escriba utilizando una pluma y tinta y la obra del apóstol ministrando en el poder del Espíritu, e introduce otro contraste, el de escribir en tablas de piedra y en corazones humanos. Este último contraste es claramente una alusión a la descripción profética del Nuevo Pacto (comparar Jeremías 31:31-34; Ezequiel 36:24-32) bajo el que Dios escribiría su ley en corazones humanos.31
Es importante notar que Pablo cambia la metáfora al final del versículo 3. Pasa de lo que los Corintios son para él en el versículo 2, “nuestras cartas… escritas en nuestros corazones”, a lo que Cristo hizo en los corintios para hacerlos las cartas de Pablo.
El ministerio de Pablo cumple la profecía del Antiguo Testamento. En el pensamiento de Pablo no hay un paso de una ley a la falta de ley o a una ley completamente nueva, sino que la misma ley pasa de la piedra al corazón. Philip Hughes da estos valiosos comentarios sobre 2 Corintios:
Es evidente que Pablo tiene en mente el contraste entre el otorgamiento de la ley de Moisés en el Monte Sinaí y el establecimiento del nuevo pacto profetizado por Jeremías. En el Sinaí, la ley había sido escrita por el dedo de Dios en tablas de piedra (Éxodo 31:18)… Sin embargo, Jeremías 31:33 promete una ley que es interna, es decir, Dios escribiendo Su ley en el corazón. Es muy importante percatarse de que es la misma ley que fue grabada en las tablas de piedra en el Sinaí la que, en esta era del nuevo pacto, es grabada en las tablas del corazón humano por el Espíritu Santo. El evangelio no anula la ley, sino que la cumple… El cristiano aún está bajo la solemne obligación de guardar la ley de Dios, pero con esta vital diferencia: que él ahora tiene el poder, el poder de Cristo mediante el Espíritu Santo que mora en él, de cumplirla. La ley, por tanto, no es mala ni está obsoleta, sino como dice Pablo en otro pasaje: “la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” (Romanos 7:12). Tampoco la ley se opone al amor; por el contrario, el amor a Dios y el amor al prójimo son el resumen de la ley, como nuestro Señor lo enseñó (Marcos 12:28-31): el amor, afirma el apóstol, es precisamente “el cumplimiento de la ley” (Romanos 13:8-10).32
Geoffrey Wilson dice:
La superioridad del Nuevo Pacto sobre la antigua dispensación no es que haga a un lado el Decálogo (la ley moral), sino que transfiere esa ley de las tablas de piedra a ‘tablas que son corazones de carne’ [comparar Ezequiel 11:19; 36:26]. Este es el cumplimiento de la profecía de Jeremías, ‘Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón’ [Jeremías 31:33].33
El entendimiento de Pablo sobre la ley de Dios escrita en el corazón bajo el Nuevo Pacto en 2 Corintios 3:3 se vuelve claro. La ley es los Diez Mandamientos, la ley básica y fundamental del Antiguo Pacto y aquella que Dios escribió en las tablas de piedra. La función de los Diez Mandamientos bajo el Nuevo Pacto es similar a su función bajo el Antiguo Pacto. Aún funcionan como el patrón fundamental para una vida justa. 2 Corintios 3:3 es un texto del Nuevo Testamento que claramente enseña la permanente validez de los Diez Mandamientos para los cristianos en cumplimiento de la profecía del Antiguo Testamento.
En Romanos 13:8-10 leemos:
No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.
Aquí es obvio que el amor y la ley no son enemigos, sino amigos benditos en el proceso de santificación del creyente. En la enseñanza de Pablo y el resto de la Biblia, el amor y la ley van juntos para el creyente e incluso son inseparables. Observa lo que dice Murray sobre este punto:
Una buena conducta no puede coexistir con la impureza de corazón. Conformarse externa y servilmente a los preceptos de la ley no constituye obediencia… Sin la condición interna de pureza y el impulso interno del amor, la obediencia es imposible.34
Tanto el amor como la ley son necesarios para el cristiano. La obediencia a la ley es inútil sin el amor. Expresar nuestro amor es imposible sin la ley.
Hay tres observaciones sobre es texto que son de interés para nuestro estudio. Primero, Pablo no duda en ilustrar su referencia a la ley en el versículo 8 con una cita de parte del Decálogo en el versículo 9. Este fenómeno del Nuevo Testamento citando el Decálogo en el contexto de la santificación cristiana sugiere al menos dos cosas: la primera es que el Nuevo Testamento contempla el Decálogo como el centro de la ley del Antiguo Testamento, tal como el mismo Antiguo Testamento lo hace; la segunda es que el Nuevo Testamento encuentra en el Decálogo una adecuada síntesis de la ley moral (ver Mateo 19:18-19; Romanos 13:8-10; 1 Corintios 6:9-10; Efesios 6:2-3; 1 Timoteo 1:8-11; y Santiago 2:8-11 en donde se hace referencia al Decálogo en contextos evangelísticos y didácticos [es decir, de enseñanza]). Comentando sobre Romanos 13:8-10, Murray dice: “Pero lo que deseo resaltar de manera especial es, primero, que estos cuatro35 que enumera son cuatro de los mandamientos más conocidos. Es en el Decálogo que Pablo encuentra la epítome de la ley moral”.36
Segundo, Pablo nos enseña que todos los mandamientos legítimos para los cristianos pueden ser “resumidos”. La palabra griega para “resumido” no es común en el Nuevo Testamento. En Romanos 13:9, el amor es un mandamiento integral que contiene de forma implícita otros mandamientos. En otras palabras, aquello que resume algo necesariamente contiene aquello que es resumido. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” necesariamente contiene los mandamientos del Decálogo mencionados previamente por Pablo. El amor al prójimo es lo que resume aquello que es resumido. Los mandamientos individuales hacia nuestros prójimos son resumidos y, por tanto, están implícitamente contenidos en el mandamiento de amar al prójimo. Aquí, Pablo hace referencia a cinco de los Diez Mandamientos como ilustración de la ley que el amor cumple. Amar al prójimo resume los cinco mandamientos del Decálogo mencionados antes y sugiere que toda la ley moral puede ser reducida a su forma esencial (anteriormente hemos visto que esto sucede). Los comentarios de Murray sobre 1 Corintios 6:9-11 también aplican a Romanos 13:8-10, cuando dice:
Él [Pablo] no dio por terminada la lista de los pecados; en otros textos menciona más pecados que no fueron mencionados específicamente aquí. Pero ha mencionado suficientes para evidenciar que el trasfondo de su pensamiento es que, en resumen, por lo menos, el Decálogo es la norma por la que el pecado es conocido, así como también es la norma de esa justicia que caracteriza al reino de Dios y aquellos que pertenecen a él. Realmente está diciendo lo que dice el apóstol Juan, que “el pecado es infracción de la ley”.37
Tercero, Pablo nos enseña que el amor es el cumplimiento de la ley. El amor se expresa a sí mismo al guardar la ley de Dios. El amor obedece la ley de Dios.
Estas observaciones confirman algunas de las cosas que ya habían sido establecidas. El Antiguo Testamento contempla los Diez Mandamientos como el centro de su ley y también lo hace el Nuevo Testamento, considerándolos también como reducibles a su forma más esencial. El Antiguo Testamento profetiza el día en que el Decálogo funcionará bajo el Nuevo Pacto como la ley básica y fundamental de Dios para los creyentes del Nuevo Pacto. El Nuevo Testamento confirma esta expectativa en 2 Corintios 3:3, Romanos 13:8-10 y muchos otros textos (Efesios 6:2-3; 1 Timoteo 1:8-11; Santiago 2:8-11, etc.). Los Diez Mandamientos funcionan como una ley apodíctica (básica y fundamental) en ambos testamentos y bajo ambos pactos.
3. Los Diez Mandamientos y la ley moral
Hemos aprendido que la Biblia enseña que los Diez Mandamientos funcionan como la ley básica y fundamental (apodíctica) tanto del Antiguo como del Nuevo Pacto. Ahora consideraremos qué lugar tienen los Diez Mandamientos en el esquema de la ética básica y fundamental de toda la Biblia. Hay diferentes términos que se usan frecuentemente para definir la ley básica de Dios que aplica a todos los hombres. Algunos usan la frase ley natural.38 Otros usan la frase ley moral. Nosotros usaremos el término ley moral porque es más usado que ley natural y es el usado por la Confesión.
Richard A. Muller define la ley moral como:
…específicamente