Ángeles Finque Jiménez

La intervención del socialismo en la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)


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a desarrollar una ideología anarco-sindicalista que acepta el principio marxista de la lucha de clases y la

      idea de Bakunin de concebir el sindicato como célula de la sociedad sin Estado (cfr. José Andrés Gallego, op. cit., p. 39).

      49. Vid. Ibid., p. 57.

      50. Miguel Artola, op. cit., pp. 530-531.

      51. José Bullejos, La Komintern en España, México, 1972, p. 86.

      52. Vid. «Informe del Comité Central sobre el Frente Único», La Antorcha, 8-6-1923.

      53. «Los comunistas se pronuncian contra la guerra y la dictadura militar. La actitud anarquista, sindicalista y comunista», El Sol, 14-9-1923.

      54. Cfr. Miguel Artola, op. cit., pp. 555-556.

      55. «Ingreso de la Internacional de Viena» en Memoria del XII Congreso del Partido Socialista, 1928, p. 295, e incluidas en Luis Gómez Llorente, Aproximación a la historia del socialismo español (hasta 1921), Madrid, Edicusa, 1976, p. 55

      56. Manuel Tuñón de Lara señala que «con el declive comunista estos incrementarán su acción de violencia con atentados contra militantes socialistas o trabajadores que no seguían la huelga que ellos proponían, incluso con un fracasado plan de atentado contra Prieto, planeado por Pérez Solís y que debía ejecutar Jesús Menéndez». Historia del socialismo español, vol. II, Barcelona, Conjunto, 1989, p. 170.

      57. «Figuras del congreso socialista», El Comunista, número 34, 16-4-1921.

      58. «Relaciones con los comunistas», en Memoria del XII Congreso del Partido Socialista, 1928, p. 385.

      59. Cfr. R. D. 10/3/1923, Archivo Histórico Nacional, Gobernación legajo 58, expediente 12.

      Capítulo III.

       La actitud del socialismo ante la sublevación militar

      La actitud de los socialistas frente al pronunciamiento militar no fue una excepción pues siguieron la pauta del resto de la ciudadanía española. Si bien expresaron su condena y resaltaron la ilegitimidad de los sublevados, también permanecieron en un compás de espera, a la expectativa de cómo se desarrollaban los acontecimientos. Consideraron más adecuado no poner resistencia a los militares y no escucharon las continuas críticas de la burguesía liberal y republicana, al igual que de anarquistas y comunistas. Ante todo, no querían represalias que perjudicaran a la clase trabajadora, y menos con un socialismo sin fuerza suficiente para oponerse a los sublevados. Creyeron que otra actuación hubiera perjudicado la organización socialista. Por este motivo, se pidió a la clase obrera tranquilidad, serenidad y, en definitiva, una absoluta neutralidad. No serían los socialistas quienes se enfrentarían contra la acción de Primo de Rivera, mientras el resto de las fuerzas políticas y clases sociales habían permanecido unas pasivas y otras complacientes ante la sedición militar.

      A los trabajadores.- La Unión General y el Partido Socialista han dicho en su manifiesto lo que consideraban acertado y conveniente al movimiento obrero español. En esa actitud persistimos.

      No es verdad que la Unión General y el Partido Socialista hayan autorizado a nadie para declarar movimientos ni algaradas, que no creemos oportunas.

      El frente único que se nos ofrece lo seguimos rechazando por las razones conocidas.

      A las secciones del Partido Socialista y de la Unión General las excitamos a conservar la serenidad y la disciplina, bien seguros de que el país nos hará a todos la debida justicia.

      Cuando el movimiento militar triunfó y el Rey encargó la formación de gobierno a Miguel Primo de Rivera, los comités socialistas entregaron una segunda nota oficial, firmada el 15 de septiembre de 1923, ratificando su postura:

      1º.Ratificarse en los acuerdos publicados el día 13.

      2º.Reiterar a la clase trabajadora la necesidad de abstenerse de tomar cualquier iniciativa a que pudieran ser invitadas por impacientes de buena fe o por elementos que aspiren, con apariencia engañosa, a lanzar al proletariado a movimientos estériles que puedan dar pretexto a represalias que ansía para su provecho la reacción.