de qué manera Dios nos hace justos: es por fe, de principio a fin. Así lo dicen las Escrituras: “El justo por la fe vivirá”». Romanos 1: 17
El tema de la seguridad de la salvación causa mucha duda y preocupación en el creyente. Muchos cristianos suelen buscar seguridad en sí mismos y en sus obras, pero al ver sus errores, las caídas constantes y la inestabilidad espiritual que tan a menudo nos caracteriza, dudan de su salvación. Otros llegan a la conclusión de que nunca fueron realmente salvos. He visto a millones de personas en esta misma situación en mi país: suben el cerro de Monserrate de Bogotá de rodillas mientras otra persona les va colocando arena en cada escalón. En Cartagena suben al cerro de la Popa de espaldas. En Santo Tomás se hacen crucificar de manera real. En Buga caminan largas distancias a pie y descalzos, también se hacen flagelar y mil cosas más, buscando paz con Dios.
Se cuenta que Martin Lutero vivió gran parte de su vida asaltado por las dudas y preocupaciones que le ocasionaba el tema de la salvación. Su pecado le hacía sentir culpa, al punto de que vivía constantemente deprimido. Sentía que no era lo suficientemente bueno y que no merecía el perdón de Dios. Por eso se flagelaba y se imponía severas penitencias. Un día, mientras estudiaba las Escrituras en su oficina en Wittenberg, leyó Romanos 1: 17: «El justo por la fe vivirá». Aquel día se inició un cambio en su interior. Pensó toda la noche en ese pasaje. El Espíritu Santo obró en él de una manera tal que no pudo contenerse ante tal verdad.
Lutero entendió que la salvación solo se obtiene por gracia. Nosotros no la merecemos y nunca podremos hacer algo para ganarla o merecerla. La salvación solo puede obtenerse mediante la fe en Cristo Jesús. Después de recibir tan grande convicción y seguridad en la Palabra de Dios, encontró la paz tan esquiva que había buscado por tanto tiempo y estuvo dispuesto a dar su vida por esa verdad.
¿Y tú? ¿En quién confías? Hoy amanece un nuevo día, y la gracia de Dios está al alcance de todos. Basta solo con hacer de Jesús tu Salvador personal y Señor de tu vida. @Dios te dice hoy que «el justo vivirá por la fe».
6 de marzo
El secreto de la paz interior
«¿Podrá, pues, un simple hombre ser puro e inocente frente a Dios?». Job 25:4
La búsqueda de justicia por parte del ser humano es tan antigua como nosotros mismos. Desde el día en que nuestros primeros padres violaron la ley de Dios y quedaron sometidos a la muerte eterna, la humanidad ha estado buscando con ansias la manera de recuperar el estatus de pureza e inocencia frente a Dios. O sea, la reconciliación con Dios.
Era lunes y el pastor inició su jornada de atención en la oficina pastoral allí en la iglesia. Abrió su Biblia y comenzó a leer el capítulo correspondiente al año bíblico de ese día. Apenas había leído la mitad cuando lo vio aparecer. Caminó hasta el centro del patio, se arrodilló frente a la puerta principal de la iglesia y comenzó a llorar mientras golpeaba su cabeza contra la reja protectora. El pastor hizo su Biblia a un lado, salió de su oficina y llegó hasta donde estaba aquel extraño arrodillado.
—¿Le puedo ayudar en algo? —le dijo mientras colocaba su mano en el hombro.
Con los ojos bien abiertos y con una expresión de espanto en el rostro el hombre se levantó y empezó a correr hacia la salida. El pastor le dijo:
—No se vaya, aquí es el único lugar donde puede encontrar solución a su problema, de nada le sirve escapar, permítame ayudarle.
El hombre se detuvo, miró al pastor y, regresando, se arrojó a sus pies llorando desconsoladamente. Acto seguido le confesó al pastor que una semana atrás había asesinado a dos personas que habían entrado a su negocio de ropa usada para robar. Luchó contra ellos y en el forcejeo los había matado.
—Nadie me vio, porque era de madrugada pero desde entonces no puedo dormir, no me siento tranquilo, siento un peso en el corazón que me está matando y no sé qué hacer. ¡Ayúdeme, por favor!
Aquel día el pastor lo acompañó a la policía, allí el caballero confesó su crimen y se declaró culpable. Entonces vino la sorprendente respuesta del comandante del destacamento policial:
—Obviamente este es un caso de defensa personal. Hace varios meses le venimos dando seguimiento a esos delincuentes. Eran violentos y de seguro le hubieran quitado la vida. Váyase en paz, no presentaremos cargos contra usted».
Hoy, ese mismo caballero es cristiano y comparte el evangelio con otros. ¿Era inocente? No, pero fue perdonado y absuelto. Hoy @Dios te dice: «¿Quieres sentirte puro? ¿Quieres ser declarado inocente? Ven a mí, yo puedo darte el perdón y la paz que buscas».
7 de marzo
El perdón es gratuito
«Pero Dios, en su bondad y gratuitamente, los hace justos, mediante la liberación que realizó Cristo Jesús». Romanos 3: 24
¿Has escuchado hablar de la Kaaba? Es una estructura que se encuentra en la ciudad de Meca, en Arabia Saudita. Según la tradición islámica, allí se encuentra la piedra negra, que Gabriel le entregó a Abraham. Cada año, millones de musulmanes peregrinan hasta este lugar recorriendo grandes distancias para presentarse allí delante de Alá y cumplir así con el hach, la peregrinación anual. En la India, los peregrinos asisten desde diferentes partes del mundo para bañarse en las aguas milagrosas del río Ganges. Lo mismo buscaban los miembros de la tribu de los Huicholos cuando hacían nudos en un conjunto de cuerdas para luego arrojarlas en el fuego y de esa manera deshacerse de la culpa y de sus pecados.
Parece que en el interior de cada ser humano, independientemente de la cultura o etnia, se encuentra el deseo de encontrar la solución a la culpa. Por eso muchos encienden cirios y velas, llevan a cabo las más difíciles y penosas penitencias, otros dan cuantiosas ofrendas, construyen y donan. Pero al final siguen sufriendo bajo la pesada carga que castiga la conciencia.
En realidad podemos dividir las religiones en solo dos grandes grupos, dos grandes métodos para obtener la salvación. Uno de estos métodos fue ideado por Dios: la salvación por medio de la fe; y el otro, por los seres humanos: la salvación por medio de las obras y el esfuerzo personal. El primer método dice que la salvación es un regalo divino y que la única manera de alcanzarla es por medio de la fe, aceptando el ofrecimiento que Dios nos hace. El segundo camino enseña que la salvación es algo que debe forjarse, ganarse y que nosotros debemos lograrla por nuestros propios esfuerzos y méritos. Por eso, tanto en los países más civilizados como en las comunidades más sencillas vemos el incansable esfuerzo de muchos por merecer el favor divino.
¿Por qué nos cuesta tanto creer en la promesa divina? ¿Será por orgullo? @Dios dice por medio del apóstol Pablo: «Pero Dios, en su bondad y gratuitamente, los hace justos, mediante la liberación que realizó Cristo Jesús» (Romanos 3: 24). ¡El perdón es gratuito! ¿Tendrás el valor de aceptarlo por fe?
8 de marzo
¿Qué es la justificación?
«Puesto que Dios ya nos ha hecho justos gracias a la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo». Romanos 5: 1
Anteriormente te he contado un poco sobre cómo me encontré con el Señor (25 y 27 de enero). Hoy permíteme contarte un poco más sobre mi testimonio personal. Pocas semanas después de haber entregado mi vida a Jesús y de haber sellado un pacto con él en las aguas del bautismo sentía una felicidad indescriptible. Me sentía livianito, como si estuviera a punto de flotar en vez de caminar. Le conté a mi pastor cómo me sentía y él resumió todo lo que le dije en una sola frase:
—Has sido justificado.
¡Claro! ¿Cómo no lo había pensado antes? Ahora sentía el deseo de que todos lo supieran. Como en aquellos tiempos no había Facebook ni Instagram empecé a compartir mi experiencia