Edgar Redondo Ramírez

Un mensaje de @Dios para ti


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15 de marzo

      Permanecer en él

      «Sigan unidos a mí, como yo sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera, ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí». Juan 15: 4

      Ayer hablamos un poco sobre la entrega. ¿Y qué sigue después? Es posible que tú hayas conocido a Cristo hace ya algún tiempo y le hayas entregado tu vida. ¿Y ahora qué? Después de la entrega tenemos la encomienda de permanecer. «Satanás sabe muy bien que el alma más débil, pero que permanece en Jesús, puede más que todas las huestes de las tinieblas, y que si se presentase abiertamente se le haría frente y se le resistiría. Por eso trata de atraer a los soldados de la cruz fuera de su baluarte» (El conflicto de los siglos, p. 520).

      En la Biblia hay un capítulo donde Jesús mismo habló de la permanencia, lo importante que es y qué obtenemos a cambio. Me refiero, por supuesto a Juan 15. Allí Jesús dijo que él es el tronco; y nosotros, las ramas. Si nos mantenemos unidos a él no solo seguiremos vivos, sino también nuestra vida se caracterizará por los frutos que produciremos.

      Recuerdo la historia de Albeiro como un triste ejemplo de alguien que no pudo permanecer. Él era uno de los dirigentes más prominentes de aquel grupo de iglesias: joven, buen predicador y con grandes metas. Toda la iglesia se sentía feliz con su presencia. Pero un día se marchó y no lo volvieron a ver en la congregación hasta aquella madrugada cuando su cadáver fue encontrado aferrado a los barrotes de la puerta del templo. Se había apartado de Cristo por seguir malas compañías y la noche anterior unos muchachos lo habían seguido después de salir de una fiesta y cometieron el horrible acto. Se separó de Cristo y su decisión lo condujo a una muerte prematura.

      La perseverancia es tan importante que Jesús mismo dijo: «Pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo» (Mateo 24: 13, NTV). Hoy el mensaje de @Dios para ti es: «Si ya me entregaste tu vida, ahora te toca mantenerte unido a mí. Puede que a veces te resulte difícil, pero puedo darte la fuerza para lograrlo porque te amo y deseo salvarte».

      El compañero Flexible

      «Por eso, habiendo recibido a Jesucristo como su Señor, deben comportarse como quienes pertenecen a Cristo». Colosenses 2: 6

      Ser cristianos implica más que una decisión que tomamos solo una vez en la vida. Es un estilo de vida que requiere compromiso y constancia diaria. Muchos se olvidan de esto y, por eso, toman una decisión apresurada que no se sostiene en el tiempo. Elena G. de White expresa que «no importa cuán completa haya sido nuestra consagración cuando nos convertimos, no nos servirá de nada a menos que la renovemos diariamente» (Review and Herald, 6 de enero de 1885).

      John Bunyan escribió una obra alegórica titulada El progreso del peregrino, allí él ilustra un aspecto de la vida cristiana mediante un personaje llamado Flexible (Inconstante en algunas traducciones). Este personaje decide acompañar a Cristiano (el protagonista) en su peregrinaje hacia la Ciudad Celestial y lo hace con mucho interés y entusiasmo, pero cuando comienzan las dificultades se desanima. Cuando llegan al Pantano del Desánimo, Flexible decide devolverse y abandona el camino.

      La constancia es una de las virtudes más necesarias para alcanzar el éxito en la vida diaria. Necesitamos perseverancia para mantener una relación amorosa, para conservar una buena amistad, para obtener una carrera universitaria... Ahora bien, ¿no crees que en el plano espiritual la constancia es igualmente necesaria? Como hijos de Dios debemos perseverar en lo que hemos creído, ya que los resultados que esperamos pueden tomar tiempo.

      He conocido personas que comienzan la vida cristiana con mucho entusiasmo, sirven y usan sus talentos con mucha destreza; pero con el tiempo empiezan a cansarse, se fatigan y abandonan la fe. En la parábola del sembrador Jesús identificó dos grandes factores que afectan la perseverancia cristiana: las «pruebas y persecuciones» y «los negocios de esta vida y el amor por las riquezas» (Mateo 13: 21, 22). ¿Cómo podemos superar el obstáculo que supone la inconstancia? Tomando la decisión diaria de mantenernos unidos a Cristo. @Dios te dice hoy que «el acto de seguir a Jesús requiere una conversión total desde el principio, y una repetición cotidiana de dicha conversión» (Comentario bíblico adventista, t. 1, p. 113). Sé constante, no desmayes, la recompensa de la fidelidad es muy grande.

      Crecer hasta ser como Jesús

      «Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo». Efesios 4: 13, RV95

      El crecimiento espiritual es el proceso mediante el cual nos parecemos cada vez más a Jesús. Cuando creemos en él, el Espíritu Santo comienza el proceso de transformación. Eso le pasó al joven del que quiero contarte en el día de hoy. Después de su conversión tuvo que abandonar su hogar y su barrio para ponerse a salvo de la persecución de las personas en cuya compañía vivió en el pasado. El líder de la pandilla a la que pertenecía lo había amenazado de muerte por haberlos abandonado. Un sábado, después de terminar el culto, decidió visitar a su madre en el barrio donde había crecido, pero cometió un error: se le olvidó quitarse la corbata que había tenido que usar al subir a la plataforma en el servicio de aquella mañana.

      Ya estaba cerca de casa cuando le salieron al encuentro varios miembros de la pandilla. Lo detuvieron y llamaron al jefe. Cuando este llegó, tomó al joven de la corbata y se burló de la prenda:

      —Oh, ahora se cuelga calcetines en el cuello, ya sabía yo que toda esa gente en la iglesia está loca.

      Todos rieron. Apretándolo de la corbata casi hasta asfixiarlo, le recordó que tenían una deuda pendiente, que nadie se va del grupo así porque sí.

      —¡Vaya! Miren cómo se viste ahora, parece una señorita: camisitas blancas, pantalones oscuros y planchaditos. Quien no lo conoce lo compra. Como si nosotros no supiéramos quién era y qué hacía.

      En ese momento el joven aprovechó para decirle:

      —Eso es, ustedes solo conocen quién era yo antes. Pero no conocen quién soy ahora. Aunque sigo siendo el hijo de la señora que lava y plancha ropas en el barrio, ahora tengo algo diferente: soy un joven transformado por la gracia de Cristo, soy una nueva criatura, mi pasado ha sido perdonado y estoy creciendo en el amor de Jesús. Todos ustedes pueden experimentar lo mismo.

      Los pandilleros trataron de hacerle daño, pero el líder los detuvo.

      —Bueno, no lo podemos negar, eres diferente, hasta hablas diferente. Déjenlo ir a ver cuánto le dura el cambio.

      Cuando experimentamos la salvación, se inicia el crecimiento espiritual. El Espíritu Santo mora en nosotros (Juan 14: 16, 17). Somos nuevas criaturas en Cristo (2 Corintios 5:17). El crecimiento espiritual es un proceso de toda la vida y hoy @Dios te dice: «Yo me encargaré de que crezcas hasta ser como mi Hijo Cristo Jesús».

      En todos los aspectos

      «Sino que, siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo». Efesios 4: 15, RV95

      En este texto se nos muestra la clase de crecimiento que Dios espera de sus hijos, el desarrollo integral del cristiano. Crecer es una enseñanza bíblica, como podemos notar en varias de las parábolas de Cristo: como la de los talentos, la de la semilla de la mostaza y la parábola de la levadura. Pedro animó a la iglesia a crecer en el conocimiento de Cristo (ver 2 Pedro 3: 18). Elena G. de White animó el 14 de noviembre de 1912: «Ponte un blanco alto y haz fervientes esfuerzos por alcanzarlo y no te desanimes».

      Crecer