mercedarios. MANTILLA Luis Carlos, O. F. M. Fuentes para la historia demográfica de la vida religiosa masculina en el Nuevo Reino de Granada. Santafé de Bogotá: Archivo General de la Nación de Colombia, 1997, pág. 9. ISBN: 9789589298695.
69 ARIZA Alberto. Los dominicos en Colombia. Op. cit., t. 1, pág. 94.
70 Archivo General de Indias (Sevilla). Patronato 27, 16. Citado en Ibid., pág. 120.
71 ARIZA Alberto. Los dominicos... Op. cit., t. 1, pág. 94.
72 Ibid., págs. 108-118.
73 Ibid., pág. 239.
74 MEDINA Miguel Ángel. Los dominicos... Op. cit., pág. 172.
75 Las doctrinas eran centros en los que se reunía a la población indígena para ser evangelizada. Estaban a cargo de un religioso o cura ‘doctrinero’. En un principio, a los blancos y los mestizos les estaba prohibido asentarse en ellas. Sin embargo, a través del tiempo, dada la constante reducción de los indígenas y el mestizaje de la población, muchas de ellas se convirtieron en parroquias de “vecinos”. Estas corresponden a muchos de los actuales municipios colombianos. Otras doctrinas sencillamente desaparecieron.
76 ARIZA Alberto. Los dominicos... Op. cit., t. 1, pág. 226.
77 DE LAS CASAS Bartolomé. Apologética histórica, pág. 39. Citado en ARIZA Alberto. Los dominicos..., Op. cit., t. 1, pág. 105.
78 La ciudad fue fundada con doce chozas y una iglesia pajiza, en honor a los doce apóstoles. Se cree que el sitio original de fundación fue en el actual parque Santander, llamada plaza del Humilladero durante la Colonia, porque existía allí una capilla dedicada a Cristo crucificado. Al parecer, el primer nombre que recibió el poblado fue Nuestra Señora de la Esperanza. Sin embargo, en 1539, durante la fundación jurídica de la ciudad, el nombre se cambió por el de Santafé o Santa Fe, pues ambos se utilizaron durante la época colonial. La palabra ‘Bogotá’ se articuló al nombre de «Santa Fe y se volvió común por la necesidad de distinguir esta Santafé de otras ciudades con el mismo nombre, por lo que era ‘Bogotá’ el nombre chibcha de la región». DE OVIEDO Basilio Vicente. Cualidades y riquezas del Nuevo Reino de Granada. Málaga: Imprenta del departamento de Santander, 1990, pág. 127. Colección Memoria Regional. ISBN: 9684513968.
79 Ibid., pág. 575.
80 Infomación del estado de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada en Indias. Santafé, 1615. En Archivo General de la Orden de Predicadores (Roma). XIV, libro A, 1 parte, t. 305a, fol. 331. En este año, por ejemplo, el provincial le decía al maestro de la orden que se necesitaban, por lo menos, cuarenta religiosos más para poder atender las obligaciones adquiridas, que la manutención no era problema, pues «y a todos ellos puede (la provincia) acudir y sustentarlos».
81 GALÁN GARCÍA Agustín. “Dominicos a Indias...”. Op. cit., págs. 87, 89-118.
82 MACÍAS DOMÍNGUEZ Isabelo. “Procedencia conventual...”. Op. cit., pág. 248.
83 En 1615, el provincial Fr. Gabriel Jiménez calculaba en más de 146 los religiosos de la provincia, número no despreciable, aunque él mismo dijera que faltaban más de 40 indidivuos para poder atender todos las responsabilidades adquiridas. Infomación del estado de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada en Indias. Santafé, 1615. En Archivo General de la Orden de Predicadores (Roma). XIV, libro A, 1 parte, t. 305, fol. 331.
84 Según María Milagros Ciudad Suárez, más de la mitad de los frailes que vivieron en esa región centroamericana durante los siglos XVI y XVII habrían sido españoles que llegaron en unas 32 expediciones: 18 en el siglo XVI y 14 en el siglo XVII. CIUDAD SUÁREZ María Milagros. Los dominicos... Op. cit., pág. 34.
85 En un documento reseñado por Mesanza, el provincial de la Nueva Granada informa al arzobispo de Santafé la necesidad de tales migraciones, y menciona la necesidad urgente de, por lo menos, 25 o 30 sujetos. MESANZA Andrés, O. P. Apuntes y documentos sobre la orden dominicana en Colombia (de 1680 a 1930). Caracas: Editorial Sur América, 1936, pág. 21; BÁEZ Enrique, O. P. La orden dominicana en Colombia. Tomo II: Provincia (s. l.) ¿1950? En Archivo de la Provincia de Colombia de la Orden de Predicadores (Bogotá), San Antonino, personajes, Baeza II, pág. 260.
86 MESANZA Andrés. Apuntes y documentos… Op. cit., pág. 21.
87 ESPARZA Manuel. Santo Domingo... Op. cit., pág. 221.
88 Aún itinerantes, los religiosos estaban sometidos a obligaciones precisas, tanto litúrgicas como espirituales, y estas no podían ser cumplidas en albergues inadaptados. Por ello, se construyeron hospicios destinados a frailes mendicantes en cada praedicatio, de preferencia en pequeñas poblaciones. VOLTI Panayota. Les couvents des ordres mendiants et leur environnement à la fin du Moyen Âge. Paris: CNRS Editions, 2003, pág. 46. ISBN: 9782271061638.
89 CIUDAD SUÁREZ María Milagros. Los dominicos… Op. cit., pp. XVI-XVII.
90 Ibid., pág. XVII.
91 ESPONERA Alfonso y LASSEGUE Juan Bautista. El corte sobre la roca. Memorias de los dominicos en América (siglos XVI-XX). Cusco: Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de las Casas, 1990, pág. 38. Serie Cuadernos para la Historia de la Evangelización en América Latina, n.° 7.
92 Véase el anexo 1 sobre los conventos dominicos fundados en la época colonial.
93 Este fue el caso de los conventos de Muzo y de Pueblo Nuevo. El primero tuvo auge mientras se vivió una “fiebre” esmeraldífera. El segundo se estancó y entró en declive cuando el pueblo se vació luego de finalizar una bonanza aurífera en la zona: MEDINA Miguel Ángel. Los dominicos en América... Op. cit., pág. 184 y s.
94 DE ZAMORA Alonso, O. P. Historia de la Provincia de San Antonino del Nuevo Reino de Granada. Caracas: Parra León Hermanos, Editorial Sur América, 1930 (original: 1701), libro III, cap. IV, pág. 162.
95 El Convento de Nuestra Señora del Rosario comenzó a enseñar gramática en 1563 y hacia 1570 implementó las facultades de arte y teología. En 1580 el estudio general de la provincia, que residía en el convento, recibió la categoría de Universidad Pontificia. El Convento