ser humano a lo largo de su historia. Las reflexiones humanas acerca de la muerte han girado esencialmente en torno a dos temas: la brevedad de la vida humana y la solución para la muerte. Hace ya varios miles de años que el patriarca Job preguntó: «Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?» (Job 14: 14, RV95).
Hoy en día podríamos señalar al poeta Euquerio Amaya, quien expresó su incertidumbre e inconformidad en su poema titulado LIED:
Los hombres nos vamos y las cosas quedan;
queda lo insensible, queda la materia.
Y se esfuma la célula activa que piensa;
y se desbarata el cordaje divino que vibra y que sueña;
y desaparece la lengua que canta y el ojo que vela.
Los hombres se van y no vuelven nunca, mas las cosas quedan...
Los hombres vivimos unos pocos soles, y siglos y siglos perduran las piedras.
¡Señor! ¿Por qué viven menos las cosas que viven y por qué más viven las cosas ya muertas?
Pero la Palabra de Dios presenta que hay esperanza más allá del umbral de la muerte. En primer lugar la Biblia nos enseña la solución que Dios ha preparado para la muerte: «Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados […]. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte» (1 Corintios 15: 20-22, 26, RV95).
La solución que Dios ha diseñado se llama «resurrección» y Jesús la garantizó para cada ser humano. Quizá te preguntes: «¿Y qué tengo que hacer para asegurarme la resurrección?». @Jesús mismo dijo: «De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida» (Juan 5: 24, 25, RV95).
No sé tú, pero yo espero con ansias el regreso de Cristo. Cuando ya no haya más muerte, ni clamor ni dolor. Mientras llega ese gran día te invito a confiar en Jesús y a creer en él como tu Salvador personal.
24 de febrero
La cortina que los salvó
«Como el ave que protege su nido volando encima de él, así protegerá el Señor todopoderoso a Jerusalén; la cuidará, la salvará, la defenderá, la librará». Isaías 31: 5
El viernes por la tarde aquel pequeño y humilde templo ubicado en una zona rural quedó listo para el culto de sábado. Bancas limpias y perfectamente alineadas, el púlpito perfectamente centrado, las sillas organizadas para los oficiantes y una hermosa cortina blanca cubría la parte de atrás de la plataforma. Al amanecer del día siguiente, los miembros de la iglesia comenzaron a salir de sus hogares para trasladarse al lugar donde adorarían a Dios. Pero mientras avanzaban hacia la capilla, las fuerzas armadas habían desplegado tropas en la región para perseguir a un grupo de rebeldes.
El culto comenzó a las nueve de la mañana con cantos de adoración. El ambiente no podía ser mejor para aquel grupo de 44 personas. Las tropas avanzaban por tierra y aire, usando helicópteros artillados. El comandante que viajaba en la nave principal observó por los binoculares a un grupo de personas reunidas. Comunicó a las tropas de tierras y a las otras naves que había un objetivo militar. El protocolo acordado era lanzar una bomba, luego llevar a cabo una operación envolvente y finalmente verificar cuántos insurgentes habían sido dados de baja.
El helicóptero principal se abalanzó hacia su objetivo y los hermanos advirtieron lo que estaba por pasar. Las damas y los niños empezaron a llorar. Dos dirigentes ordenaron que todos se calmaran y oraran. Cuando estaban orando, una idea cruzó como un relámpago en la mente de uno de los dirigentes. Corrió hasta la ventana, tomó la cortina blanca, la amarró a un palo y salió a la puerta principal, ondeando la cortinita como señal de paz y sometimiento (muy parecido al clímax de la película White House Down). Desde la nave el comandante pudo ver al caballero agitando la cortina blanca y suspendió el ataque. Luego mandó a aterrizar la nave frente a la capilla. Según cuenta el profesor Enoc Iglesias, el comandante descendió de la nave, con cara de simpatía y amistad, y declaró:
—Se salvaron porque mostraron la cortina blanca; felicito a quien tuvo la idea.
No me quedan dudas de que @Dios siempre cuida a su pueblo. Aquel día se salvaron 44 personas gracias a una simple cortina blanca. A veces, los elementos a los que menos atención les prestamos pueden resultar decisivos en algún momento de nuestra vida. Por eso siempre es bueno mantener tu vida en las manos de Dios.
25 de febrero
El mago y la Biblia
«Porque yo, el Señor tu Dios, te he tomado de la mano; yo te he dicho: “No tengas miedo, yo te ayudo”». Isaías 41: 13
Domingo Uribe era un hombre muy violento y practicaba la magia. De hecho, le gustaba coleccionar libros sobre el tema. Un día escuchó decir que el peor libro que existía era la Biblia y se propuso buscar una. Supo que en Málaga había un grupo de personas que tenían Biblias. Entonces viajó cinco horas desde la Bricha Santander hasta Málaga para conseguir ese libro misterioso. De esa manera entró en contacto con los adventistas, consiguió una Biblia y se la llevó a su casa. Tan pronto como empezó a leerla sintió el poder transformador de la Palabra de Dios en su vida.
Poco tiempo después, Domingo mostró interés en aprender más acerca de Dios, así que Max Trummer fue enviado a la Bricha para estudiar con él. Estudiaron la Biblia juntos durante todo un día y cuando llegó la noche se fueron a dormir. A media noche un grupo de personas rodeó la casa y le prendieron fuego. Armados con revólveres y escopetas esperaron a que Domingo y el pastor Trummer salieran huyendo de las llamas para matarlos. Pero algo providencial ocurrió. Cuando las llamas llegaron al techo de la casa, las municiones que Domingo guardaba entre la paja del techo y en medio de las maderas de las paredes se calentaron y comenzaron a dispararse en todas las direcciones, dando la impresión de que dentro de la casa había gente armada defendiéndose. Los atacantes huyeron despavoridos y ambos hombres se salvaron.
Hay varias lecciones que podemos extraer de esta experiencia. En primer lugar, muchas veces pensamos que al tomar la decisión de seguir a Cristo estamos garantizando una existencia de cuentos de hadas para nuestra vida, pero lo cierto es que seguir a Cristo es ir en contra de la corriente, es declararle la guerra a Satanás. Y él hará todo lo que esté a su alcance para destruir a los hijos de Dios. En segundo lugar, podemos darnos cuenta de que cuando Dios te acompaña, tienes la victoria garantizada, no importa lo difícil que parezca la situación. No importa si parece que estás en desventaja o que llevas todas las de perder. «@Dios y yo somos mayoría», dice una frase que leí hace poco. No sé las pruebas que tengas que enfrentar hoy al salir a tus actividades diarias, pero deseo que inicies tu día con la seguridad de que Dios va contigo hoy y siempre.
26 de febrero
La esperanza está en ti
«“Hay esperanza para tu futuro”, dice el Señor». Jeremías 31: 17, NTV
Cuando pienso en el tiempo que nos ha tocado vivir siento escalofríos. En los últimos años hemos sido testigos de atrocidades inimaginables. Cuando miramos a nuestro alrededor el porvenir luce incierto, el futuro es preocupante. Consideremos un momento las estadísticas: el hogar, la institución que en el pasado fue considerada como la base misma de la sociedad y cuyo lugar central fue defendido a capa y espada, hoy se está desintegrando. Hoy es ínfimo el número de personas que decide contraer matrimonio, y de los que lo hacen, uno de cada dos termina en divorcio.
Muchos hogares que permanecen unidos tienen que sobrevivir a otro monstruo: la violencia intrafamiliar. Hombres que maltratan