Edgar Redondo Ramírez

Un mensaje de @Dios para ti


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fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; mas los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán» (Isaías 40: 30, 31). Tú y yo, que esperamos el cumplimiento de la bendita esperanza (Tito 2: 13), hemos de mantenernos firmes. @Dios tiene hoy palabras de ánimo para ti: «Sigue esperando, no desistas, no desmayes, Jesús viene pronto».

      El guardián que nunca duerme

      «No, él nunca duerme; nunca duerme el que cuida de Israel». Salmo 121: 4

      Se cuenta que en cierta ocasión una pobre mujer demandaba del sultán de Turquía una indemnización por la pérdida de su propiedad.

      —¿Cómo la perdiste?

      —Me dormí, y los ladrones vinieron y me robaron.

      —Pero ¿por qué te dormiste? —le preguntó el sultán.

      —Me dormí porque creí que su majestad estaba despierto.

      Al sultán le agradó aquella respuesta y la confianza que expresaba en su gobierno y ordenó que se le pagase lo que había perdido.

      Esta anécdota expresa lo que esperamos como ciudadanos de un buen gobierno: que vele por los intereses de los ciudadanos y que proporcione la seguridad necesaria para que podamos circular en paz y trabajar para proveer para nosotros mismos y nuestras familias. Lamentablemente, si vives en el mimo mundo que yo sabrás que no siempre se logra este objetivo. Los asaltos y la inseguridad están a la orden del día. Incluso si donde vives no hay una alta tasa de criminalidad, la especulación y volatilidad del mercado pueden arruinar tu cuenta de ahorros en segundos. Pero en el gobierno de Dios no sucede así. Él nunca duerme, siempre al control de la situación.

      El Salmo 121 inicia con la siguiente declaración: «Al contemplar las montañas me pregunto: “¿De dónde vendrá mi ayuda?”» (vers. 1). En tiempos de guerra, la ayuda venía de las montañas. Los montes eran el sitio estratégico para ocultarse y preparar emboscadas para socorrer alguna ciudad que estaba sufriendo el ataque enemigo.

      El salmista da una respuesta contundente: «Mi ayuda vendrá del Señor, creador del cielo y de la tierra» (vers. 2). ¡Qué bueno es saber que el mismo que creó el universo es el que nos ayuda! Él es nuestro guardián. Él nunca duerme, sus ojos están constantemente sobre ti, él sabe cuando lloras, cuando desesperas, cuando necesitas una mano amiga y él está ahí para ayudarnos. Él puede extirpar el odio, el rencor, la rabia, la envidia, los sentimientos de venganza de nuestra vida. Hoy te invito a iniciar tu día confiando en que el Creador es tu guardián y él nunca duerme. Camina hoy confiado por la vida, pues @Dios te dice: «Yo voy contigo, soy tu guardián y nunca duermo».

      Él hace todo lo que quiere

      «El Señor hace todo lo que quiere, lo mismo en el cielo que en la tierra, lo mismo en el mar que en sus profundidades». Salmo 135: 6

      En una oportunidad hubo un vendaval fuerte en la región que causó muchos daños. Los miembros de la iglesia más cercana decidieron ayudar a los damnificados, así que le avisaron al pastor para que visitara a estos feligreses. Cuando llegó a la zona devastada se llevó una gran sorpresa, pues el rancho del hermano y sus cultivos habían sobrevivido al vendaval.

      Cuando el pastor expresó su sorpresa, el caballero le dijo:

      —Solo hice lo que aprendí de mi madre cuando era niño. Aunque éramos una familia muy pobre, en toda la región, ella siempre nos enseñó a ser honestos y humildes. Habíamos trabajado durante muchos años para el dueño de la hacienda donde vivíamos. Primero lo hizo nuestro padre y luego nuestra madre cuando este falleció. Como no teníamos un lugar para vivir, mamá decidió pedirle al dueño de la hacienda que nos asignara un pedazo de tierra donde pudiéramos construir un ranchito. Aquel hacendado, famoso por ser avaro, abusador de sus empleados y muy tacaño, respondió señalando una inmensa roca y diciéndole a mamá que si podía hacer algo sobre ella, que lo hiciera. Ella le agradeció y logró construir un ranchito sobre la roca. Era demasiado frágil, pero cuando había tormenta ella nos hacía salir del rancho y nos decía: “Rápido, muchachos, ubíquense donde quieren que Dios coloque a sus ángeles para proteger nuestras cosas y oremos”. Eso mismo hice ayer, antes de que la brisa llegara, me paré a orar con mi familia y el vendaval se dividió en dos corrientes.

      Aunque no siempre la confianza en Dios nos granjea la misma recompensa, ¿no resulta reconfortante saber que Dios tiene el control incluso de los elementos de la naturaleza? El mismo Jesús que caminó sobre el agua y calmó la tempestad con solo dar la orden hoy puede obrar un milagro en tu vida. No importa qué tipo de tormenta estés atravesando: financiera, sentimental, académica, emocional o familiar, en Jesús hay protección y salvación. ¿Te gustaría hoy confiar en ese Dios que tiene el poder para hacer lo que sea? @Dios te dice: «Si pude hacerlo en el pasado, puedo hacerlo hoy también».

      Que Dios te bendiga

      «Que el Señor te bendiga y te proteja; que el Señor te mire con agrado y te muestre su bondad; que el Señor te mire con amor y te conceda la paz». Números 6: 24-26

      Craig Hill expresó que la «bendición es el mecanismo de Dios para darnos identidad y destino. La maldición es el arma de Satanás para destruir la identidad y el destino». Hoy los cristianos hemos sobreutilizado la palabra «bendición» hasta el punto de que casi no sabemos lo que realmente significa dicha palabra. En la Biblia se presentan dos facetas de la bendición: en el Antiguo Testamento se usa la palabra berakah, que quiere decir «transferir el poder o favor de DIOS» (normalmente mediante la imposición de manos). En el Nuevo Testamento la palabra es eulogeo y significa «hablar bien de alguien». Al juntar el significado de ambas palabras y sus significados, podemos apreciar la profundidad del significado de la palabra «bendición», o la acción de bendecir. Bendecir comprende el «habla» y «ungir o tocar» para transferir el favor de Dios.

      Recuerdo que en aquella oportunidad se estaba llevando a cabo una semana de énfasis espiritual para la iglesia en Dosquebradas. Todas las noches se reunían en la casa de la cultura y cada noche llegaban al lugar varios vehículos blindados. Un grupo de guardaespaldas rodeaba a alguien y entraba por una entrada diferente. Dentro del salón se ubicaban en un sitio poco visible. La última noche los guardaespaldas rodearon al expositor y luego una dama se acercó. Se identificó como una alta funcionaria del Gobierno y contó los problemas que estaba enfrentando en su familia. Aseveró tener una maldición sobre ella y su familia, y mencionó que había asistido a una organización religiosa que le había vendido la bendición de Dios por una fuerte suma de dinero, pero que las cosas seguían igual. Dijo que creía firmemente en la bendición de Dios y que quería recibirla. Entonces dijo:

      —Necesitamos urgentemente en casa esa bendición que usted predica, ¿cuánto me cobran por dármela? Estoy dispuesta a pagar lo que sea necesario.

      Hoy la gente tiene un intenso deseo de experimentar la bendición de Dios. Lamentablemente muchos creen que es algo que se puede comprar o vender. Pero hoy @Dios te tiene una gran noticia: «¡No tienes que pagar por la bendición!». Tampoco debes realizar algún sacrificio para ganarte el favor de Dios. Él desea bendecirte porque te ama, él desea tocar con poder tu vida y hablar bien de ti. ¿Te gustaría recibir hoy la bendición de Dios? Si respondiste que sí, entonces, que Dios te bendiga.

      El fin de la muerte

      «El Señor destruirá para siempre la muerte, secará las lágrimas de los ojos de todos y hará desaparecer en toda la tierra la deshonra de su pueblo.