Norman L. Geisler

No basta mi fe para ser ateo


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todo; ateísmo: no hay Dios en absoluto. En la Figura 1.2 el teísmo se representa como la mano que sostiene el mundo, el panteísmo como la mano en el mundo y el ateísmo como nada más que el mundo.

      Figura 1.2

      Otro término que usaremos con frecuencia es agnóstico. Es alguien que no está seguro sobre Dios.

      Entonces, ahora que hemos definido nuestros términos, volvamos a este tema de la fe y la religión.

      Fe y religión

      A pesar de su aparente poder de convencimiento, la afirmación de que la religión es simplemente una cuestión de fe no es más que un mito moderno; simplemente no es verdadera. Si bien la religión requiere fe, la religión no se trata solo de la fe. Los hechos también son fundamentales para todas las religiones porque todas las cosmovisiones religiosas, incluido el ateísmo, hacen afirmaciones de verdad y muchas de esas afirmaciones de verdad pueden evaluarse a través de la investigación científica e histórica.

      Por ejemplo, los teístas (cristianos, musulmanes, judíos) dicen que el universo tuvo un comienzo, mientras que muchos ateos y panteístas (la Nueva Era, los hindúes) dicen que no (el universo es eterno). Estas son afirmaciones mutuamente excluyentes. No pueden ambos grupos tener razón. O el universo tuvo un comienzo o no. Al investigar la naturaleza y la historia del universo, podemos concluir razonablemente que una perspectiva es correcta y la otra es incorrecta.

      La supuesta resurrección de Cristo presenta otro ejemplo. Los cristianos afirman que Jesús resucitó de los muertos, mientras que los musulmanes dicen que Jesús ni siquiera murió. Nuevamente, una de estas perspectivas es correcta y la otra incorrecta. ¿Cómo podemos saber cuál es la correcta? Pues al evaluar cada una de estas afirmaciones opuestas de verdad a la luz de la evidencia histórica.

      Notemos que las diferentes religiones no solo intentan responder estas preguntas, sino que los científicos también tienen algo que decir sobre estos asuntos. Es decir, la ciencia y la religión a menudo abordan las mismas preguntas: ¿de dónde vino el universo? ¿De dónde vino la vida? ¿Son posibles los milagros?. En otras palabras, la ciencia y la religión no son categorías mutuamente excluyentes, como algunos han sugerido.

      Sin duda, no todas las afirmaciones religiosas están abiertas a investigaciones científicas o históricas. Algunas son dogmas imposibles de verificar. Sin embargo, se puede verificar la validez de muchas creencias religiosas. Algunas creencias son razonables, pueden demostrarse con un alto grado de certeza, mientras que otras son claramente irrazonables.

      Los problemas del cristianismo

      ¿Es el cristianismo razonable? Nosotros creemos que sí lo es Sin embargo, a menos que uno realice una investigación exhaustiva de la evidencia con una mente abierta, la creencia en el cristianismo puede parecer problemática. En primer lugar, hay muchas objeciones intelectuales percibidas, como las mencionadas anteriormente (el problema del mal y las objeciones de muchos científicos).

      En segundo lugar, existen obstáculos emocionales que a veces obstaculizan la aceptación del cristianismo. El exclusivismo cristiano, la doctrina del infierno y la hipocresía de los cristianos son obstáculos emocionales para casi todos. (De hecho, la hipocresía en la iglesia probablemente repele a la gente más que cualquier otro factor. ¡Alguien dijo una vez que el mayor problema con el cristianismo son los cristianos!).

      Finalmente, hay razones de la voluntad para rechazar el cristianismo, por ejemplo, la moralidad cristiana, que parece restringir nuestras elecciones en la vida. Como la mayoría de nosotros no queremos rendirle cuentas a nadie, ceder nuestra libertad a un Dios invisible no es algo que naturalmente deseemos hacer.

      Sin embargo, a pesar de estos obstáculos intelectuales, emocionales y de la voluntad, planteamos que no es la fe en el cristianismo lo que es más complicado, sino el creer en el ateísmo o en cualquier otra religión. Es decir, una vez que consideramos la evidencia, creemos que se necesita más fe para no ser cristiano que para ser cristiano. Esto puede parecer una afirmación contraria a la intuición, pero simplemente está arraigada en el hecho de que cada cosmovisión religiosa requiere fe, incluso la cosmovisión que dice que no hay Dios.

      ¿Por qué? Porque como seres humanos limitados, no poseemos el tipo de conocimiento que nos proporcionará una prueba absoluta de la existencia o inexistencia de Dios. Fuera del conocimiento de nuestra propia existencia (sé que existo porque tengo que existir para reflexionar sobre la cuestión), nos ocupamos en el ámbito de la probabilidad. Lo que sea que hayamos concluido sobre la existencia de Dios, siempre es posible que la conclusión opuesta sea verdadera.

      De hecho, es posible que nuestras conclusiones en este libro sean erróneas. No creemos que lo sean porque tenemos buenas pruebas para sustentarlas. De hecho, creemos que nuestras conclusiones son verdaderas más allá de una duda razonable. (Este tipo de certeza, digamos, más del 95 % de certeza, es lo mejor que los seres humanos falibles y finitos pueden alcanzar para la mayoría de las preguntas, y es más que suficiente incluso para las decisiones más importantes de la vida). Sin embargo, se requiere algo de fe para superar la posibilidad de que estemos equivocados.

      La fe de un ateo

      Si bien se requiere cierta fe para nuestras conclusiones, a menudo se olvida que también se requiere fe para creer en cualquier cosmovisión, incluyendo el ateísmo y el panteísmo. Recordamos esto recientemente cuando conocimos a un ateo llamado Barry en uno de nuestros seminarios. Barry no podía creer que un mutuo amigo, Steve, se hubiera convertido en cristiano.

      Él dijo: “No puedo entender a Steve. Él afirma ser intelectual, pero no puede responder todas las objeciones que le hago sobre el cristianismo. Él dice que no tiene todas las respuestas porque es nuevo y todavía está aprendiendo”.

      Yo (Frank) respondí: “Barry, es prácticamente imposible saber todo sobre un tema en particular y ciertamente es imposible cuando ese tema es un Dios infinito. Entonces, tiene que llegar un punto en el que te des cuenta de que tienes suficiente información para llegar a una conclusión, incluso si quedan preguntas sin respuesta”.

      Barry estuvo de acuerdo, pero aún no se percataba de que estaba haciendo exactamente lo que le reprochaba a Steve. Barry había decidido que su punto de vista, el ateísmo, era correcto a pesar de que no tenía información exhaustiva para sustentarlo. ¿Sabía que no hay Dios? ¿Había investigado cada argumento y evidencia de la existencia de Dios? ¿Poseía información exhaustiva sobre Dios? ¿Podría responder cada objeción al ateísmo? Por supuesto no. De hecho, sería imposible hacerlo. Como Barry, al igual que Steve, se trata de la probabilidad en lugar de la certeza absoluta. Es necesaria cierta cantidad de fe para creer que Dios no existe.

      Aunque afirmó ser un agnóstico, Carl Sagan hizo la máxima declaración de fe en el materialismo ateo cuando afirmó que “el Cosmos es todo lo que es o alguna vez fue o será”1 ¿Cómo lo sabía con certeza? No lo sabía. ¿Cómo podría? Él era un ser humano limitado con conocimiento limitado. Sagan estaba operando en el ámbito de la probabilidad al igual que los cristianos cuando dicen que Dios existe. La pregunta es, ¿quién tiene más evidencia para su conclusión? ¿Cuál conclusión es más razonable? Como veremos cuando consideremos la evidencia, el ateo tiene que reunir mucha más fe que el cristiano.

      Quizás puedas estar pensando: “¡El ateo requiere más fe que el cristiano! ¿Qué quiere decir Geisler y Turek con esto?”. Queremos decir que mientras menos evidencia tengas para tu posición, más fe necesitas para creerla (y viceversa). La fe cubre un vacío en el conocimiento. Y resulta que los ateos tienen mayores lagunas en el conocimiento porque tienen mucha menos evidencia de sus creencias que los cristianos en las suyas. En otras palabras, la evidencia empírica, forense y filosófica apoya firmemente las conclusiones consistentes con el cristianismo e inconsistentes con el ateísmo. Aquí hay algunos ejemplos de esa evidencia que vamos a desglosar en los siguientes capítulos.

      1. La evidencia científica confirma abrumadoramente que el universo surgió de la nada. O alguien