target="_blank" rel="nofollow" href="#ulink_800dd5b2-0c2f-5d89-acbe-a4f3f6948cb1">67- Venegas [26] IV: 38, # 115.
68- Venegas [26] IV: 38, # 118.
69- Venegas [26] IV: 39, # 119.
70- Pedrero. Se trata un pequeño cañón de unos 75 centímetros de longitud que disparaba proyectiles de piedra. Tanto en plazas como en los buques, estaba montado sobre una horquilla de hierro, cuyos extremos o puntas remataban en unos anillos en donde se apoyaban los muñones de la pieza.
71- Venegas [26] IV: 38, # 116.
72- Venegas [26] I: 226.
73- Burrus [13]: 208-209.
74- Venegas [26] I: 227.
75- Mathes [9]: 255.
76- Venegas [26] IV: 40, # 123.
77- Venegas [26] IV: 40-41, # 123-124.
78- Mathes [9]: 297.
79- Venegas [26] IV: 41, # 125-126.
80- Sobre los contratiempos de la Balandra, véase: Bolton [3]: 182-183.
81- Venegas [26] IV: 41, # 127.
82- Mathes [9]: 329-330.
83- Mathes [9]: 331.
84- Mathes [9]: 330-333.
85- Mathes [9]: 330.
86- Burrus [13]: 204.
87- Burrus [13]: 192.
88- Véase: Ernest J. Burrus (1965), Kino and the Cartography of Northwestern New Spain, Arizona Pioneers Historical Society, Tucson. Placa V entre las páginas 36 y 37.
89- Esta cita del diario de Guillén de su entrada de 1719, se tomó de: James Arraj (2015), Una expedición a la Nación Guaycura en las Californias, La Paz, Instituto Sudcaliforniano de Cultura, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, p.19.
90- Eusebio Francisco Kino (1989), Las misiones de Sonora y Arizona: Favores celestiales y relación diaria de la entrada al noroeste, México, Editorial Porrúa, p. 341.
Documentos 1-16
Documento 1
Junio 3 de 1682
Kino escribe a la Duquesa, informándole que se le envía a las Californias, y de que la primera misión que funden tendrá el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe. (91)
Pax Christi Iesu
Excelentísima señora Duquesa de Aveiro y Arcos, etc.
Alegraréme muy mucho que esta carta, con las que aquí van, hallen a su Excelencia con la complida salud que, con todas veras, le suplico y deseo. La mía, gracias a Dios, está muy buena, y muy a las órdenes de su Excelencia.
He escrito a su Excelencia de las Canarias, de Puerto Rico y de México. Nuestro Señor sea servido que mis cartas hayan llegado a Madrid. Mis superiores, y el mismo señor Virrey, y el señor Obispo de Guadalajara, me envían a la nueva conquista y nuevas misiones del gran reino de las Californias, que según mi parecer, es la mayor isla que tiene el orbe.
Al padre Baltasar de Mansilla le debo muchas gracias por las diligencias que hizo para poderme enviar a la gran China, misión que yo, tantos años a, la deseé tanto. Pero tengo por cierto que es disposición divina que vaya a las Californias, y así, hágase su santísima voluntad del que siempre sabe mejor todo lo que más conviene. Confieso que voy con grandísimo consuelo.
Estos días pasados díjome el señor Obispo de Guadalajara que, luego que sepa que en las Californias empezamos a conquistar y convertir almas y poblar, ha de pasar en persona a visitar y a ayudarnos en la pesca, pues él se escribe y es Obispo de las Californias, y a mí me ha hecho merced de darme sus vezes.
Y cuando hicimos mención de su Excelencia y de las mercedes que en Cádiz me ha hecho con sus cartas en lo tocante al cometa, misiones, etc., me preguntó si su Excelencia no me había dado recados y memorias para su ilustrísima y reverendísima, y le respondí que no habérmelas dado su Excelencia fue porque ni su Excelencia ni yo, sabíamos o suponíamos que yo había de llegar a Guadalajara. Y me pidió que, si a su Excelencia le escribiera, le dijera de su parte muy muchas memorias y encomiendas, lo que hago con el mejor modo que puedo, y quisiera hacerlo con los primores que corresponden a un tan apostólico y celosísimo prelado.
En México, pocos días antes de que saliera de dicha ciudad, escribí un librito del cometa del año pasado, y dejé ochenta, y después otros veinte (en todo 100) de aquellos libritos al padre Francisco de Castro, que, con el cuidado del padre Joseph Vidal, los remitiera a su Excelencia a Madrid, para que los pudiera dejar repartir entre sus señores de España, Portugal y en donde más gustare su Excelencia, que estuve para dedicárselo, pero, etc. Alegraréme mucho hayan llegado a las manos de V. Excelencia, y si han llegado o llegan suplico me haga el favor de enviar media docena de ellos a Sevilla, al padre Pedro de los Escuderos, de nuestra Compañía, y otra media docena a Roma, al padre asistente de España, que le escribiré los reparta entre los conocidos de Roma. Su Excelencia me perdonará la llaneza y el enfado.
El compendio de este librito y otras cosas tocantes a lo que me ha ido sucediendo desde que escribí, con la ocasión de la flota y del estado en que estamos, podrá V. Excelencia sacar de la carta que aquí va al padre Wolfango Leimberer, que suplico que, después de haberla leído, se envíe al padre Carlos Noyelle a Roma, con el dibujo del curso del cometa, para que me haga el favor que le pido de remitirla a Alemania.
En cualquiera parte de las Indias que, con el favor de Dios me hallare, siempre estoy muy a las órdenes y con continuas memorias de su Excelencia, de mi señor don Joachin, de mi señor don Gabriel, y de mi señora doña Isabel, particularmente en las misas prometidas del día de San Francisco Javier y de la Inmaculada Limpia Concepción de Nuestra Señora. Yo por mi parte me encomiendo a las muy fervorosas y santas oraciones de vuestra Excelencia […] en pro de la salvación del prójimo, etc.
Dios Nuestro Señor me guarde a V. Excelencia y a toda su sagrada familia de Nuestra Señora de Guadalupe, con la mucha vida y prosperidad y aumentos de dones celestiales que, con todas veras, le suplico y deseo.
Deste Real de Nuestra