Gloria De La Fuente

El pueblo en movimiento


Скачать книгу

vivir tambaleándonos de crisis en crisis, como ha ocurrido en otros casos, incluso en nuestro país. Entonces, el desafío es cómo se aprovecha la coyuntura crítica para transformarlo en un proceso fundacional.

       DMP: ¿Se trata de la superación del modelo neoliberal?

      MAG: Bueno, repitiendo un poco, cuando se habla de modelo neoliberal, se alude fundamentalmente al modelo de organización social, económica y política heredado de la dictadura y que fue, de alguna manera, corregido y superados algunos de sus déficits por los gobiernos democráticos de centro izquierda con un intento más global de superación de ese modelo en el gobierno de Bachelet, como lo vimos anteriormente. Ahora, yo prefiero hablar de la sociedad, lo que llamamos la sociedad pospinochetista, o sea de la sociedad heredada de la dictadura y corregida, en fin, más que del modelo neoliberal, que daría cuenta del conjunto, pero no define todos los rasgos de esa sociedad. De hecho son los rasgos neoliberales sin duda predominantes en las distintas esferas de la sociedad y la vida cotidiana, pero la sociedad no se agota en eso y en ese sentido, entonces, lo que el estallido, y las demandas, y las movilizaciones están planteando es queremos una sociedad distinta a la que hemos vivido, y que fue heredada de la dictadura, y que tiene una Constitución impuesta de la dictadura por más que se hayan hecho algunas modificaciones, queremos una sociedad distinta. Esa sociedad implica superar el modelo neoliberal, pero también bastante más que eso, o digamos, no solo eso: está en cuestión el modelo de desarrollo, el modelo de relación con el medio ambiente, el orden patriarcal, el modelo de convivencia autoritario o jerarquizado, etc. Y todo ello está atravesado por el neoliberalismo, pero no puede definirse solo en esos términos, y la lucha contra el neoliberalismo, condición necesaria, no va a resolver completamente todas estas cuestiones.

      Se podría decir que el modelo de desarrollo extractivista clásico en Chile tiene rasgos o que es afín al modelo económico neoliberal, pero no necesariamente es neoliberal. Existen modelos extractivistas básicamente dirigidos por el Estado en donde este es el principal agente e incluso propietario de los recursos naturales, de modo que el estallido significa —y en eso retoma como he dicho las movilizaciones de 2011-2012— la superación de la sociedad heredada en todos los distintos campos, y eso incluyendo además transformaciones o superaciones que tienen que ver con el modelo de modernidad.

       DMP: ¿La búsqueda de la superación de esta sociedad fue la causa del estallido? ¿Y será la consecuencia de él?

      MAG: Yo creo que evidentemente uno puede decir en términos abstractos y generales que la causa del estallido es el hastío de una sociedad y de distintos sectores de ella, especialmente los más afectados ya sea por las realidades de la desigualdad, del endeudamiento, de los abusos, ya sea por la frustración de sus expectativas. Estas cosas están todas ellas mezcladas unas con otras y son las que dan el origen a la rabia y a la búsqueda de querer cambiar las cosas y la política que no nos sirve para cambiarlas, por lo menos la política como ha sido hasta ahora. Entonces yo diría que si bien es el malestar la causa del estallido y el no encauzamiento de este malestar por rechazo de las formas políticas establecidas hasta ahora, lo que hay detrás de este malestar, como he tratado de plantearlo, es la búsqueda de la superación de la sociedad heredada de la dictadura y que caracterizamos como modelo neoliberal, pero que tiene muchos otros aspectos que no son solo encapsulables en el concepto de lo neoliberal. Y en este sentido, entonces, insistiría en que lo que las demandas y las movilizaciones han planteado es una especie de piso ético que tiene que ver con la superación de las desigualdades de un orden económico y social en que el abuso es predominante en todas las distintas dimensiones —y en eso es muy importante la dimensión de género—, es decir, el rechazo a esa sociedad y el percibir que hay indicadores, políticas y voluntades de superar esa sociedad a través de medidas que no son solo resolución de demandas inmediatas, sino que son medidas estructurales de creación de un nuevo orden. Un proceso por el cual se reencuentre la política, que no tiene hoy día espacio de legitimidad, con el mundo social y con los diversos actores. Esas, a mi juicio, son las dos condiciones por las cuales uno podría decir: “sí, estamos en un proceso, el estallido sirvió no solo para expresar el malestar y el rechazo sino también para generar un proceso de transformación que lleve a otro modelo societal y a otra vinculación con la política”.

       GDF: ¿Cómo entonces se relaciona lo vivido con la denominada tercera ola feminista en términos más específicos?

      MAG: Es posible que en el inicio del estallido el componente feminista no aparezca, digamos, tan directamente, porque aparecen las demandas que tienen que ver con el impacto en la vida cotidiana, fundamentalmente el tema del pasaje del metro y otras. Pero es difícil que se produjera una movilización tan masiva, tan diferenciada, tan radical respecto de las demandas y de las condiciones para terminar con las movilizaciones, para deponerlas, sin el 8 de Marzo de 2019, las movilizaciones de la conmemoración del día internacional de la mujer que fueron de las más grandes en todo el mundo según se ha dicho. Entonces, de alguna manera, y estas cosas no son fáciles de explicar o de mostrar, pero es claro que, en la decisión de lanzarse en movilizaciones radicales, que también van a abrir espacios a la violencia, está cierta seguridad de que van a ser apoyadas por otros movimientos y por otras demandas. Y la movilización feminista, a mi juicio, añade fundamentalmente la demanda de igualdad, la demanda del término de los abusos, y de dignidad. Estas aparecen como unas de las más fundamentales en la sociedad, de las más presentes por la realidad que viven en todos los campos de la vida social las mujeres, pero a su vez la demanda y el movimiento feminista le da al movimiento del estallido uno de sus componentes utópicos y transformadores principales.

      Y este es uno de los elementos claves de lo que hemos analizado del drama de los movimientos sociales: su dificultad de aceptar una instancia diferente a ellos mismos y a la realización por ellos mismos de las transformaciones y del cumplimiento de las demandas, y por lo tanto, la dificultad de aceptar la esfera que hemos señalado tiene una identidad propia que es la política; y eso hace que haya una permanente tensión con el mundo de la política y que en el caso del feminismo tiene una fundamentación muy clara que es precisamente que a lo largo de la historia de la humanidad y del país las demandas de las mujeres han sido de alguna manera invisibilizadas y el mundo de las instituciones, todas ellas, ha sido un mundo propio de la sociedad patriarcal. Entonces, el movimiento feminista tiene la particularidad que aporta uno de los elementos centrales, a mi juicio, de esta dimensión civilizatoria de superación ya no solo de la sociedad pospinochetista, sino superación de un orden civilizatorio que era la sociedad patriarcal y eso le da un componente utópico, un piso ético, a todos los movimientos sociales en los cuales participa el movimiento feminista, en este caso, esto que hemos llamado el estallido, que a mi juicio es más que un estallido porque es también un proyecto y un movimiento.

       DMP: Considerando que tras las movilizaciones del 2011 y 2012 nace un nuevo actor político, el Frente Amplio, cómo relaciona el estallido con la emergencia de nuevos actores políticos y el sistema político en general.

      MAG: El Frente Amplio es claramente una expresión política, un resultado político de las movilizaciones del 2011-2012 y que de alguna manera, independientemente de la retórica, deja el movimiento social y pasa a ocupar un campo importante en la esfera política con problemas que no vamos a analizar en este momento, pero cambia definitivamente el panorama del espectro político chileno donde el espacio de la izquierda deja de ser monopolizado básicamente por los Partidos Comunista, Socialista y algún otro que se considerara de izquierda, y en cambio ahora lo que tenemos es el surgimiento de una nueva izquierda. Si ese nuevo actor político representa o no los sectores movilizados en el 2011-2012 es claro que está en cuestión, no es seguro que sea un actor que represente; es un actor político importante, pero que es el representante político de esa dimensión del movimiento social del 2011-2012 no está aún definido. Y en ese sentido, es explicable que de las movilizaciones surgiera un actor político que expresara el descontento —en ese momento con la Concertación y después con la Nueva Mayoría— e intentara canalizar las demandas de un movimiento social que no habían sido satisfechas. Y entonces, eso es el Frente Amplio.

      Ahora estamos, yo creo, frente a una situación diversa. El estallido y el proceso de salida, por ejemplo, por la vía del proceso constituyente,