en el libro de los Salmos la poesía bíblica llega a una de sus expresiones máximas, pues sus imágenes, insinuaciones y evocaciones le facilitan al adorador o adoradora, y también a la persona que lee y ora con el Salterio, un lenguaje cargado de simbolismos y polivalencias, que propician el maravilloso y transformador diálogo divino-humano, incentivan la meditación, contemplación, alabanza y oración, y, además, proveen el espacio emocional y literario adecuado para expresar los sentimientos más profundos e intensos de la vida.
Esa peculiaridad literaria nunca debe subestimarse, obviarse o ignorarse al estudiar e interpretar el libro de los Salmos, pues el análisis científico, riguroso, ponderado, crítico y sobrio del Salterio requiere imaginación, creatividad, ritmo, estética, evocación, simbología, sabiduría, apertura, sensibilidad. La belleza de sus giros literarios, la pertinencia del análisis sosegado y las virtudes de la lectura reflexiva de los Salmos nos permiten aproximarnos al Eterno, nos ayudan a descubrir la intimidad con el Creador, y nos facilitan la conversación sincera y franca con el Dios que está presto a recibir la adoración y alabanza de su pueblo. Junto a la ponderación de los temas pertinentes y la evaluación de los asuntos relevantes, es la poesía de las oraciones la que nos invita a relacionarnos e identificarnos con los antiguos salmistas, y la que propicia que oremos con las palabras antiguas que recogen nuestros sentimientos más hondos72 .
La poesía en general, y la bíblica en particular, es un arte que transmite sus ideas y conceptos mediante el uso de las palabras. La pintura, por su parte, comunica su mensaje a través de los colores y las líneas; la escultura afirma sus valores con las formas y los volúmenes; y la música utiliza como medio de expresión los sonidos. Las palabras para la poesía son instrumentos extraordinarios de comunicación, que facilitan el diálogo intenso y extenso entre el poeta y sus lectores. La poesía es el vehículo que propicia la transmisión de sentimientos, impresiones y estados emocionales, que el poeta ha querido plasmar en el texto. Y para recibir esos diversos estados anímicos y espirituales, los lectores y las lectoras deben estar atentos a lo que se dice y a lo que no se dice, a lo que se insinúa, a lo que se evoca, a lo que se presupone, a lo que se anhela, a lo que se infiere. La comprensión adecuada de la poesía demanda la totalidad de los sentimientos de los lectores y lectores.
Como los salmos constituyen una porción muy importante de la poesía bíblica, es un imperativo identificar algunas características generales que les particularizan. En el caso específico de la poesía del Salterio, se ponen claramente de manifiesto las siguientes peculiaridades retóricas73:
• Sencillez de expresión: El estilo es directo y emplea simbolismos gráficos –p.ej., las entrañas aluden a la compasión y el viento representa al espíritu–, además, utilizan pocas oraciones complejas con frases subordinadas.
• Vigor en la comunicación: Como el verbo es el centro de las construcciones graMticales, no es un idioma «suave» o «diplomático» sino directo, activo, firme y claro. En el sistema verbal hebraico no hay tiempos sino acción, pues la comprensión e identificación del tiempo verbal proviene y se descubre del contexto literario y temático. En ocasiones, la franqueza de las imprecaciones y los deseos de venganza de los poemas hebreos del Salterio hieren las sensibilidades cristianas.
• Abundancia en las figuras del lenguaje: Abundan en la poesía hebrea los artificios literarios que se manifiestan en personificaciones, metáforas, símiles, repeticiones y preguntas.
• Esencia y profundidad religiosa: La gran contribución de la poesía de los salmos se relaciona con su percepción e interpretación teológica de la vida y el mundo. El Dios del Salterio es creador y salvador.
La poesía bíblica tiene sus propias características tanto de forma como de fondo: Se escribe en unidades de sentido conocidas como «líneas». En el idioma hebreo, esas líneas se recitan o cantan con un particular tipo de «ritmo»74 , que en el caso específico de los Salmos, le brinda a la pieza no solo belleza literaria y estética sino que facilita la comunicación y la memorización. Y respecto a algunas de esas características literarias, es importante indicar que es prácticamente imposible reproducir en las traducciones las particularidades rítmicas y sonoras de los Salmos.
Tradicionalmente se ha pensado que el componente más importante de la poesía hebrea es el paralelismo75 –también conocido como balance o simetría–, pues es una virtud lingüística que puede traducirse de un idioma a otro76 . Desde la perspectiva de la comprensión del texto y la interpretación del poema, esta característica literaria es indispensable, fundamental y necesaria, pues le brinda al lector del texto original o de la traducción no sólo el tema o asunto discutido en el poema o salmo sino que, además, presenta los énfasis y los asuntos que el salmista desea destacar o enfatizar.
Junto a los paralelismos, la poesía hebrea incluye también otras características retóricas de importancia capital: p.ej., repetición de palabras, ideas y estribillos, acrósticos alfabéticos, estructuras concéntricas o quiasmos77 , efectos sonoros, figuras del lenguaje, preguntas retóricas y pedagógicas, hipérbole, ironía y sarcasmo, entre otras78 .
Aunque es muy difícil precisar cómo funciona la comunicación del sentido en los diversos tipos de paralelismos, este importante recurso literario puede definirse como la repetición del contenido semántico –también puede ser de contenido similar o relacionado– o la repetición de alguna estructura graMtical o sonidos en líneas o versos consecutivos (p.ej., Sal 103.10). En esencia, en el paralelismo poético que se pone de manifiesto en el Salterio, se relacionan ideas, conceptos, palabras, estructuras gramaticales y sonidos.
En el análisis de los paralelismos bíblicos, los estudiosos utilizan diversos términos para explicar sus peculiaridades estilísticas y semánticas. Una línea poética tradicionalmente se describe como «colon», y dos de esas líneas en paralelo se identifican como «bi-colon»79. Las líneas se disponen en algún tipo particular de repetición, que ciertamente explica, expande, afirma o confronta el tema previamente propuesto80 . El análisis cuidadoso de las ideas que se incluyen y exponen en las líneas contribuye positivamente a la comprensión adecuada del tema del poema, pues se relacionan con él de forma directa o indirecta.
El paralelismo de la poesía hebrea funciona en varios niveles de complejidad, que no pueden reducirse a dos o tres tipos de categorías simples. Por la misma naturaleza poética y estética de los salmos, el paralelismo cobra dimensión nueva junto a la creatividad, ingenio, habilidad y licencia del autor. En la descripción de los paralelismos poéticos del Salterio, se identifican los siguientes tipos, que nos pueden guiar a comprender cómo es que funcionan en el complejo proceso de comunicación estos extraordinarios artificios literarios: paralelismos completos, incompletos y formales81 .
1- En los «paralelismos completos» cada término o unidad de pensamiento en las líneas tiene alguna expresión equivalente en la próxima. De estos paralelismos se pueden distinguir cuatro tipos: sinónimo, antitético, emblemático o invertido (o de quiasmo). El paralelismo sinónimo repite y afirma el mismo pensamiento en palabras similares o sinónimas:
«Después entró Israel en Egipto,
Y Jacob moró en la tierra de Cam» (p.ej., Sal 105.23).
El paralelismo antitético presenta los temas poéticos en oposición o en contrastes de pensamientos:
«En la mañana florece y crece;
A la tarde es cortada, y se seca» (p.ej., Sal 90.6).
El caso del paralelismo emblemático es el que emplea símiles o metáforas para comparar el pensamiento de una línea con la próxima:
«Como el padre se compadece de los hijos,
Se compadece Jehová de los que le temen» (p.ej., Sal 103.13).
Finalmente, el paralelismo invertido o quiasmo, de manera estricta, es una forma del sinónimo, aunque los temas se disponen de forma invertida:
«Efraín no tendrá envidia de Judá;
Ni Judá afligirá a Efraín» (p.ej., Is 11.13b).
2-