y lo injusto”.43 John Murray concuerda cuando dice: “… aunque los gentiles ‘son sin ley’ y ‘no tienen ley’ en el sentido de la ley especialmente revelada, no significa que no tienen ninguna ley en absoluto; la ley les es dada a conocer y es entendida por ellos de otra forma”.44 Comentando sobre Romanos 2:14, Murray añade:
La omisión del artículo definitivo antes de [“ley”] en tres ocasiones en el versículo 14 es un ejemplo interesante de la omisión cuando el sujeto es específico y definitivo. En las primeras dos ocasiones la ley en mente es la ley especialmente revelada, como se ejemplifica en la Escritura. Que es definitivo es mostrado por la expresión [lo que es de la ley]. Por esta razón, en la última oración debemos considerar “ley” como algo definitivo—los gentiles no solo son una ley para sí mismos, sino la ley a la que se hace referencia en las otras oraciones del versículo. Esto es confirmado en el versículo 15, en donde tenemos la expresión [la obra de la ley]. El punto es que no se trata de una ley completamente diferente con la que los gentiles son confrontados; las cosas de la ley que hacen no son de una ley totalmente diferente—es esencialmente la misma ley. La diferencia reside en los diferentes métodos [énfasis mío] de ser confrontados con ella y, por implicación, en el conocimiento menos claro y detallado de su contenido.45
Los gentiles sin revelación especial no estaban, ni están, sin ley en lo absoluto.
Tercero, ¿qué ley poseen los gentiles sin revelación especial? Debe ser obvio ahora que lo que los gentiles poseen son los Diez Mandamientos, aunque no necesariamente de forma idéntica a como aparecen en el Decálogo de nuestros Antiguos Testamentos. Murray dice: “Por tanto, no es una ley diferente la que confronta a los gentiles que están sin ley, sino la misma ley impuesta a ellos mediante un método diferente de revelación”.46 Por esta razón, algunos han intentado mostrar que la esencia del Decálogo se encuentra diseminada a lo largo del libro de Génesis. Esto probaría que la esencia de los mandamientos individuales de todo el Decálogo eran las normas éticas que se esperaban del hombre antes de la promulgación, a través de Moisés, de la ley moral en la forma del Decálogo.47 En otras palabras, lo que los judíos reciben mediante revelación especial (y revelación general porque fueron creados a la imagen de Dios), los gentiles lo reciben solamente por medio de la revelación general. Reciben la misma ley pero mediante diferentes métodos de revelación y en una forma diferente. La sustancia es la misma aunque la forma difiere. Francis Turretin, gran teólogo reformado, concuerda:
Si se nos pregunta cómo esta ley natural concuerda con, o difiere de, la ley moral [la ley moral en el contexto de la declaración de Turretin se refiere al Decálogo], la respuesta es sencilla. Concuerda en cuanto a la sustancia y en lo que respecta a los principios, pero difiere en cuanto a accidentes y con respecto a las conclusiones. Las mismas obligaciones (hacia Dios y hacia nuestro prójimo) prescritas por la ley moral también están contenidas en la ley natural. La diferencia reside en el modo en que son proporcionadas.48
Una cuidadosa exegesis de Romanos 2:14-15 demuestra que la ley moral es encontrada de manera resumida en todo el Decálogo y es al mismo tiempo común para todos los hombres mediante la revelación general.
En Romanos 3:19-20 leemos:
Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
En el contexto de estos versículos cruciales, Pablo está estableciendo el hecho de que todos los hombres, judíos (personas con las Sagradas Escrituras) y griegos (personas sin las Sagradas Escrituras), están bajo pecado (Romanos 3:9). Para hacer esto, cita del Antiguo Testamento (Romanos 3:10-18). En Romanos 3:19, Pablo basa la culpabilidad universal en la responsabilidad universal por violaciones a la ley del Antiguo Testamento. Tanto judíos como gentiles están bajo pecado porque son culpables de quebrantar la ley del Antiguo Testamento. Es interesante observar que ninguno de estos pecados mencionados en Romanos 3:10-18 es un pecado ceremonial. Estos pecados reflejan violaciones a la ley moral que es común para todos los hombres y que es contenida tanto en el Antiguo Testamento como en los corazones de todos los hombres (ver la exposición de Romanos 2:14-15 presentada arriba). Se ha mostrado a partir de Romanos 1 y 2 que los gentiles no están sin ley. No tenían el Antiguo Testamento, pero no estaban sin la ley básica y fundamental del Antiguo Testamento, los Diez Mandamientos. Los judíos están bajo pecado porque han quebrantado la ley de Dios; los griegos están bajo pecado porque han quebrantado la ley de Dios, y el Antiguo Testamento los acusa a ambos. Tanto judíos como griegos están “bajo la ley”49 y “bajo pecado” y, por tanto, son culpables ante Dios. La única forma en que esto puede ser posible es si la ley bajo la cual están los judíos y la ley bajo la que están los griegos corresponden al menos en cierto grado. Ya que los judíos tenían todo el Antiguo Testamento y los griegos solo tenían la ley escrita en sus corazones, entonces la ley a la que Pablo hace referencia podría significar una cosa para los judíos y otra cosa para los griegos. W. G. T. Shedd dice:
[“la ley”] la ley escrita, principalmente, porque San Pablo ha estado hablando, al final, de los judíos; sin embargo, no solo la ley escrita exclusivamente, porque los gentiles son incluidos en “toda boca” y “todo el mundo”. La ley escrita contiene implícitamente lo no escrito y, por tanto, puede ser puesta por toda la ley o la ley en general… Este pasaje esclarece la verdadera interpretación de Romanos 2:14-15; 2:26-27.50
La ley con referencia a los judíos significa toda la ley de Moisés. La ley con referencia a los griegos significa la ley escrita en el corazón, los Diez Mandamientos en su forma natural, la ley natural. Esta interpretación se fortalece cuando consideramos el lenguaje utilizado al final del versículo 19 en el capítulo 3: “para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios”. Este es un argumento a favor de que la ley a la que se hace referencia es una ley conocida por toda la humanidad. La única ley conocida por toda la humanidad y, por tanto, la ley por la que todos pueden ser culpados, es el Decálogo. Sin embargo, esto no niega el hecho de que los judíos eran más culpables porque poseían más ley. Esta comprensión de estos versículos corresponde con lo que Pablo enseñó en Romanos 2:14-15 y 26-27.
Estos tres textos (Romanos 1:18-32; 2:14-15; 3:19-20) confirman un hecho ya mostrado. Los Diez Mandamientos funcionan en la Biblia como ley apodíctica. Los Diez Mandamientos funcionan como la ley básica y fundamental del Antiguo Pacto, del Nuevo Pacto y como una forma especialmente revelada de la ley natural, que fue primeramente escrita en el corazón de Adán. Los Diez Mandamientos no anulan la ley moral, sino que la contienen de forma resumida. El Catecismo mayor de Westminster dice en la pregunta 98: “¿En dónde se halla contenida la ley moral de forma resumida? La ley moral se halla resumida en los Diez Mandamientos”.
4. Conclusión
Los Diez Mandamientos funcionan en al menos tres formas en la Biblia: como la ley básica y fundamental del Antiguo Pacto, como la ley básica y fundamental del Nuevo Pacto y como la ley básica y fundamental de todos los hombres— la ley moral. Lo que las Escrituras enseñan, la Confesión lo sintetiza. Los Diez Mandamientos comenzaron a funcionar en la vida del hombre en el jardín del Edén.51 Luego fueron escritos por Dios en tablas de piedra y funcionaron como el centro de la ley de Dios para el Israel del Antiguo Pacto y como la forma especialmente revelada de la ley escrita en los corazones de los hombres. Finalmente, los Diez Mandamientos están escritos en los corazones de todos los cristianos del Nuevo Pacto como una de las bendiciones de ese pacto. Los Diez Mandamientos trascienden los pactos porque son básicos y fundamentales. Trascienden todos los pactos y todas las culturas. John Murray dijo:
Sin duda se admite que los Diez Mandamientos son el centro de la ética bíblica. Cuando aplicamos el método bíblico-teológico al estudio de la Escritura observamos que los Diez Mandamientos, como se promulgaron en el Sinaí, eran la forma concreta y práctica de principios que no comenzaron a tener relevancia entonces, sino que ya eran relevantes desde el inicio. Y también observaremos que, así como no comenzaron a ser relevantes en el Sinaí, tampoco cesaron de tener