a través de la melancolÃa que ambos escondÃan.
Todos clavaron sus ojos en la tumba, la dura realidad de ella hundiéndose allÃ. No se suponÃa que las cosas terminaran asÃ⦠no se supone que el lado bueno pierda, o muera. Shinbe los habÃa ayudado a decidir qué hacer. Recuperaron el cuerpo de Kyoko, la habÃan traÃdo a la tumba donde Kyou habÃa puesto el cuerpo de su hermano, y los enterraron juntos.
Toya lo hubiese querido asÃ, era lo único que se sentÃa correcto.
Kamui habÃa sido incapaz de cargar el cuerpo de Kyoko al lugar de la tumba una vez que lo encontraron. No era la sangre que la rodeaba lo que le molestaba, era simplemente desgarrador ver a alguien tan bueno y puro que alguna vez tuvo tanta luz dentro de ella, que te dolÃan los ojos de verla acostada ahà en la obscuridad con los ojos abiertos y ciegos.
Sintiendo el shock de Kamui y viendo que sus manos temblaban, Kotaro se adelantó y la levantó con cariño entre sus brazos tratando con todas sus fuerzas de ignorar la rigidez en sus extremidades como las sintió. No podÃa permitirse sentir otra cosa que no fuera rabia y tristeza en ese momento. Si él hubiese dejado entrar el resto y lo mucho que la habÃa amado, se hubiese desplomado sobre sus rodillas, la pena le pesaba mucho.
Ver la mirada en el rostro de Kamui fue suficiente para ayudarlo a controlar sus propias emociones⦠también ayudó el entumecimiento que sentÃa. Kamui no era humano, tampoco era criatura⦠lo que sea que fuera, su corazón se rompÃa. Kotaro decidió que de ahora en adelante vigilarlo serÃa su asunto, aunque el chico probablemente no lo necesitara.
Kamui limpió las lágrimas de sus ojos, tratando de ser fuerte como Kotaro y Shinbe. Su incontrolable cabello morado se ondulaba al viento mientras miraba hacia la tierra recientemente removida. Se habÃa quitado su túnica y gentilmente los envolvió en ella para aumentar el poder del hechizo que estaba por lanzar.
Cerrando sus ojos brillantes entrelazó sus dedos, entretanto unas alas igualmente iluminadas brotaron de su espalda en un ajetreo de plumas. Brillaron con unos colores muy intensos, desconocidos para el ojo humano.
Shinbe y Kotaro dieron un paso hacia atrás sorprendidos, entendiendo de repente lo que era Kamui. La palabra ángel rondaba sus labios, pero él se veÃa muy triste. Como un ángel con el corazón roto, un ángel caÃdo.
Con dedos gentiles, Kamui quitó una pluma de su ala derecha y sostuvo su palma al frente. La triste y serena expresión en su rostro no titubeó. Sus ojos brillaron con un destello de esperanza a la vez que golpeó la repentinamente afilada pluma sobre su palma provocando un corte profundo.
El lÃquido carmesà se encharcó en su palma y Kamui lentamente cerró su puño encima antes de llevarlo encima de la tumba sin marcar. Las gotas sagradas de la vida de su sangre cayeron en la tierra haciendo que brillara con un poder azul eléctrico sobrenatural.
Shinbe y Kotaro solo podÃan estar parados y mirar asombrados mientras esto sucedÃa. No se atrevÃan a moverse por miedo de interrumpir el rito que Kamui estaba llevando a cabo. Ambos entendieron que estaban presenciando algo increÃble y sin duda nunca lo volverÃan a ver.
El aire alrededor de Kamui se arremolinó en un vórtice que lo rodeaba con una luz azul fluorescente. Su voz en eco dejó sus labios aparentando ser más viejo y sabio de lo que lo habÃa sido para sus recuerdos, rebotó cruzando los cielos, un sonido aterrador llevado por kilómetros haciendo que lo que lo escuchara se reverenciara ante su poder.
â Cien años tomaráâ¦
Esta vez por tu bien permaneceremosâ¦
Cuando la sangre de un Guardián se derramaâ¦
Es hora de que la profecÃa se cumplaâ¦
Solo entonces dos almas reviviránâ¦
Trayéndolas a la luzâ¦
Destinadas a combatir la magia oscura de la nocheâ¦
Con esta promesa, nosotros los inmortales levantaremos nuestras armasâ¦
Protegiendo a aquellos renacidos de más dañoâ¦
En manos de piedra y mármol a nuestro enemigo le daremosâ¦
El único deseo que este desea⦠dentro de la luz para vivir.
Mientras el vórtice envolvÃa a Kamui, una pluma brillante de cada ala iluminada se soltó y rompió hacia dentro del ciclónâ¦cambiando como dos pequeñas dagas para dispararse directamente hacia abajo, aterrizando en la tumba. Las relucientes plumas se quedaron atascadas en la suave tierra por unos breves momentos antes de hundirse en el suelo para emerger con las almas de sus amigos.
Las rodillas de Kamui golpearon el suelo al dispersarse el hechizo, enviando un terremoto hacia todas las direcciones. â Hasta que nos encontremos de nuevo, Kyoko⦠Toya â, susurró Kamui sintiendo la soledad acercándosele. â Quizá la siguiente vida será un tiempo mejor y más brillante.
Shinbe se mantuvo en silencio a su lado, sin desear nada más que derramar lágrimas, pero no se podÃa permitir ese lujo. Hyakuhei aún estaba ahà afuera y Shinbe sabÃa que el vampiro de corazón oscuro eventualmente vendrÃa por él. El enemigo sabrÃa lo que habÃan hecho. BorrarÃa todos los rastros que pudiera por ahora.
Buscando dentro de su bolsillo, Shinbe sacó una botellita amatista llena de un polvo mágico intemporal. Rociando ligeramente la tierra, caminó en cÃrculo alrededor de la tumba para protegerla de ojos fisgones. La tierra se volvió instantáneamente sólida para esconder la ubicación de la nueva tumba.
Los ojos de Shinbe se iluminaron del mismo color amatista mientras susurraba palabras que solo él podÃa entender.
Sintió un vÃnculo antiguo entre hermanos que habÃan luchado una batalla eterna con la obscuridad abrasando su alma para convertirse en un sÃmbolo de protección sobre la tumba. Encima del lugar donde sus amigos yacÃan, crecieron flores sin necesidad de que se plantara ninguna semilla. Flores de cinco colores aparecieron en vides espinosas⦠plata⦠dorado⦠azul hielo⦠amatista⦠y un brillante polvo de arcoÃris.
â Me voy â. Dijo Shinbe después de un largo silencio. No querÃa que su presencia diera la ubicación de los otros y supo que era tiempo de continuar. Su mirada saltó hacia el arbusto de flores de extraños colores. Toya y Kyoko ahora estaban protegidos de Hyakuhei y el hechizo no serÃa perturbado.
Por ahora, era lo único que podÃa ofrecerles además de tristeza.
Kamui miró al hechicero, sorprendido ante su nuevo desempeño. â ¿Qué? Pero⦠¿Por qué? â Abrió sus ojos en un momento de pánico⦠¿Ahora todos lo dejarÃan? ¿No era suficientemente malo haber perdido a Toya y a Kyoko?
Sintiendo el miedo de Kamui elevarse, Shinbe colocó una mano firme en el hombro de su amigo e intentó explicarse. â Sabes tan bien como yo que Hyakuhei se enterará de lo sucedido aquà â. Miró a Kotaro por encima del hombro de Kamui sabiendo que el Lycan entenderÃa su deserción.
â Tú podrás escapar de sus ojos siempre vigilantes, pero yo no poseo esa clase de poder. De todas formas seré capaz de esconderme, pero no estoy seguro de por cuánto tiempo â. Shinbe soltó un largo suspiro y miró a la luna colgando baja en el cielo. â Mis dÃas tienen un número en ellos ahora â. Una suave sonrisa ladeó las comisuras de sus labios como si supiera un secreto. â Que asà sea.
â Abordaré el siguiente barco que vaya al oeste sobre el océano. Allà tendré una mejor oportunidad de mantener mi identidad a salvo de Hyakuhei y quizá incluso de encontrar una forma