Robert Martin

Más allá de los cinco puntos


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condenarlos en su estado de perdición. Estar “bajo la gracia” en este texto significa ser salvo debido al plan de Dios para la salvación en Cristo (es decir, justificación, adopción, santificación y glorificación). Los salvos pueden obedecer los mandatos de los versículos 12 y 13; los perdidos no. Este versículo no nos enseña que los cristianos no tienen ninguna relación con la ley de Dios en el camino de la santificación.

      Una cosa es estar bajo la ley como pecador para obtener vida (lo cual es imposible desde la caída), o como un medio en que uno obedece para obtener salvación y vida eterna (nuevamente, imposible para los pecadores), o como medio para estar en paz con Dios (imposible para los pecadores), o para ganar una herencia (temporal o eterna); pero es otra cosa muy distinta obedecer porque hemos recibido la vida eterna, porque alguien más nos reconcilió con Dios, o porque alguien más ha obtenido una herencia para nosotros. Estamos obligados a obedecer la ley de Dios, como hemos visto anteriormente, no para obtener vida, salvación o heredar la vida eterna, no para estar en paz con Dios o ganar Su favor, sino porque vivimos, porque hemos recibido la vida eterna y porque somos herederos de la vida. No obedecemos para vivir; obedecemos porque vivimos. Ser cristiano no significa que hacemos las cosas correctas para ir al cielo. Significa que creemos el evangelio. Los cristianos creen que Cristo ha hecho todo lo necesario para otorgarles el cielo y el estado de gloria eterna. Nuestra obediencia no nos lleva a la gloria; Cristo sí. La única base de nuestra justificación y derecho a la gloria es que lo Cristo hizo por nosotros. Lo que nosotros hacemos por Cristo es resultado de Su obra.

      La causa efectiva de lo que hacemos por Él es aquello que Él hace por o en nosotros mediante Su Espíritu, una bendición prometida a todos los del Nuevo Pacto. Lo que hacemos es un reflejo de nuestro amor por Cristo a la luz de lo que Él ha hecho por nosotros, y es impulsado por el Espíritu Santo en nosotros, transformándonos a la imagen de Cristo en conjunto con la Palabra de Dios. Obedecer a Dios como creyente es el resultado de la gracia en nuestras vidas; es un efecto de la gracia de Dios en nosotros (Efesios 2:8-10). Pero, también es una respuesta a la gracia de Dios en nosotros (1 Corintios 15:10). Obedecemos la ley de Dios por gracia. Debido a que nuestras almas están empapadas de la gracia de Dios, deseamos obedecer la ley de Dios.

      d. Esto significaría que el cuarto mandamiento

      también aplica en el Nuevo Pacto.

      Bueno, mi respuesta corta es, “Sí, eso ciertamente es verdad”. Los principios esenciales de todos los Diez Mandamientos se mantienen en el Nuevo Pacto. Tanto el tiempo de trabajar como el tiempo de dejar de trabajar para adorar de forma especial son necesarios si deseamos agradar a Dios. Pero alguien diría, “el cuarto mandamiento no se repite en el Nuevo Testamento”. Tampoco se menciona el primer mandamiento (al menos no palabra por palabra) pero no significa que tener otros dioses aparte del Dios verdadero sea una virtud o que se tratara de algo exclusivo para el Israel del Antiguo Pacto. Y el segundo mandamiento tampoco se repite (al menos no palabra por palabra) pero eso no significa que podamos hacer ídolos y esperar que eso (o cualquier otra forma de adoración concebida por hombres) sea adoración aceptable a Dios. Y tampoco el tercer mandamiento se repite (al menos no palabra por palabra) pero eso no significa que puedas utilizar el nombre de Dios en vano.

      Pero alguien podría decir nuevamente, “para que el cuarto mandamiento se mantenga, esperaríamos ver a los cristianos del Nuevo Testamento reunirse para adorar en el séptimo día de la semana. Sin embargo, no lo hacían; ellos se reunían el primer día de la semana, el día del Señor”. Sí, así era. Pero se reunían el primer día de la semana debido a la resurrección de Cristo, en celebración de la redención obtenida y la inauguración de una nueva creación. Pensemos un poco en esto.

      Esta objeción asume que la aplicación de los Diez Mandamientos debe verse igual a como se veía en la época del Antiguo Testamento si estos han de ser obedecidos en la época del Nuevo Testamento. ¿Es esto así realmente? ¿La aplicación de uno de los Diez Mandamientos debe ser igual a como era en el Antiguo Pacto para que sea aplicable en el Nuevo Pacto? Yo creo que no. Por ejemplo, el segundo mandamiento sigue vigente pero las leyes de lo que constituye una adoración aceptable han cambiado (Hebreos 9:1-10). Este cambio se debe a la venida de Cristo y Su obra que es el cumplimiento de lo que señalaban los antiguos elementos de la adoración. Adoramos de la manera en que lo hacemos a la luz de la venida y la resurrección de Cristo y la revelación que explica las implicaciones de esos eventos registrada en el Nuevo Testamento. Sin embargo, la idolatría continúa siendo pecado (1 Corintios 10:14; Colosenses 3:5; 1 Juan 5:21). No ofrecemos sacrificios animales en un templo físico a través de un sacerdote levita, aunque todos los creyentes son sacerdotes que ofrecen sacrificios espirituales aceptables a Dios mediante Cristo (1 Pedro 2:5) en la nueva casa de Dios, el nuevo templo, la iglesia (1 Corintios 3:16-17; Efesios 2:21-22; 1 Timoteo 3:15). Las cosas han cambiado debido al cumplimiento en Cristo, pero el cumplimiento no cancela el principio moral de la ley, aunque sí puede cambiar su aplicación. En otras palabras, la aplicación del segundo mandamiento es diferente a la luz de la venida del Hijo del Hombre y Su entrada en la gloria. Adoramos de la forma en que lo hacemos a la luz de la venida y la resurrección de Cristo.

      Es lo mismo para aplicación del cuarto mandamiento. Adoramos cuando lo hacemos a la luz de la venida y la resurrección de Cristo (Hebreos 4:9-10; Apocalipsis 1:1053), pero el guardar el día de reposo continúa siendo nuestro privilegio (Hebreos 4:9). Sin embargo, no nos reunimos el séptimo día de la semana, recordando la creación original y la redención en Egipto. Estos simbolizaban una mayor creación y una mayor redención que estaban por venir. Tampoco esperamos la primera venida de Cristo debido a que esta ya sucedió. Así como la base histórica para la aplicación del cuarto mandamientos bajo el Antiguo Pacto era bipartita, la creación (Éxodo 20:8-11) y la redención (Deuteronomio 5:12-15), también la base histórica para la aplicación del cuarto mandamiento bajo el Nuevo Pacto es bipartita, la resurrección es a la vez la inauguración oficial de una nueva creación y la garantía de nuestra redención.

      Un caso similar puede establecerse con el quinto mandamiento en dos niveles. Debemos obedecer el quinto mandamiento independientemente de nuestra edad. Sin embargo, honrar a los padres cuando tienes dos años se ve muy diferente a hacerlo cuando tienes 50 años. Además, en Efesios 6:2-3, Pablo hace referencia al quinto mandamiento, aplicándolo a los hijos en Asia Menor en el siglo I. Sin embargo, en la primera revelación que tenemos en la Biblia, obedecer el quinto mandamiento prometía una vida más larga en la Tierra Prometida (Éxodo 20:12, “para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu dios te da”). La aplicación puede cambiar debido a varios factores, como la inauguración del Nuevo Pacto mediante el sufrimiento y la gloria de Cristo, sin cancelar la esencia del mandamiento.

      Así como la aplicación del segundo mandamiento se ve diferente bajo el Nuevo Pacto debido a los sufrimientos y a la gloria de Cristo (es decir, los elementos de la adoración pública han cambiado), así también la aplicación del cuarto mandamiento (es decir, el día para adorar públicamente ha cambiado). La aplicación del cuarto mandamiento toma forma con base en las realidades históricas y redentoras relacionadas con la muerte y resurrección de Cristo. El día de reposo cristiano no recuerda la creación original o la redención de la esclavitud en Egipto, y tampoco espera la primera venida de Cristo. Recuerda la inauguración del Nuevo Pacto (es decir, la nueva creación y una redención mucho mejor) y es una anticipación de Su segunda venida y el descanso eterno (que había sido simbolizado primero mediante el descanso de Dios después de la creación)54 que tendrá cumplimiento escatológico en ese momento y por la eternidad. El día del Señor, o el día de reposo cristiano, es un símbolo de una mejor creación y una mejor redención que gozamos en parte ahora, pero que gozaremos plenamente en su consumación.

      II. Conclusiones prácticas

      Este capítulo ha sido dedicado al lugar que los Diez Mandamientos tienen en la vida de los cristianos. Examinamos las declaraciones de la Confesión y después examinamos la Escritura misma para el veredicto final. Mostramos que las declaraciones de la Confesión están, sin duda, basadas en la Escritura y reflejan su enseñanza general. Debemos estar de acuerdo con la Confesión porque sintetiza lo que Dios ya ha dicho claramente en Su Palabra. Los Diez Mandamientos funcionan en al menos tres