Marvin Moore

Camino al Armagedón


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huerto, al aire del día”. Propongo que esto era un acontecimiento diario durante el tiempo de la inocencia de Adán y de Eva. Cada tarde Dios bajaba a la tierra que acababa de crear y se reunía durante una hora o dos con ese primer par de seres humanos porque anhelaba criaturas inteligentes con las que pudiera relacionarse. Creo también que Dios se reunía personalmente con ellos durante todo el día sábado. Y estoy seguro de que muchos ángeles se unieron a ellos.

      A veces la vida se vuelve tan ocupada que nos cuesta mucho reservar el tiempo para guardar el sábado. Eso es porque tenemos nuestras prioridades mezcladas. Lo ilustraré con la historia de dos amantes. Antes de que comiencen la relación, sus días están tan llenos de todo tipo de responsabilidades que tienen que rechazar ocasionalmente solicitudes de favores que requerirían más de su tiempo. Pero durante la relación, encontrar el tiempo para pasarlo juntos no es un problema. Con gusto renuncian a todo tipo de obligaciones para poder estar juntos. Ocurre en todo el mundo todos los días: dos personas se conocen, se enamoran y se “hacen” tiempo para estar juntas.

      Eso es lo que creo que el sábado significa para Dios. Él deja todo a un lado debido a su anhelo de encontrarse con los seres humanos y comprometerse en esa profunda relación fraternal. Con demasiada frecuencia pensamos en lo que Dios quiere que hagamos el sábado, olvidando lo que Dios quiere hacer en él. ¡Quiere pasar el día con nosotros! ¡Cuán decepcionado debe sentirse cuando nos negamos a encontrarnos con él ese día! Cuán decepcionado se debe sentir cuando convertimos su santo día en meras reglas y ordenanzas sobre lo que debemos y no debemos hacer el sábado. Y cuán decepcionado se debe sentir cuando nos sentamos el sábado por la tarde y charlamos sobre nuestros trabajos y las cosas que planeamos hacer durante la próxima semana. ¡Dios anhela que todo ese tiempo lo pasemos con él!

      El compromiso de Dios. En el mundo ideal que Dios creó, los seres humanos y Dios estarían completamente comprometidos a reunirse en el día de reposo. En ese mundo ideal, querríamos encontrarnos con él todo el día. ¡Disfrutaríamos encontrarnos con él todo el día! ¡Esperaríamos con ansiedad que llegue el sábado cada semana! Eso prácticamente ha desaparecido con la mayoría de los observadores del séptimo día en estos días. Nos apresuramos por tratar de exprimir todo el viernes antes del atardecer, y debo confesar que soy tan culpable como cualquier otro observador del sábado.

      Entonces, por supuesto, también están las personas que ni siquiera pasan tiempo con Dios en el séptimo día. El domingo es su gran día, y creo que la mayoría de los guardadores del domingo estarían de acuerdo con la opinión de un caballero episcopal que conocí en Uvalde, Texas, cuando pastoreaba allí. Estuvimos charlando en su oficina un día, y la conversación se dirigió al sábado. Expliqué nuestra comprensión adventista del sábado. Cuando terminé, pensó por un momento y luego dijo: “Bueno, me imagino que una vez que salga de la iglesia, el resto del día es mío”. Creo que la mayoría de los guardadores del domingo estarían de acuerdo. Pero esa no es la verdad acerca del sábado. Todo el día es santo, apartado como un tiempo sagrado para que nos reunamos con Dios y con los demás.

      Ahora veamos el sábado desde el punto de vista de Dios. Él anhela que los observadores del sábado verdaderamente comprendan el propósito de ese día, que lo tomen en serio y pasen tiempo de calidad con él. Y lo consigue con algunos observadores del sábado. Intento ser uno de ellos, y espero que tú también lo hagas.

      Propongo que Dios está absolutamente comprometido a observar esa celebración de aniversario semanal, incluso si nosotros no lo estamos. Y nos da la bienvenida a la celebración a cada uno de nosotros en cualquier momento. ¡El estará ahí! No puedo enfatizar con suficiente firmeza el hecho de que Dios está presente cada séptimo día, incluso si lo ignoramos. Nuestra ausencia no puede determinar su presencia.

      Cuando estamos aprendiendo. Yo creo que Dios se regocija aun en nuestros esfuerzos más débiles por tener comunión con él en el sábado. Él nos anima, nos alienta y trata de ayudarnos a entender el verdadero propósito del día. Y disfruta la nueva relación con nosotros.

      ¿Disfrutas ayudando a personas necesitadas? Personas que no tienen trabajo y necesitan comida para poner en sus mesas. Personas mayores que necesitan que les corten el césped. Jóvenes que necesitan un amigo. Gente deprimida que necesita alguien con quien hablar. Una madre soltera que tiene tres hijos y necesita que alguien los cuide de vez en cuando. A Dios le encanta estar involucrado en ese tipo de cosas también. Él se regocija cuando la gente descubre el sábado, y le encanta ayudarlos a aprender cómo guardarlo. Él se ha comprometido a tener una relación de amor con ellos el sábado, por débil que sea su esfuerzo, y los ayuda a crecer en su comprensión y apreciación de ese día.

      Supongamos que no hubiera gente que guardara el sábado en el mundo. Ninguna persona. Propongo que Dios aun así guardaría ese día. Cuando en el principio hizo el sábado, se comprometió a encontrarse con los seres humanos en ese día, lo decidieran o no. Y una vez que Dios hace un compromiso, puedes confiar en que él lo respetará. ¡Dios guarda cada sábado!

      Espero que estas reflexiones te ayuden a entender un poco mejor el sábado y a encontrar más significado para guardarlo. Cuando tú y yo entendamos lo que significa el sábado y lo guardemos plenamente, descubriremos que es un poderoso elemento disuasorio para los ataques dirigidos contra nosotros por parte del reino de las tinieblas.

      Desdichadamente, como he dicho, la gran mayoría de los seres humanos se han olvidado del séptimo día sábado de la semana, y muchos de los que están conscientes de ello lo ignoran u observan otro día de la semana. Pero el sábado es tan importante para Dios que lo incluyó en su Ley de los Diez Mandamientos. Durante la crisis final, al final de la historia de la Tierra, el reino de las tinieblas convertirá la Ley de Dios en el punto focal de su ataque contra Dios y su pueblo. Apocalipsis 13 dice que la bestia que surge de la tierra “hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar o vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre” (vers. 16, 17). Este será el ataque final de Satanás contra la Ley de Dios, su autoridad, y la libertad que él quería que sus amigos humanos experimentaran. Esto será lo opuesto del amor sobre el cual se basan su ley y autoridad.

      ¡Así de importante es el sábado para Dios!

      54 Si no estás familiarizado con el relato bíblico de la Creación, puedes leer sobre ello en los dos primeros capítulos del Génesis.

      55 La idea de que el cielo es una sustancia sólida puede haber venido de una declaración en Deuteronomio 28:23 donde Moisés, enumerando las maldiciones que vendrían sobre Israel si rehusaban obedecer a Dios, dijo: “los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro”. Es casi seguro que Moisés estaba hablando metafóricamente.

      56 Esa fue la población mundial en 2017, cuando este libro fue escrito.

      57 Dios, siendo Dios, podría haber encontrado otras opciones.

      58 La microevolución ocurre. Es la adaptación de plantas y animales ya creados a su entorno. Lo que los creacionistas discuten es la macroevolución; la idea de que una sola célula acaba de desarrollarse en una fuente primordial y que todas las plantas y animales de hoy en día evolucionaron sus características infinitamente complejas a partir de esa sola célula.

      59 Aunque se traduce como “acabó, acabados” o “terminado” (NVI), la palabra hebrea es la misma: kalah.

      Capítulo 6

      El gran divorcio

      Trudy estaba encantada cuando Jerry