Autores Varios

Viajes y viajeros, entre ficción y realidad


Скачать книгу

      von Biana gen Panplion </> ist die haubstat des künigs von nauerren. ist .xxv. meil </> von dannen gen burges vnd gen dem hailigen sant Jacob / haißt die stat Conpostel. ist. lij. meil </> von sant jacob gen fumis terre, genant zum finstern steren... («De Viana hacia Pamplona </> es la capital del rey de Navarra. está a 52 leguas </> desde allí hacia Burgos y hacia el apóstol Santiago / se llama la ciudad Compostela. está a 52 leguas </> de Santiago hacia Finisterre, es llamada la estrella oscura...») (Müller, 1990: 447-448).

      Sólo el hecho de que Granada es un «haidnisch künigreich» («reino pagano», p. 448) y la breve explicación del santuario de Montserrat,

      da rastet vnser liebe fraw gar gnedlichen / da grosse wunderzaichen beschehenn / vnnd beschehen seind. Daruon vil tzu schreiben waer (allí descansa Nuestra Señora clementísima, allá donde sucedieron y suceden signos maravillosos de los que habría mucho que escribir) (Müller 1990: 448),

      se apartan del esquema de descripción que predomina en el resto del texto. A fin y al cabo, esto significa que la Peninsula Ibérica, muy lejana para el poeta de la Edad Media y de la Edad Moderna temprana, por decirlo así, surgió enel horizonte y fue ganando poco a poco relevancia tanto en su forma concreta como en lo que respecta a temas y motivos, todo ello sin que ese nivel de conocimientos se ciñera exclusivamente al Camino de Santiago.

      Comerciantes y feriantes recorrían incluso ya en la Alta Edad Media grandes distancias, apenas imaginables para nosotros, y en cuanto se profundiza algo más en las fuentes descubrimos múltiples contactos también entre Alemania y la Península Ibérica. Gunther Hirschberger ha realizado los estudios más importantes sobre este tema y nos podemos apoyar en ellos aun cuando el autor se concentrara especialmente en la situación de la metrópoli comercial de Colonia.

      Al mismo tiempo, Valencia gozaba de buena fama como puerto de paso para el tráfico comercial desde y hacia Barcelona. A los representantes de la Liga Hanseática les gustaba utilizarlo porque el gran liberalismo de la política económica creaba condiciones favorables para los negocios. También los primeros impresores de libros alemanes que fueron a España, entre los que destacaron Lambert Palmart y Hermann Lichtenstein, se establecieron preferentemente en Valencia. Otros centros impresores importantes donde los artesanos alemanes dejaron su impronta son Sevilla, Burgos, Granada, Zaragoza, lo que, por supuesto, no quiere decir necesariamente que estas personas contribuyeran al intercambio o al comercio internacional (Classen, 2003a). Sin embargo, su existencia en España confirma en qué medida este espacio del suroeste europeo era accesible también para las gentes de la región del norte de los Alpes.

      Por una parte, nos encontramos, por tanto, con comerciantes alemanes, por otra parte con numerosos peregrinos que querían visitar Santiago de Compostela. Después hay que considerar el grupo bastante amplio de artesanos que se podía encontrar en toda España y en parte también el grupo algo más reducido de artistas (juglares, músicos, poetas, etc.) para los que no había prácticamente fronteras nacionales, culturales o lingüísticas apreciables (Salmen, 1983: 197).

      El medio textual más importante para poder valorar con mayor exactitud el grado en que se conocía en Alemania la Península Ibérica durante la Baja Edad Media lo constituyen los relatos de viaje, sorprendentemente numerosos. Tras la caída de Akko en 1291 y con ello también tras el fin de las Cruzadas, los intereses de los cristianos europeos cambiaron, de forma que ya no se continuó con los intentos de recuperar Tierra Santa por medios militares, aunque siguieron los esfuerzos por conseguir acceso a los Santos Lugares. Por este motivo, a partir de entonces comenzó un intenso tráfico de peregrinos muy marcado finalmente por motivos turísticos, tal como reflejan los