Hannah Crum

El gran libro de la kombucha


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abruptas de energía)

      ¿Cómo es posible que una bebida alivie tantos problemas aparentemente tan dispares? Este tipo de afirmaciones son las que hacen que algunas personas se refieran a la kombucha como una panacea, mientras otros la califican de timo. Pero ambos se equivocan. Solo es un alimento saludable que no cura ni previene ninguna enfermedad.

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      La kombucha se adapta a todas las dietas

      Sin importar qué tipo de pautas alimentarias sigas (alimentación cruda, vegetariana, vegana, paleo, comida «de verdad», kosher o incluso la dieta estándar estadounidense SAD), la kombucha puede convertirse en un añadido saludable. Cualquiera puede incorporar la kombucha a su dieta en cualquier momento y beneficiarse de ella. Esto la convierte en el punto de partida perfecto para cualquiera que desee tener más bacterias y levaduras beneficiosas en su cuerpo.

      Las cinco formas principales en las que la kombucha reduce el estrés

      La respuesta de estrés es uno de los mecanismos de defensa más valiosos del cuerpo. Cuando nuestro cuerpo percibe un peligro, debe tomar una decisión inmediata, luchar o huir. Segrega adrenalina y cortisol para aumentar el ritmo cardiaco, agudizar los sentidos y preparar los músculos para una acción rápida. Esto es exactamente lo que se necesita para sobrevivir en la naturaleza.

      Sin embargo, los humanos modernos nos enfrentamos a diario a múltiples causas de estrés, casi siempre del tipo que no amenaza la supervivencia. Se ha comprobado que esta sobreactivación de la respuesta de estrés es perjudicial para nuestra salud, creando toda una serie de efectos adversos en el cuerpo.

      Aunque hay muchos fármacos y tratamientos que alivian los síntomas de la sobrestimulación crónica producida por la respuesta de estrés, no suelen dirigirse al origen del problema, que es que los humanos modernos estamos estresados al máximo. Existen soluciones: reservar tiempo para hacer ejercicio, dormir lo suficiente, disfrutar de la compañía de buenos amigos, estar en contacto con la naturaleza o tomarse un tiempo para desconectarse de noticias pesimistas y medios electrónicos. ¡Añadir la kombucha a esta mezcla también puede ser de ayuda! Estas son cinco formas en las que la kombucha alivia el estrés.

       1. La kombucha es un adaptógeno

      Un adaptógeno es una planta o un derivado basado en plantas (en este caso té fermentado) que normaliza y equilibra el cuerpo, beneficiando a la fisiología en su conjunto más que a un órgano o sistema específico. Por lo general, los adaptógenos son muy ricos en antioxidantes, que eliminan radicales libres, responsables del estrés oxidativo. También protegen el hígado, reducen el ansia por el azúcar y el alcohol, y estimulan la inmunidad, la energía y la resistencia.

       2. La kombucha promueve una digestión saludable

      La kombucha regula el sistema digestivo al incrementar su acidez. La acidez de los intestinos es crucial para facilitar la digestión y absorber los nutrientes de los alimentos. El estrés a menudo se manifiesta en el intestino como síndrome de colon irritable o como úlceras. Ambos pueden mejorar gracias a una mejor digestión y una mayor acidez.

       3. La kombucha contiene vitaminas del grupo B y vitamina C

      La kombucha contiene vitamina B1 (tiamina), B6 y B12, todas ellas conocidas por ayudar a combatir la depresión, estabilizar el estado de ánimo y mejorar la concentración. También contiene vitamina C, que suprime la secreción de cortisol (una de las hormonas del estrés). Unos niveles altos de cortisol en sangre contribuyen a padecer hipertensión, depresión y a tener menor claridad mental.

      Es más, aunque estas vitaminas se encuentran en la kombucha en cantidades muy pequeñas, están biodisponibles. Es decir, están en una forma que el cuerpo ha evolucionado para asimilar instantáneamente. Por el contrario, con frecuencia las vitaminas que hay en los suplementos no se asimilan con facilidad; carecen de los cofactores y enzimas presentes en los alimentos en estado natural, que son necesarios para catalizar el proceso de absorción.

       4. Beber kombucha puede reducir la ingesta de cafeína y azúcar

      Elegir kombucha en lugar de café para espabilarte por la mañana significa que habrá menos cafeína en tu cuerpo. Y la L-teanina del té contrarresta los efectos negativos de la cafeína, proporcionando una energía concentrada y tranquila.

       5. Pequeñas cantidades de alcohol tienen un efecto beneficioso en el cuerpo

      La kombucha no es un fermentado alcohólico como la cerveza o el vino, pero sí contiene trazas de alcohol. Estos bajos niveles de alcohol de origen natural aumentan la sensación de bienestar y disminuyen el estrés. Numerosos estudios muestran que el consumo moderado de alcohol tiene muchos beneficios (más información sobre el contenido de alcohol de la kombucha en la p. 19).

      Sin embargo, cuanto más entendemos los efectos de la dieta y el estrés sobre nuestro organismo, más obvio resulta el motivo por el cual la kombucha produce beneficios tan grandes en tantas de nuestras enfermedades modernas. Cuando experimentamos desequilibrios digestivos o sistémicos, el cuerpo genera señales de estrés que indican un fallo inminente. Estas señales son síntomas de enfermedad. Al contrario que los medicamentos, con o sin receta médica, el efecto de la kombucha no consiste simplemente en aliviar los síntomas de la enfermedad, sino que empodera al cuerpo para que pueda trabajar en la raíz del problema.

      Aunque los ensayos de tipo «doble ciego» a gran escala sobre humanos aún estén lejos, un volumen creciente de investigaciones tanto in vitro como in vivo demuestran los mecanismos potenciales a través de los cuáles la kombucha puede corregir desequilibrios sistémicos. Estas investigaciones, junto con el conjunto de información anecdótica proveniente de millones de consumidores de kombucha, genera la clase de interés que puede conducir a la realización del tipo de estudios necesarios para obtener pruebas desde el punto de vista de la medicina occidental (véanse los apartados «Sustancias presentes en la kombucha», p. 379, e «Hitos en la investigación de los beneficios de la kombucha», p. 387).

      Cómo empezar a tomar kombucha

      Cuando introduzcas la kombucha en tu dieta por primera vez, empieza poco a poco. Bebe solo entre treinta y sesenta mililitros, quizá mezclada con agua, en ayunas justo después de levantarte. Después observa cómo reacciona tu cuerpo durante las siguientes horas. Observar cómo afecta la comida a tu cuerpo es una herramienta poderosa que te permite aprender a confiar en tu intestino.

      Si tu cuerpo reacciona bien o incluso te pide más, incrementa gradualmente el consumo, pero recuerda que tomar mucho muy rápido puede producir síntomas de desintoxicación y una «crisis de curación» (véase la p. 20). Si esto llega a ocurrir, reduce la ingesta y bebe más agua. Después podrás volver gradualmente a tomar más bucha, a medida que tu cuerpo se recalibre.

      Puede que al empezar a beber kombucha sientas un apetito voraz por ella. Es normal, y probablemente indique que la kombucha está aportando algunos nutrientes que tu cuerpo necesita para corregir alguna deficiencia La kombucha es un tónico, así que para obtener los mejores efectos lo mejor es consumirla en pequeñas cantidades y de manera frecuente, en lugar de hacerlo en grandes cantidades de vez en cuando. Cuando tu instinto te comunique que estás listo para un régimen regular de kombucha, ten en cuenta que, para la mayoría de la gente, tomar un vaso (250 ml) entre una y tres veces al día les proporciona el placer