Hannah Crum

El gran libro de la kombucha


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a innumerables marineros en sus largos viajes para cruzar el océano (véase la p. 256 para más información acerca de los shrubs).

      ¿De dónde salió el primer cultivo de kombucha? Existen muchas teorías (véase la p. 352), pero una de las explicaciones más convincentes y sencillas podría ser que el cultivo se formó al posarse algún insecto portador de bacterias sobre una taza de té olvidada en el alféizar de una ventana. De acuerdo con una leyenda tibetana, un monje dormido permitió sin darse cuenta que una tetera recién hecha se infiltrara de este modo. Tras descubrir las maravillosas propiedades de este feliz accidente, compartió su buena fortuna con sus amigos, y el resto es historia.

      Un monje con poderes sanadores protagoniza una fábula rusa en la que es convoca do para ayudar al emperador enfermo. El monje promete tratar la enfermedad con una hormiga, que introduce en el té del emperador, aconsejándole que antes de beberlo espere a que se forme la medusa, que transformará el té en una poción curativa. El emperador siguió el consejo del monje y se curó. ¿Podría tratarse del doctor Kombu? (Véase la p. 352).

      Bachinskaya, la científica rusa que estudió la kombucha por primera vez a principios del siglo xx (véase la p. 356), basó su teoría del origen de la kombucha en el hecho de que las moscas de la fruta (que está claro que no se parecen mucho a las hormigas) pueden transformar una partida de vino en vinagre solo con posarse en él. Cuando las bacterias del género Acetobacter que viven en las patas de las moscas se transfieren al vino comienzan a multiplicarse rápidamente y a convertir el alcohol en ácido acético.

      Todas esas leyendas esconden una semilla de verdad en su interior: que la kombucha se origina en la naturaleza. Una mosca, una hormiga, un humano observador y curioso o las condiciones perfectas en el entorno, todos estos factores combinados para crear la madre de kombucha original, que ha sido alimentada, atesorada y transmitida durante generaciones.

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      ¿Por qué beber té de kombucha?

      Todos los alimentos fermentados nos ofrecen nutrientes, pero también bacterias y levaduras beneficiosas, así que ¿por qué beber kombucha? La respuesta es a la vez obvia y misteriosa. Es obvia porque la kombucha es el fermentado más versátil que existe. Se puede consumir en cualquier momento del día, se puede preparar tan dulce o ácida como se quiera, está igual de deliciosa con sabores salados o dulces, y combina igual de bien con una porción de pizza que con una de chocolate. En muchos hogares alrededor de todo el mundo se utiliza para sustituir a los refrescos, aguas carbonatadas, bebidas alcohólicas y otras bebidas industriales por una opción más barata y casera.

      La kombucha ha dejado su huella en países de todos los continentes (habitados) y es adecuada en cualquier tipo de dieta. Prepararla y darle sabores en casa es fácil y seguro, e incluso puede utilizarse para sustituir productos de limpieza para la cocina, el cuarto de baño, la despensa, los armarios, para fertilizar el huerto y muchas aplicaciones más. Por esta y otras razones, el atractivo de la kombucha es evidente.

      Pero también es un misterio. Algunas personas nunca consiguen que les guste, otras tienen dificultades para explicar por qué les gusta tanto, y muchas otras la beben cada día, pero nunca se plantearían prepararla en casa. La gente descubre la kombucha por razones muy distintas, pero casi siempre recuerdan la primera vez que la tomaron (¡el kismet de la kombucha!).

      Muchos deciden probarla porque han oído que puede reducir o aliviar una serie de dolencias, y efectivamente, cuando comienzan a beber kombucha, a menudo experimentan resultados positivos en un corto periodo de tiempo. Sin embargo, la kombucha no cura enfermedades; más bien sirve para darle al cuerpo la oportunidad de recuperar el equilibrio para que el sistema inmunitario y otros sistemas fisi lógicos funcionen de manera más eficien e.

      A menudo la kombucha se considera una puerta de entrada hacia hábitos más saludables porque incluirla en nuestra rutina, aunque sea lo único que cambiemos, puede llevarnos a otros cambios, equilibrando nuestro cuerpo, nuestra dieta y nuestro estilo de vida. A través de un consumo regular, la kombucha puede formar parte de cambios positivos más profundos en todos los aspectos de la vida.

      Reconectarse al aparato digestivo con la kombucha

      Muchas personas consumen de forma habitual alimentos tóxicos y se quejan de lo mal que se sienten, sin trazar una conexión entre ambas cosas: si comes basura, te sentirás como una basura. El efecto equilibrante del consumo habitual de kombucha a menudo «cierra el circuito», desencadenando una reconexión con tu aparato digestivo y permitiéndote elegir tus hábitos basándote en cómo responde tu cuerpo a diferentes estímulos.

      Beber kombucha con el estómago vacío es una forma estupenda de apreciar sus efectos. Empezar tomando ciento veinte mililitros o menos en ayunas te da la oportunidad de observar en detalle cómo hace que te sientas. A medida que el aparato digestivo se ajuste a un influjo constante de bacterias y levaduras vivas, así como de ácidos saludables que estimulan el cuerpo, te empezará a comunicar qué alimentos contribuyen a tu salud y cuáles no.

      Algunos novatos en el consumo de alimentos fermentados se sentirán energéticos y querrán tomar más, mientras que otros podrían pasarse el día en la cama o en el baño debido a la reacción de Herxheimer (véase la p. 20). No hay un modo incorrecto de averiguar qué alimentos le sientan bien a tu sistema individual.

      ¿Qué efectos puede tener la kombucha?

      La lista de los problemas de salud que podrían en teoría aliviarse bebiendo kombucha parece un repaso de todas las enfermedades modernas. Estos son algunos de los beneficios que han sido obser ados:

      •Promueve una flora in estinal saludable

      •Recupera la homeostasis en el cuerpo

      •Facilita una función hepática saludable

      •Estimula el metabolismo

      •Mejora la digestión y el funcionamiento de los intestinos

      •Reconstruye los tejidos conectivos

      •Aumenta los niveles de energía

      •Reduce la presión arterial

      •Alivia dolores de cabeza y migrañas

      •Reduce la incidencia y tamaño de piedras en el riñón

      •Destruye radicales libres, causantes de daño celular

      •Facilita la regeneración celular

      •Mejora la vista

      •Cura el eccema

      •Previene la arteriosclerosis

      •Acelera la curación de úlceras

      •Ayuda a eliminar la candidiasis