidos por un sacerdote y momentos de silencio para el diálogo personal con Dios.

      [4] Cfr. Mt 19,16-22; Mc 10,17-22; Lc 18,18-23.

      [5] Se llama numerarios o numerarias a quienes han recibido de Dios el don del celibato apostólico y tienen plena disponibilidad para ocuparse de las peculiares labores apostólicas del Opus Dei.

      [6] Testimonio de Pedro Casciaro, 21 de julio de 1975, pp. 6-7 (AGP, serie A.5, 203-3-1).

      [7] Cfr. P. CASCIARO, Soñad y os quedaréis cortos, p. 55.

      [8] Testimonio de Pedro Casciaro, 21 de julio de 1975, p. 8 (AGP, serie A.5, 203-3-1).

      [9] J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa, Minos, México 1990, n. 99.

      [10] Guion de una meditación.

      [11] Cfr. testimonio de Pedro Casciaro, 19 de marzo de 1978, p. 2 (AGP, serie A.5, 203-3-2).

      [12] Cfr. ibid.

      [13] Ibid.

      [14] J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa, op. cit., n. 17.

      [15] Cfr. testimonio de Pedro Casciaro, 19 de marzo de 1978, pp. 2-3 (AGP, serie A.5, 203-3-2).

      [16] Ibid., p. 3.

      [17] Ibid., p. 4.

      [18] Ibid., pp. 4-5.

      [19] Cfr. J. RUIZ, El Terror Rojo. Madrid 1936, Espasa, Barcelona 2012, pp. 31-38.

      [20] Cfr. A. VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador del Opus Dei, op. cit., vol. I, p. 578. Su madre y sus hermanos también dejaron aquella casa.

      [21] Cfr. M. ÁLVAREZ TARDÍO — R. VILLA GARCÍA, 1936, fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular, Espasa, Barcelona 2017, pp. 522-525. Según afirman estos autores, la revisión de las actas electorales estuvo en manos de una comisión parlamentaria que alteró el escrutinio. «Las alteraciones de la Comisión de Actas harían engordar la mayoría del Frente Popular con 23 nuevos escaños (...). Siendo esto grave, lo fue todavía más que esa cifra se añadiera a los entre 29 y 33 escaños que las izquierdas sumaron gracias a las alteraciones ocurridas en la primera vuelta electoral. De este modo, ha quedado demostrado que algo más del diez por ciento del total de los escaños de las nuevas Cortes, más de medio centenar, no fue fruto de una competencia electoral en libertad» (ibid., pp. 523-524).

      [22]